El presidente realizó 13 viajes al exterior en poco más de ocho meses de gestión. Aunque algunos fueron con fines oficiales, otros, como su participación en eventos partidarios y la recepción de premios personales, han generado críticas sobre el gasto que implican para el Estado argentino. A través de vuelos presidenciales, viajes en aerolíneas comerciales y vuelos privados, el total invertido en estos viajes asciende a más de US$ 1.185.542, según datos obtenidos mediante pedidos de acceso a la información pública.

De ese total, el 27% se destinó a actividades no oficiales, como su participación en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) y la recepción de premios en Europa. La cifra de US$ 321.125 destinada a estos viajes representa más de 4.000 asignaciones universales por hijo o 1.053 jubilaciones mínimas, un contraste que ha generado críticas, especialmente considerando el discurso "anti-gasto" del mandatario.

Viaje 1: CPAC en Washington D.C.

En febrero de 2024, Milei viajó a Estados Unidos para participar en la CPAC. Este evento partidario reunió a figuras del conservadurismo, y aunque no fue un viaje oficial, fue cubierto con fondos del Estado, alcanzando un costo de US$ 7.124. Además de su participación, se reunió con el ex presidente Donald Trump.

Viaje 2: Premio "Embajadores de la Luz"

En abril de 2024, Milei y su hermana, Karina, recibieron el premio "Embajadores de la Luz" en Miami. Este viaje, que incluyó un vuelo privado a Texas para reunirse con Elon Musk, costó US$ 12.211, más un gasto adicional de US$ 39.750 para el vuelo a Texas, donde no se establecieron acuerdos oficiales.

Viaje 3: Acto de Vox en España

En mayo de 2024, el presidente asistió a un acto del partido español Vox en Madrid, donde presentó su libro y dio un discurso en un evento partidario. Este viaje de tres días, financiado con la flota presidencial, tuvo un costo de US$ 118.346. A pesar de su presencia, no hubo reuniones con líderes oficiales del gobierno español.

Viaje 4: Premios en España y Alemania

En junio de 2024, el Jefe de Estado volvió a Europa, donde recibió el premio Juan de Mariana en España y la medalla Hayek en Alemania. Aunque en este viaje se reunió con el canciller alemán Olaf Scholz, buena parte de su agenda incluyó actos de índole personal y partidaria. El gasto total fue de US$ 180.015.

Viaje 5: CPAC en Brasil

En julio de 2024, Milei viajó a Brasil para asistir nuevamente a la CPAC, esta vez en Camboriú. El vuelo costó US$ 3.428, y el presidente no mantuvo reuniones con funcionarios del gobierno brasileño. Mientras tanto, el país estaba siendo representado en la Cumbre del Mercosur por su canciller, Diana Mondino, lo que generó críticas por su ausencia.

El contraste entre el discurso de Milei, que ha criticado duramente el gasto público y a la llamada "casta política", y los gastos generados por estos viajes no pasa desapercibido. Si bien el presidente ha insistido en la necesidad de reducir el déficit fiscal y eliminar el gasto innecesario, los viajes que han tenido fines partidarios o personales se financian con recursos del Estado.

Las cifras son contundentes: más de un cuarto del total invertido en sus viajes al exterior fue destinado a actividades que no generaron un beneficio concreto para el país. ¿Qué tan coherente es este comportamiento con la retórica de Milei sobre la austeridad y el combate a la casta política?

Las preguntas sobre la necesidad de estos viajes son inevitables. ¿Es justificado destinar más de US$ 321.000 para participar en conferencias y recibir premios que, en muchos casos, no han tenido repercusión en la agenda política nacional? La insistencia de Milei en reducir el gasto estatal contrasta con estas cifras.

Algunas voces señalan que estos viajes representan un despilfarro que no se condice con la situación económica del país. Con un déficit fiscal creciente y un ajuste en marcha que afecta áreas sensibles como la salud y la educación, el uso de fondos públicos para viajes no oficiales es motivo de crítica.

En un contexto donde el presidente busca implementar reformas económicas que afectan a los sectores más vulnerables, la pregunta de fondo es si este tipo de gastos son éticos. ¿Puede un mandatario que habla de eliminar el déficit justificar el uso de recursos públicos en viajes que no redundan en beneficios directos para el país?

Al final, el costo de estos viajes no es solo económico. También genera un impacto en la credibilidad de un presidente que ha basado su campaña en la austeridad y la transparencia. ¿Es coherente Milei con su propio discurso? ¿Hasta qué punto se puede hablar de un verdadero combate contra la "casta" cuando se reproducen los mismos vicios que critica?