Mauricio Macri no pierde el tiempo y parece tener claro que, en tiempos de negociación, cada ficha cuenta. Con el Presupuesto 2025 como eje central, el líder del PRO está dispuesto a exprimir su relación con el gobierno de Javier Milei para conseguir fondos que beneficien a su partido en obras públicas y otros pedidos. Mientras el exmandatario evalúa sus próximos movimientos, en el PRO insisten en que, hasta ahora, no ven cambios "para mejor" en el vínculo con el oficialismo.

Este descontento se alimentó tras la última reunión de la Mesa Ejecutiva del PRO, en la que Macri convocó a sus referentes al Centro de Convenciones de la Ciudad el pasado 24 de octubre, mientras jugaba un torneo mundial de bridge. Con estilo auténtico, el expresidente puso sobre la mesa una lista de "gestos" que el Gobierno debería darles a los gobernadores e intendentes del PRO, como partidas para obras públicas y gestiones locales, algo que consideran un “win-win” que también favorece a la Casa Rosada.

Para llevar estas demandas a las puertas del Congreso y del Ejecutivo, Macri designó a Cristian Ritondo como su nexo con Santiago Caputo, estrecho colaborador de Milei. Ritondo, jefe de la bancada del PRO en Diputados, se reúne semanalmente en Casa Rosada con Caputo para transmitir los reclamos de gobernadores e intendentes del PRO. Sin embargo, en las filas macristas aseguran que aún no han visto avances concretos en sus peticiones.

Desde el macrismo, además, insisten en obtener respuestas a temas pendientes, como los fondos de coparticipación para CABA, el ajuste de las cajas jubilatorias en provincias como Chubut y Entre Ríos, y la situación de la represa de Salto Grande. A esto se suma la presión para que el Gobierno acelere las privatizaciones, especialmente en el caso de Aerolíneas Argentinas, un proyecto impulsado en el Congreso por Hernán Lombardi. También exigen la privatización de Corredores Viales S.A., empresa que maneja las rutas más importantes del país, cuya venta es vista por Macri como una “urgencia”.

Para reforzar esta estrategia, Macri convocó esta semana a una reunión de su mesa chica, donde se verán las caras gobernadores como Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Jorge Macri (CABA) y Nacho Torres (Chubut), así como los diputados Diego Santilli y María Eugenia Vidal. El objetivo del cónclave es definir la postura frente al tratamiento de la Ley de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), clave para Milei, que enfrenta resistencia interna en el PRO.

Patricia Bullrich, actual ministra de Seguridad, se encuentra en una encrucijada en esta negociación, ya que busca evitar que el macrismo presione con fuerza al Gobierno en temas que considera delicados. Pero el expresidente sigue firme en la idea de que esta presión le otorgará mayor control sobre los reclamos en 2025.

Al margen de esta disputa, el PRO debe renovar 22 bancas en Diputados y una en el Senado en el próximo año electoral. Aunque alcanzar este número no será fácil, Macri y sus aliados confían en que con un bloque de 30 legisladores mantendrán un poder de presión considerable sobre el Gobierno.