Sostener el equilibrio fiscal en 2025 demandará más ajuste del gasto
La decisión de sostener el superávit primario y financiero exigirá una nueva ronda de ajustes.
El compromiso del Gobierno en materia fiscal está fuera de discusión y ha sido uno de los pilares de la estabilización durante el año pasado y la mejor carta de presentación para un nuevo acuerdo con el FMI. Quedó plasmado en el artículo 1 del proyecto de presupuesto que envió al Congreso, aunque finalmente no se tratara.
Pero con ingresos moviéndose a la baja y agotada la principal fuente de ajuste que operó el año pasado (el gasto previsional explicó casi 1⁄4 de la mejora del resultado primario), la decisión de sostener el superávit primario y financiero exigirá una nueva ronda de ajustes, que entendemos el Gobierno igualmente llevará a cabo por más desafiantes que sean.
Menores ingresos
1. 2025 inició con el Impuesto País ya eliminado y el anuncio de la baja de retenciones:
para el agro hasta junio y para las exportaciones de las economías regionales de
manera permanente. Lo primero significará menores ingresos por el equivalente a
1,1% del PBI; lo segundo en torno a 0,13% del PBI.
2. Este año tampoco contará con lo producido por la moratoria y el blanqueo que fueron
impulsados en el paquete fiscal y supusieron ingresos por 0,31% del PBI en 2024.
3. También tendrán incidencia los adelantos del Impuestos a los Bienes Personales que
se hicieron vía el REIBP durante 2024 (pagos de 5 años de manera anticipada) y la baja
de alícuotas que se promovió para adelante, que estimamos recortarán la recaudación
del impuesto en 0,3% del PBI en 2025.
4. Desde el 30/4 los Bopreales Serie 1 podrán ser utilizados para pago de impuestos.
Quedan cuestiones pendientes de definir/entender en cuanto a su tratamiento y
contabilidad, pero esto podría representar menores ingresos netos para el Tesoro por
un máximo de USD 1.000 M, equivalente a otros 0,13% del PBI.
5. En contraposición, el crecimiento de la actividad puede compensar estos menores
ingresos traccionando la recaudación de IVA, Créditos y débitos, Combustibles y
Ganancias (este último también por la baja del mínimo no imponible a la 4ta categoría
y por mayores anticipos del impuesto determinado).
6. En total proyectamos ingresos tributarios 1% del PBI más bajos que en 2024.
7. La carga de intereses de la deuda pública demandará recursos por 1,6% del PBI en
2025.
8. Los pagos están concentrados en el cupón creciente de Bonares y Globales (USD
3.000 M) y en los compromisos con el FMI (USD 1.920 M, calculados antes del nuevo
acuerdo). Respecto de la deuda en pesos hay que recordar que el Gobierno ha ido
colocando mayormente títulos con interés capitalizable (pe. Lecaps y Boncaps) que
no impactan en la cuenta de intereses, pero engrosan el stock de deuda del Tesoro.
Este efecto contable permitió conseguir el equilibrio financiero de manera menos
agresiva en términos de gasto. En 2024 estos intereses escondidos en más deuda sumaron el equivalente a 2,5% del PBI (por lo que el resultado financiero corregido se
reduce a un déficit de 2,2% del PBI).
9. Asumiendo que la misma práctica operará este año, la carga de intereses
contabilizados resultará 0,1% del PBI menor, lo que supondrá un nuevo alivio en
términos de gasto.
El ajuste demandado en el gasto primario
10. Con ingresos moviéndose a la baja en aproximadamente 1% del PBI, y aun cuando la
carga de intereses resultare menor a la del año pasado, la demanda de ajuste del gasto
todavía será relevante si se quiere sostener el equilibrio financiero: aproximadamente
0,9% PBI.
11. Algunos rubros del gasto cuentan con dinámica propia, lo que terminaría elevando
la exigencia de ajuste sobre otras partidas. El principal rubro con actualización
automática es el gasto previsional que ajusta en función de la fórmula de movilidad2
.
