Es la hora de la siesta y, recostado en su cama, el hombre repasa cada palabra que dirá en una hora después, frente a las personas que irán a visitarlo. Debe ser preciso, hablará en representación de varios, y es la primera vez en muchos años que serán escuchados. Sobre la mesa, una carpeta con el detalle de sus peticiones y las de sus compañeros, que redactaron con celo durante días: van a entregársela -como convinieron- a los diputados oficialistas que deben estar por llegar al penal de Ezeiza, donde él y sus viejos camaradas cumplen condenas. 

Es Raúl Guglielminetti, tiene 83 años y a pesar de la edad, mantiene la estampa de galán maduro de mirada torva que supo seducir y espantar durante décadas a todos quienes lo conocieron. El tiempo sobra en esa habitación con mobiliario de algarrobo y aire acondicionado que funge como celda y Guglielminetti, que supo ser el "Mayor Guastavino"o "Ronco", repasa a diario sus otras vidas, sus otros ámbitos, como si fuesen propias y a la vez ajenas. Miles en una. 

A mediados de los sesenta, cuando en Argentina se sucedían gobiernos democráticos y golpes militares, fue incorporado como agente civil al Servicio de Inteligencia del Ejército. Jamás pasó por ninguna institución militar pero ya entonces se hacía llamar "Mayor" si consideraba que la situación lo requería. Sin embargo, cuando recaló en Neuquén como parte de sus primeras misiones, dijo ser locutor y periodista deportivo, y empezó a trabajar en en LU5 y en el diario "Sur Argentino", el diario de la familia Sapag. En los pasillos ya se decía que era "servicio". Lo despidieron ni bien asumió Cámpora en el gobierno. 

Pero pasó poco tiempo hasta que consiguió un nuevo rol, y fue el inicio en la maestría del buchonaje, el secuestro y la picana. Cuando murió Perón en el 74 la derecha peronista tomó el poder y asumió el siniestro Oscar Ivanissevich como ministro de Cultura y Educación.  Guglielminetti, que como buche del Ejército colaboraba con la Triple A, recaló en la Universidad del Comahue como secretario del Rectorado. Por supuesto, si nunca había pasado por una academia militar y tampoco había estudiado periodismo, en este caso tampoco tenía ninguna formación en docencia: su rol era la persecución y el buchoneo.

Con la llegada de la dictadura, Guglielminetti pasó a formar parte de la patota del Batallón 601, y fue a Bahía Blanca a hacerse cargo del centro clandestino de detención y exterminio "La Escuelita". Allí fueron asesinados decenas de secuestrados -algunos en falsos enfrentamientos-, y  mujeres embarazadas parieron niños que aún son buscados. "Ronco" era experto en una de las torturas clásicas del sitio:  colgar a los presos durante horas y de cabeza, en la boca de un aljibe, mientras los picaneaba en los pies. 

Orlando Balbo, un maestro secuestrado detenido en el Centro Clandestino "La Escuelita" que quedó sordo por las torturas, dijo: "Reconocí la voz del torturador porque la conocía de la radio". Marta De Cea, otra secuestrada, dijo: "Yo no podía ver a los interrogadores, pero tuve la certeza de que uno era Guglielminetti. ¡Yo tenía registrada su voz de cuando estaba en LU5!"

En 2021 Raúl Guglielminetti fue condenado a prisión perpetua por los crímenes cometidos en ese centro clandestino. Pero aún falta mucho por contar de su historial. Este es solo el principio y luego de su paso por "La Escuelita", donde solo participó de rapiñas y robos menores, se especializó la ruta del dinero: desde entonces, todo lo que hará  el criminal será para abultar las cuentas bancarias que abrió en el exterior. 

