La "parábola" de Nahuel Sotelo, el Secretario de Culto que acompañó a Milei en la ONU contra la agenda 2030
Tiene 29 años, un rol preponderante dentro del gobierno y un sinuoso camino recorrido para llegar al poder. Ateo converso que se transformó en fanático católico de extrema derecha; un militante del salteño Olmedo que luego trabajó para un peronista antes de saltar a las filas de Espert y de ahí, a mileísta acérrimo. Es un hombre del círculo de confianza del presidente, que influye como un experto en la "embestida contra el comunismo" y que debería buscar un diálogo ecuménico entre diversas iglesias y religiones.
Javier Milei habló en la 79° Asamblea General de Naciones Unidas durante quince minutos. En ese lapso cuestionó la agenda 2030, acusó a la misma ONU de alejarse de sus objetivos para promover "políticas colectivistas", declaró que Argentina abandonará su neutralidad histórica y defendió su alineamiento incondicional con Israel.
Todo esto lo dijo ante un público sumamente escaso, entre el que se distinguía la delegación argentina compuesta por su hermana Karina, Luis Caputo, Diana Mondino y Nahuel Sotelo. Que en un grupo tan pequeño, del que intentaron dejar fuera a Ricardo Lagorio -precisamente el representante argentino ante la ONU- y estuviera Sotelo, el joven Secretario de Culto y Civilización, llamó la atención de algunos desprevenidos que se preguntaron qué hacía allí el muchacho.
Más allá de que la Secretaría depende del Ministerio de Relaciones Exteriores que lidera Mondino, la influencia política en la estructura del mileísmo que tiene Sotelo va más allá de su cargo: es la embestida del sector ultracatólico que vuelve por un espacio en el gobierno luego de la tumultuosa salida del conocido como "Clan De la Torre" del Ministerio de Capital Humano.
"Yo fui profundamente ateo en mi juventud, tengo una conversión de grande", confesó Sotelo al periodista Mariano Beldyk. Tal es su devoción católica que en su despacho de la Secretaría de Culto, por donde pasan representantes de todos los movimientos religiosos en pos de ecumenismo del que el Estado debe ser garante, lo primero que se ve al ingresar es una estatuilla de la Virgen María, otra de Cristo y una foto del sacerdote estadounidense -"influencer mediático"- Fulton Sheen.
En una pequeña biblioteca con pocos libros pero todos de contenido católico, sobresale "La Batalla Cultural" de Agustín Laje, un libraco fascista que poco dice del respeto por otras ideologías y misticismos que no sean las del autor que, por otra parte, es gran amigo de Sotelo. No está visible pero posiblemente en algún estante esté su propio libro, el que Sotelo escribió a los 23 años y fue su punto de largada en su carrera política: "Cartas de los '70; el dolor de la otra parte" que lo acercó a Victoria Villarruel y con quien coincide no solo en la reivindicación de lo que ellos llaman la "lucha antisubversiva" sino en la filiación al catolicismo de extrema derecha.
El panorama no parece tranquilizador para quienes estén, en el universo interreligioso, un poco a la izquierda del fallecido Monseñor Antonio Plaza.
Pero si hablamos de ultramontanos, Sotelo asumió en reemplazo del neuquino Francisco Sánchez, una versión sin pulir de la barbarie contrapuesta a esa "civilización" que agregaron al nombre de la repartición. Sánchez no solo fue quien pidió, oportunamente, pena de muerte para Cristina Fernández de Kirchner unos días antes del atentado contra su vida; sino que dijo de Francisco: “Caso para estudiosos encontrar un Papa que haya hecho tanto daño”, describió a los islamistas como a una "horda" y del sionismo dijo, con un tufillo conspiranoico, que "manejan el mundo". No era, a todas luces, el mejor exponente para conciliar con los representantes de todos los credos y terminó eyectado del puesto para ser reemplazado por el joven Nahuel que es, sin dudas, una versión similar pero refinada y con buenos modales.
El camino político de Sotelo
En un video de hace un par de años, Nahuel Sotelo habla del "curro de los DDHH" y dice que “Hebe, Estela, los Maldonado están lucrando con la sangre de sus familiares, están haciendo negocios con la sangre... por suerte el Ejército tradicional salió victorioso y si tenemos democracia es porque el Ejército triunfó sobre la guerrilla”.
Su participación en la ONU posiblemente tuvo que ver con su influencia en el discurso del gobierno y de Milei en particular contra la "Agenda 2030": Sotelo, junto con el grupo de influencers libertarios, es uno de los que difunden y militan contra ese acuerdo del que participa la mayoría de los países del mundo y que promueve un mundo inclusivo, ecológico y en paz, al menos en lo declamativo. Entrevistado por "Gordo Dan" en su streaming, hace pocos días, dijo: "Ojalá Argentina contaminara más porque eso significaría que tendríamos un país industrializado, con puestos de trabajo". Y agregó que Greenpeace era una "organización terrorista".