También habría que contar lo destinado a asignaciones familiares (tanto las
tradicionales como la AUH) y pensiones no contributivas cuyos valores están
atados a la misma fórmula. En un escenario de desinflación, el ajuste por inflación
pasada resulta fiscalmente expansivo.
12. Estimamos que esta automaticidad en un bloque que representa el 47% del gasto
primario demandará mayores recursos por 0,4% del PBI en 2025. Y, como dijimos,
para sostener el equilibrio financiero, esto exigirá que el ajuste del resto de gasto
se eleve a 1,3% del PBI en 2025.
13. Hay que recordar que, en 2024, el gasto primario fue recortado 4,5 pp del PBI, cerrando en un total de 15,1% del PBI, el nivel más bajo en 16 años.
14. El gráfico de la página siguiente muestra la participación relativa de distintos
componentes del gasto primario sobre el total.
15. Si bien las ganancias de eficiencia en todas las áreas del Estado son deseables, el
aporte de algunos rubros en términos de ahorro será menor. Algunas partidas
fueron recortadas sensiblemente en 2024 por lo que mayores recortes de
presupuesto podrían generar problemas de gestión. A su vez, restricciones
políticas en un año electoral podrían operar con más fuerza demorando ajustes en
algunas áreas sensibles.
16. El gasto en obra pública, que en 2024 se redujo a un mínimo de 0,4% del PBI - 1⁄4 del
nivel previo- integra en primer grupo. En este caso, más allá del freno en la expansión
de nueva infraestructura, el deterioro del capital existente después de dos años de
no inversión podría terminar atentando contra la mejora de competitividad que
intenta elevar el gobierno.
17. También las transferencias a las provincias podrán aportar poco este año en
términos de ajuste. En 2024 fueron achicadas de 0,8% a 0,3% del PBI. La mayor
parte obedeció a la eliminación del Fondo de Incentivo Docente (0,2% del PBI en 2023)
y al Fondo de Fortalecimiento Fiscal de la Provincia de Buenos Aires (0,1% del PBI).
Para 2025, en otro año sin presupuesto, los créditos asignados, se concentran en el pago a la CABA en compensación de los 1,55 pp retenidos de la Coparticipación3
(27% del total destinado a provincias), en el Plan Nacional de Alfabetización lanzado por el gobierno (10% del total) y en la distribución (discrecional) de ATNs (15% del total).
18. En el otro extremo, los giros a Universidades no terminaron sufriendo mayores ajustes
en 2024, sosteniéndose en torno a 0,6% del PBI (4% del gasto primario) después de
enfrentar una movilización social en contra de un menor gasto.
19. Así, el gasto operativo, el gasto en programas sociales y en subsidios lucen como las
principales fuentes de ajuste para 2025.
20. En el caso de los subsidios, que todavía representan gasto por 1,5% del PBI, la
contracara serían nuevos aumentos de tarifas, principalmente sobre la población
de menores ingresos cuyos reajustes fueron demorados este año. Este rubro, sin
dudas, se sienta en primera fila como opción para mantener el resultado financiero
equilibrado. Sin embargo, el hecho de que se insista en querer mostrar un sendero
desinflacionario antes de las elecciones, junto con la posibilidad de que un
cambio en la estrategia cambiaria (dentro del marco de un nuevo acuerdo con el
FMI) también impacte en precios, puede restar probabilidades en que se haga
rápido, y que lo que se termine modificando en tarifas sea demasiado poco y
demasiado tarde para un reflejo evidente en las cuentas fiscales de 2025.
21. En el gasto operativo, hasta el momento primó la licuación de salarios, de beneficios sociales como el bono a jubilados y otros programas atados al SMVM. También un recorte de la planta estatal y de beneficiarios sociales según lo indicado por el
Gobierno. Pero después de un año de gestión, la existencia todavía de nichos de
ineficiencia y privilegios seguramente pueda ser parte de una “motosierra” más
estudiada y menos compulsiva que intente mejorar la eficiencia del Estado y no
su achicamiento per se.