Superintendencia de Seguridad Federal 

La Superintendencia de Seguridad Federal funcionaba en el edificio oficial de la Policía Federal Argentina, ubicado en la calle Moreno en el centro porteño, y sus instalaciones se habían transformado en un verdadero centro clandestino de detención. La madrugada del 18 de marzo de 1977 Guglielminetti, junto a otros miembros de la patota de SSF y del Batallón 601 subieron a varios autos sin patente. En un Citroen, que era propiedad de un detenido ilegal, Luis Alberto Fuentes, encerraron a cuatro personas que tenían cautivas desde hacía varios meses: el médico Norberto Gómez, su esposa Ana Teresa del Valle Aguilar, el funcionario de la DGI Julio Enzo Panebianco (quien era el marido de María Fernanda Martínez Suarez, sobrina de Mirtha Legrand) y la funcionaria de Rentas Elena Kalaidjian. Cuando llegaron a la calle Lavardén, del barrio Parque Patricios, los acribillaron a balazos dentro del auto. Los medios dijeron que había sido un "enfrentamiento", ese viejo método que Guglielminetti ya había aplicado en Bahía Blanca, por ejemplo, con el militante asesinado Gabriel Del Río. 

Las casas de los cuatro asesinados fueron completamente desvalijadas. Las cuentas bancarias y las cajas de seguridad, vaciadas por completo. Nunca se recuperó nada de ese botín que engrosó las arcas de los asesinos. 

Por estos crímenes Guglielminetti fue condenado a prisión perpetua en 2019.

El caso Chavanne-Industrias Siderúrgicas Grassi

A las órdenes de "Pajarito" Suárez Mason, capitoste del grupo de tareas del Batallón 601, Guglielminetti -que ahora comparte prisión con Carlos Suárez Mason hijo- y otros integrantes de la patota, bajo las directivas del entonces presidente de la Comisión Nacional de Valores Juan Alfredo Etchebarne y la colaboración de abogados y contadores de la CNV y el Banco Central de la República Argentina (BCRA); secuestraron a veintiocho personas entre el 13 de septiembre y el 8 de noviembre de 1978, y las llevaron al Centro Clandestino que funcionó en Campo de Mayo. 

Raúl Guglielminetti y la fabrica de veinte millones de dólares para comprar su libertad

Algunas de esas personas eran directivos de dos grupos económicos: Chavanne, y Siderúrgica Grassi, una empresa industrial en expansión. Pero también se llevaron a familiares y amigos de esos empresarios, por las dudas. En 1978, ambas empresas se habían asociado para comprar el Banco de Hurlingham de la familia Graiver, donde supuestamente estaba depositado el dinero que Montoneros había cobrado tras el secuestro de los hermanos Juan y Jorge Born. 

El propio José Alfredo Martínez de Hoz se interesó en la “compra” de ese banco. Según consta en la causa a cargo del juez federal Daniel Rafecas, en junio de 1978, en el marco de un congreso de finanzas, el entonces ministro de Economía le dijo a Grassi:

-Queremos comprar el Banco de Hurlingham.

Grassi le dijo que no lo vendía y Martínez de Hoz le replicó:

-No sabés lo que estás haciendo.

El Banco de Hurlingham, que permanecía intervenido desde la muerte de Graiver, fue liquidado por el Banco Central y cerrado. Los detenidos ilegalmente estuvieron casi dos años en las mazmorras, hasta que recuperaron la libertad, cuando sus patrimonios habían sido totalmente saqueados.  La mayoría de los responsables de los secuestros y el robo murieron antes de llegar a juicio. Guglielminetti fue condenado a diez años por esta causa, y el dinero robado jamás apareció. 

Plan Cóndor y Automotores Orletti 

Entre mayo y noviembre de 1976, el período en el que funcionó el Centro Clandestino de Detención Automotores Orletti, en un viejo taller mecánico de la calle Venancio Flores al 3500 del barrio Floresta;  el "Mayor Rogelio Guastavino" se mostró como el amo y señor de la picana. Junto con él y como parte de la SIDE, capitaneaba un rey del secuestro y el afano: Aníbal Gordon. 

