El peronismo bonaerense atraviesa un momento clave camino a lo que serás las elecciones legislativas del año próximo. Y los intendentes lo tienen más que claro. La interna que vive el movimiento a nivel provincial es tan amplia que empuja a los jefes comunales a tomar partido por una u otra corriente interna.

La discusión es heterogénea, pero tiene su base y su contexto. Lo que intentan poner en juego, tanto de un lado como de otro, es la conducción y su consecuente representación. O, mejor dicho, quienes buscan modificar la fórmula utilizada durante los últimos años y ofrecer un cambio de liderazgo y los que pretenden continuar con una misma receta política.

La situación actual es compleja. El acto que llevará a cabo el gobernador Axel Kicillof este sábado en Mar Chiquita servirá, en los hechos, para terminar de definir ciertas afinidades. No será en concreto, un encuentro del peronismo en general sino más bien una nueva oportunidad, esta vez en el interior bonaerense, de elevar las banderas de aquellos que promueven al mandatario provincial como principal líder de la oposición nacional y ya lo presentan como el próximo candidato a presidente para 2027.

Por su parte, en esta nueva temporada de actos, lo que sucederá el próximo 20 de septiembre en La Plata, mostrará la otra cara de algo que hasta hora podría considerarse la misma moneda. Ese día, el presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner se presentará en el Club Atenas bajo el slogan “La Provincia se organiza, la Patria no se vende”. El titular de La Cámpora lleva cuatro meses de silencio en relación a los medios. Y, sin dudas, esta será una nueva oportunidad para medir la llegada de su corriente en contraposición con el kicillofismo.

Estandartes de la interna

El intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, y su par de Quilmes, Mayra Mendoza, son las dos caras visibles de la puja partidaria. El exministro de Desarrollo Territorial viene manteniendo todo tipo de reuniones con actores del peronismo de todos los tiempos. Además, también realizó distintos encuentros en diversos municipios con el fin de amplificar la palabra de Kicillof. Y esto, como era de esperar, le trajo todo tipo de problemas.

Una cosa es conducir y otra, liderar. Se puede tener un líder, Cristina es una líder natural para gran parte de la sociedad, pero necesitamos a alguien que conduzca el movimiento y eso hay que construirlo”, sostuvo el jefe comunal en una de las declaraciones que mayor impacto provocó hacia adentro. “Vamos a generar las herramientas que tengamos que generar para competir en 2025. Viene el tiempo en el que esto se dirime en las urnas, los que reclaman unidad la quieren teniendo la lapicera. Si yo tengo la lapicera la unidad es fácil”, agregó.

Por su lado, Mendoza considera que poner en duda la conducción de CFK no tiene sentido. Como tampoco lo tiene visitar distritos que son comandados por representantes de La Cámpora como Quilmes y Lanús. Fue justamente después de uno de esos desembarcos, que la jefa comunal encaró a Ferraresi y lo tildó de “cagón” adelante del propio gobernador.

Cómo juegan los intendentes del GBA en la puja entre el kicillofismo y La Cámpora

Como parte de la interna, Mendoza fue a fondo y ahora busca poner en aprietos a Ferraresi por medio del Puerto de Dock Sud. ¿Su reclamo? Quilmes y Lanús son parte de la zona portuaria, por eso desde febrero de este año tenemos a Julián Álvarez como Director representante de ambos municipios. Nuestro reclamo es que se considere el daño que hacen a nuestras calles, cableados, obras hidráulicas y hasta viviendas el paso de los camiones de toneladas mayores a las permitidas. Tenemos el acompañamiento de los vecinos y el compromiso del gobernador para intervenir y asegurar que no existan ciudadanos de primera y de segunda", manifestó la intendenta como parte de un reclamo que ya tomó vía judicial.

Detrás de este enfrentamiento también está el posicionamiento interno de cara a lo que serán las futuras elecciones provinciales de 2027. Tanto Ferraresi como Mendoza se muestran como potenciales candidatos a reemplazar a Kicillof, quien más allá de cualquier movimiento no podrá intentar revalidar su gestión debido a que ya tendrá dos mandatos en su haber.