El fervoroso antifeminismo de estos libertarios es el eje de su campaña contra tal acuerdo mundial y Sotelo, además, fungiría como una suerte de espíritu rector para una Mondino un tanto más voluble.
Aunque tiene solo 29 años y es uno de los funcionarios más jóvenes del gobierno, su carrera política empezó en 2017 en Córdoba, cuando empezó a militar en esa provincia para el salteño Alfredo Olmedo. En ese tiempo emprendió una campaña: Ofrecía 2500 dólares a quien le diera pruebas concretas de que los desaparecidos durante la dictadura fueron efectivamente treinta mil. De Córdoba se trasladó a Rosario para trabajar como asesor del concejal Ariel Cozzoni, un futbolista que se lanzó a la política de la mano del PJ. En si sinuoso camino, el 2021 lo encontró militando con José Luis Espert y gracias a él logró entrar a la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires para erigirse, luego, como presidente del bloque de LLA. El conocimiento que pudiera tener Sotelo de la problemática de la provincia más populosa y diversa del país, en la que vivió solo un año antes de asumir, es un enigma.
Con su banca asegurada, fue por la militancia universitaria -aunque no es estudiante- y creó "La Julio Argentino", una agrupación con la que pretende disputar el poder político en las Universidades, esos mismos espacios que los libertarios quieren "despolitizar". Cuando le preguntaron el por qué de la elección de la figura de Roca, dijo: "Queríamos reivindicar su figura. Si no fuera por Julio Argentino Roca hubiéramos perdido todo el territorio de Córdoba para abajo", cuenta la periodista Giselle Leclercq.
También, en esa entrevista para el diario Perfil, renegó de que se hable de la Campaña del Desierto en términos de "genocidio" y aseguró que los pueblos originarios que sufrieron el avance "no eran argentinos, eran mapuches". El mismo argumento que hace pocos días esgrimió su buen amigo Agustín Romo, pretendiendo ignorar que por entonces esos territorios no eran del Estado ni que los aborígenes no pueden ser catalogados por nacionalidades de construcción posterior.
Sotelo, además, es un admirador confeso de Nayib Bukele, Donald Trump y Jair y Edoardo Bolsonaro de quien, además, dice ser amigo. Ninguno de estos personajes dan la sensación de ser conocedores y respetuosos de la religiosidad en sus múltiples formas, por eso sorprende que Sotelo deba convivir naturalmente dentro de sí con tal disparidad entre su rol político en el Estado y lo que realmente admira.
Su relación con “la banda del Opus Dei”
En diciembre de 2023 se casó con la instagramer mexicana Clara Cuevas, una ultracatólica de derecha que difunde contenido de esa línea religiosa y que además publica contenido mostrándose como una joven esposa que disfruta de las tareas del hogar y de atención a su marido, una corriente en boga conocida como "trad wives".
La boda, fastuosísima, fue celebrada por seis sacerdotes, varios de ellos del Opus Dei, a la que tanto Nahuel como Clara adhieren. Del mismo modo que muchos de sus amigos, pues Sotelo es parte del grupo de mileístas católicos que hacen pie en el partido de San Miguel y a los que llaman, precisamente, "La banda del Opus".
Los hermanos De la Torre, capitostes de esa localidad, lideran la corriente antiabortista y religiosa del mileismo. Tuvieron su momento de esplendor en el gobierno cuando cooptaron buena parte del Ministerio de Capital Humano que dirige Sandra Pettovello y empezaron a trabajar allí los "monaguillos", hasta que salieron eyectados por la denuncia de contratos truchos para triangular y desviar dinero.
De "La banda del Opus" o mejor dicho, de la Agrupación "Frente Joven", es también el diputado Santiago Santurio, que junto con Sotelo suele dar charlas contra la legalización del aborto. Agustín "El Chino" Caulo, a quien Sotelo nombró en la Secretaría de Cultos como responsable nacional del culto católico, también es de la órbita de los hermanos De la Torre: su esposa es Ana Belén Mármora, una de las funcionarias despedidas del Ministerio de Capital Humano; de "Frente Joven" es también Ezequiel Chabay, que también tiene un puesto en la Cancillería.
Posiblemente, el aliado político más firme que tiene Nahuel Sotelo, y también de San Miguel, es Agustín Romo. No solo compartieron bancada en la Cámara Provincial, sino que además tienen una ambición política agresiva, de acción directa. Influyen directamente sobre Javier Milei, que los considera parte de su círculo pequeño. Sotelo pretende traer al Papa a la Argentina, algo que le serviría de trampolín para su ambición política; pero la posibilidad de que Francisco venga al país mientras Milei esté en el gobierno parece un sueño cada vez más lejano.