En esos pocos meses, y hasta que tuvieron que cerrar el Centro porque una pareja secuestrada logró escapar, pasaron por allí mas de trescientas personas, muchas de ellas hoy desaparecidas luego de largas sesiones de torturas que incluían corgalas con gruesas cadenas por las muñecas, y mantenerlas suspendidas en el aire hasta que se descoyuntaran. Marta Bianchi y su esposo Luis Brandoni también pasaron por allí en calidad de secuestrados y fueron liberados prontamente cuando el caso se hizo público. “Nacieron de nuevo, hoy es el día que tendrán que festejar toda la vida”, reveló la actriz que le dijo el ya fallecido Gordon al anunciar su liberación. 

No tuvieron la misma suerte los mellizos Gustavo y Ricardo Gayá, Marcelo Gelman, Dardo Albeano Zelarayán y Ana María del Carmen Pérez, a quien liquidaron con un tiro en el abdomen y un embarazo de nueve meses. Todos ellos aparecieron años después, dentro de tambores de nafta en las costas del Río Luján. Estos detenidos y asesinados eran parte del "Plan Cóndor", la trama internacional del plan de exterminio: a Automotores Orletti llegaban, como en este caso, los secuestrados en Uruguay y otros países vecinos. 

Gordon y Guglielminetti tenían aceitado el mecanismo de saqueo, eran dos ladrones profesionales y lo expoliado a las víctimas, era rápidamente reducido por los dos en un enorme alambique de pasamanos que incluía a toda la banda que, ya en democracia, se dedicaría a los secuestros extorsivos. Pero ese Centro Clandestino fue el puntapié inicial para la proyección internacional de "Ronco". La carrera era meteórica. 

Por los crímenes de Automotores Orletti Raúl Guglielminetti fue condenado a veinte años de prisión. Por los robos, asesinatos, torturas y desapariciones cometidos en otros centros clandestinos del circuito ABO (Atlético - Banco - Olimpo) donde siguió luego del cierre de Orletti, fue condenado a 25 años de prisión. En todos trabajó codo a codo con Aníbal Gordon y la fortuna personal comenzó a crecer. Gracias a los robos, se compró un campo en Mercedes al que llamó "La Mapuche". 

Grupo de Tareas Exterior: las puertas al mundo

A partir de 1978 y por recomendación directa de Jorge Rafael Videla Guglielminetti pasó a dirigir el Grupo de Tareas Exterior, más conocido por sus siglas: GTE; y fue su gran salto a la vida de lujos que siempre soñó. Encontró un coequiper con las mismas ínfulas de poder y dinero, el bon vivant Leandro Sanchez Reisse quien también revestía como parte de la patota del Batallón 601. Juntos harían grandes negocios desde la casa que compraron con dinero que escamotearon de los gastos reservados de la SIDE en 3240 NE 40th St, Fort Lauderdale de Florida, una enorme mansión con embarcadero propio, donde Sanchez Reisse atracaba el yate del que también se hizo dueño. 

Los dos manejaban mucho dinero enviado no solo por la dictadura argentina, sino por otros dictadores de la región, con el fin de financiar a "los contras" de Nicaragua. Entre cursos de perfeccionamiento en la CIA e incursiones en América Central y el Caribe donde, casi como pasatiempo, una noche hizo volar por los aires la sede de “Radio Noticias del Continente”, en Costa Rica, se hizo tiempo para forjar vínculos con diversos personajes oscuros de Miami les abrió las puertas de otros emprendimientos. 

Si los secuestros dejaban buenas ganancias, el narcotráfico también, y no es cuestión de poner todos los huevos en una sola canasta. Raúl Guglielminetti se unió a "Omega", la organización de narcotráfico y venta de armas más importante de Miami a fines de los

 setenta y, para lavar la imagen, montó un local al que llamó "Silver Dollar",  una casa de numismática y empeño que manejaba el tráfico de armas por donde pasaban, también, sus negocios con la droga. 

Mariana Bosch de Sanchez Reisse
Mariana Bosch de Sanchez Reisse

Una noche a bordo de un nuevo yate, pasados de copas y con varias acompañantes femeninas, Raúl Guglielminetti y Leandro Sanchez Reisse chocaron el mástil al querer pasar por un puente: tan pasados de drogas y alcohol estaban, que nunca pudieron explicarse cómo llegaron a su casa, empapados y entre risas. El barco quedó varado por meses, y como nunca lo reclamaron, se lo terminó llevando la Guardia Costera para su remate. Cosas del dinero fácil. 