De un lado y de otro

En el conurbano bonaerense, además de Ferraresi, son cinco los intendentes que ya se posicionaron en favor de Kicillof. Y, desde sus distritos, trabajan para consolidar una alternativa que, también, les permita lograr una representación fuerte a nivel provincial, a través de la Legislatura, como también en las listas locales. 

Se trata de Fernando Espinoza (La Matanza), Juan José Mussi (Berazategui), Pablo Descalzo (Ituzaingó), Mario Ishii (José C. Paz) y Andrés Watson (Florencio Varela). Los cinco bien posicionados detrás de la figura del gobernador. Algo que también se extiende con mayor fuerza ya por fuera del GBA.

Por su parte, La Cámpora hoy maneja tres distritos del Conurbano. Además de en Quilmes, manda en Lanús, a través de Julián Álvarez, y en Hurlingham, con Damián Selci a la cabeza. Sin embargo, la organización de Máximo Kirchner mantiene fuertes alianzas con diferentes sectores internos del peronismo. 

Este es el caso de Nuevo Encuentro, con Lucas Ghi (Morón); la dirigencia que responde a Martín Insaurralde, con Federico Otermín (Lomas de Zamora), como su cara visible y también a Gustavo “Tano” Menéndez (Merlo); y un sector del Movimiento Evita, que busca sumar más distritos y que ya tiene el apoyo del presidente del PJ de PBA para volver a dar la batalla interna en La Matanza. De allí Máximo suma a Mariel Fernández (Moreno). 

Cómo juegan los intendentes del GBA en la puja entre el kicillofismo y La Cámpora

Al medio y afuera

No todos los intendentes del Gran Buenos Aires tomaron postura en torno a la compulsa interna. Y los motivos son diferentes. Desde que quedó afuera de la puja por la presidencia de Cámara baja de la Legislatura bonaerense, Mariano Cascallares (Almirante Brown) tomó distancia de Insaurralde. El jefe comunal no tomó para bien el descarte y su ligazón con el grupo del exjefe de Gabinete bonaerense se enfrió. Y en ese marco, se mantiene distante de la disputa.

El caso de Fernando Moreira (San Martín) es más marcado. El jefe comunal responde al ministro de Infraestructura bonaerense, Gabriel Katopodis, quien siempre busca ser nexo entre ambos sectores. Su rol es el de conciliador. Pero además, el exfuncionario nacional durante el gobierno de Alberto Fernández tiene un fuerte deseo de posicionarse de cara al 2027. Tanto Leo Nardini (Malvinas Argentinas) como Gastón Granados (Ezeiza), tampoco toman posición en la interna. Y se muestras abocados a la gestión local.

Cómo juegan los intendentes del GBA en la puja entre el kicillofismo y La Cámpora

Ya por fuera de la discusión entre unos y otros se encuentran tres intendentes con motivos diferentes. Juan Andreotti, a cargo de San Fernando, juega por dentro del Frente Renovador, un partido que suele tener idas y vueltas tanto con Kicillof como también con Kirchner. Sin definiciones y a la espera de jugar una carta fuerte para dar la pelea de cara al 2025, el massismo no tomó partido y, de seguro, también intentará subirse a la discusión por afuera.

El caso de Fernando Gray (Esteban Echeverría) es el más marcado. Enfrentado con La Cámpora, el jefe comunal recorre la Provincia en pos de sumar voluntades para volver a las raíces y dar la discusión primero desde la conducción del PJ. Vale recordar que Máximo fijó fecha de elecciones para el próximo 17 de noviembre. Sin embargo, nadie cree que las mismas vayan a desarrollarse.

Cómo juegan los intendentes del GBA en la puja entre el kicillofismo y La Cámpora

El extitular del PJ provincial unió fuerzas con otros dirigentes como el exintendente de Hurlingham, Juanchi Zabaleta, y apuesta por volver a abrir las puertas del partido para recuperar su identidad original. Gray no participa de ninguna de las reuniones convocadas tanto de un lado como de otro.

Para cerrar, Julio Zamora (Tigre) lleva adelante su rol como intendente por fuera de todas las discusiones habidas y por haber. Es otro de los jefes comunales que apuestan a la gestión local y se mantienen al margen de una serie de discusiones que, como suelen afirmar muchos, nada tienen que ver con la agenda de la gente.