Según el mismo Sánchez Reisse, Guglielminetti y él habían lavado más de 30 millones de dólares a través de sus empresas. 

En 1979 Leandro Sanchez Reisse registró en Miami la empresa "Argenshow" junto a su esposa, la prima del vicepresidente del Banco Central Cristian Zimmermann, Mariana Bosch. 

En Buenos Aires, los superiores directos de los dos empezaron a preocuparse: no llegaba la tajada del botín. El teniente coronel Raúl Gatica, el Coronel Roberto Roualdes y el Coronel Enrique Carlos Ferro los mandaron llamar. Los viajes entre Buenos Aires y Miami fueron intensos, y la planificación de otras acciones también. 

Secuestros S.A

En 1979 y luego de fundar "Argenshow", Sanchez Reisse y con parte del dinero que le proveyó Guglielminetti como un socio en las sombras, alquiló oficinas en avenida Santa Fe 962 de Buenos Aires. En el mismo edificio el empresario Fernando Combal tenía la sede de una de sus empresas:  "Asesoría Turística SRL". Combal tenía también otras empresas: "Finsur SA", "Carfina compañía financiera", "Serfico SA", "Cooperativa de Crédito Frutos y Pieles del País Ltda.","Buselman SA", "Raldeme SA", "Ahorroplan SA", empresas en sociedad con "Holfinco SAFIyM", con Osvaldo Prisant y con el banquero David Koldobsky, dueño a su vez de Casa América.

"Argenshow", Sanchez Reisse
"Argenshow", Sanchez Reisse

Sanchez Reisse trabó amistad deliberadamente con Combal, precisamente para eso alquiló en el mismo edificio, y gracias a sus dotes de seductor logró convencerlo de asociarse en "Urbaires S.A", con el fin de traer figuras del espectáculo foráneas a la Argentina. Surge el nombre de Julio Iglesias y de Paul Williams, pues Sanchez Reisse decía contar con la amistad de ambos. Combal empezó a inyectar de dinero a la empresa con ese fin, que pronto se supo no era posible: Sanchez Reisse no solo no los conocía, sino que jamás hizo nada por traerlos. El dinero estaba a resguardo en las cuentas que compartía con Guglielminetti en Miami. 

Y empiezan los secuestros: Koldobsky fue secuestrado por primera vez en enero de 1979; el 13 de marzo, Prisant, dueño además del banco de San Miguel; y el 8 mayo Combal, retenido solo un día luego del pago de casi un millón de dólares de rescate. Según su declaración del día siguiente, le preguntaron por Finsur, los “hermanitos Graiver” y arreglaron el rescate que pagó su socio. Dijo que uno de los secuestradores, antes de irse, le dijo que lo “había entregado una ratita, que seleccionara mejor a sus amigos y no comentara asuntos personales”. 

El 19 de febrero de 1981, volvieron a secuestrar a Koldobsky, su esposa viajó a Suiza para entregar el rescate pero los secuestradores nunca llegaron: Sanchez Reisse estaba detenido y Guglielminetti guardado en Miami. Ante el periodista Juan Gasparini, Sánchez Reisse dijo que el secuestro de Koldobsky fue planeado por Raúl Guglielminetti y el teniente coronel Raúl Gatica.

Nunca pudo demostrase fehacientemente, pero Guglielminetti habría sido parte de la banda que secuestro por primera vez a Osvaldo Sivak, en agosto de 1979, y liberado tras un pago millonario. Del mismo modo con otros secuestros atribuídos a la "Banda de los Comisarios", como el de Clutterbuck. Recién en 1985 se lo procesó por el secuestro extorsivo de Emilio Naum, y para ello se lo extraditó desde España, donde había sido detenido. Fue absuelto y liberado nueve horas después de pisar suelo argentino. 

Casa Sanchez Reisse
Casa Sanchez Reisse

La tajada y la huida

Uno de esos secuestros de empresarios, perpetrados en democracia, fue el de Sergio Meller. El 6 de noviembre de 1984 lo raptaron y recuperó su libertad el 9 de marzo de 1985. Lo tuvieron retenido en la misma casa en la que permaneció cautivo Mauricio Macri, y la familia Meller pagó cuatro millones de dólares para volver a verlo. Pero antes, Guglielminetti se llevó su tajada.

A mediados de noviembre, cuando Meller llevaba unos pocos días en el sótano de la casa de la banda, Raúl Guglielminetti llamó a Jaime Meller, el padre de Sergio, para decirle que él podía colaborar en la liberación del joven. En las conversaciones nunca estaba claro si era un simple extorsionador, integrante de la banda o bien, como pretendía traslucir, un voluntarioso intermediario entre las partes. Un poco por miedo, otro por convencimiento en las capacidades del hombre, la familia Meller le dio dos millones de dólares por su intervención que se redujo a tomar el dinero y huír a España. De donde volvió extraditado para ser puesto inmediatamente en libertad, como dijimos. 

Raúl Guglielminetti
Raúl Guglielminetti

Para entonces, su cara circulaba en todos los medios. En la primavera democrática del 83 y ya afincado entre su campo de Mercedes y Buenos Aires, y con la idea de compartir más tiempo con su esposa y cuatro hijos; vaya a saber por qué alambiques quedó como guardaespaldas de Raúl Alfonsín. Un año más tarde, fue nombrado por el ministro del Interior, Antonio Troccoli, al frente del llamado Grupo Alem, una facción de inteligencia que funcionó en Alem 218. El escándalo que envolvió el segundo secuestro del empresario Osvaldo Sivak obligó a Alfonsín a desarmar el grupo. Guglielminetti logró mantenerse en el área de inteligencia hasta que denunciaron su participación en el secuestro y asesinato de Emilio Naum.

En 1985 se descubrieron armas y explosivos en su casa de Mercedes, y de nuevo se fugó al exterior. Volvió en 1987 y resultó condenado por esa causa y por un robo en un fallo que unificó la condena a seis años de prisión. Solo cumplió cuatro y se dedicó a dar reportajes haciendo gala de sus hobbies: coleccionar armas, emblemas nazis y condecoraciones franquistas.

También se lo acusó de haber participado en el secuestro de Guillermo Patricio Kelly, de falsificar documentos y de robar 300 mil dólares a la casa de cambios Viacor. En varios casos, la Justicia no consideró suficientes las pruebas en su contra.

Por entonces también estaba beneficiado por la ley de obediencia debida en una causa por torturas en

Bahía Blanca. Estaba prófugo desde 2003. En 2006 fue encontrado por Interpol.

La ruta del dinero

Leandro Sanchez Reisse y su esposa, Mariana Bosch, huyeron de la justicia a Suiza, donde finalmente fueron detenidos. La justicia suiza no concedió la extradición que reclamaba la  argentina y los condenó en noviembre de 1983 sólo por “tentativa de chantaje”. Así como habian abierto cuentas y empresas en Miami, también registraron cuentas y cajas de seguridad en Bancos de Ginebra. Sanchez Reisse murió en 2015 en pisión. Su esposa Mariana Bosch Achával vive y está libre. 

Se calcula que Raúl Guglielminetti, entre 1974 y 1987, pudo haber recaudado sólo para él alrededor de veinte millones de dólares producto de secuestros, robos, saqueos, narcotráfico, venta de armas y lavado de dinero. Es imposible saber la cifra exacta. En sociedad con sus cómplices, muchísimo más. ¿Dónde está ese dinero? ¿Quién lo administra? ¿Qué pasó con las cuentas en Miami y en Suiza? Así como al botín de la ruta ESMA, que explicamos en Data Clave, parece estar administrado por Bárbara Franz, la esposa del criminal Miguel Ángel Egea; la ruta de los secuestros de Guglielminetti y Sanchez Reisse podría seguirse tras los pasos de Mariana Bosch Achával.