Apenas el comunicado oficial de la Cancillería Argentina se hizo público en el día de ayer, escribí el siguiente tweet: "Sr..Canciller con el debido respeto  pregunto: ¿si Argentina, sus ciudades y  su gente fuesen atacados con cientos de misiles iniciando una guerra, como ejercería usted la defensa? ¿Aceptaría que le digan que usted se excedió en ella? No, seguro que no. Que pena su sesgado comunicado”.

Si bien nuestro país no supo estar a la altura de los acontecimientos como correspondía,  debiendo aún sus respuestas por los atentados perpetrados por el terrorismo islámico en Buenos Aires contra la sede de la Embajada de Israel en Argentina en 1992  y al edificio de la AMIA y DAIA en 1994, es imposible imaginar que se quede de brazos cruzados esperando que el mundo le diga cómo responder en el hipotético caso de ser bombardeado intempestiva y cruelmente desde el exterior y, menos aún, por un grupo que desee nuestra destrucción.

Es curioso que sigamos sorprendiéndonos cuando, por reiteradas, las lecciones ya las deberíamos haber aprendido.

Argentina ha decidido estar aferrada a aquellos países donde las democracias no se ejercen y con aquellos países para quienes el terrorismo no merece el debido  repudio por el problema real que representan para el mundo. El comunicado de la Cancillería Argentina es una clara muestra de ello.

Israel ha sido atacada por Hamas, ello es una verdad irrefutable, el mundo lo ha visto y las redes sociales lo han documentado para la eternidad. Los hechos anulan todo relato, es un principio básico de la política sana, y de las relaciones diplomáticas serias y creíbles.

La cancillería argentina una vez más, (no debemos olvidar que recientemente y luego de muchos años ha modificado su forma de votar contra Israel en el seno de las Naciones Unidas),  ha preferido  echar mano de la ideología que tiñe y sesga, desvirtuando la realidad y limitando el derecho de los Estados a su autodefensa.

Israel, lo sabemos, es un hito en la historia contemporánea sin duda alguna, es la representación de la democracia en Medio Oriente y por su capacidad, desarrollo y sensibilidad  se ha colocado en el lugar indiscutido de liderazgo mundial en la lucha contra la pandemia. Estos datos irrefutables e innegables exasperan a los antisemitas disfrazados de antisionismo de siempre.

El pueblo palestino como corresponde ha recibido su ayuda de Israel y nuestro país, a raíz de las falencias e imposibilidades de su política sanitaria y de vacunación ha solicitado la colaboración del Estado Judío. Hoy médicos israelíes están aquí entre nosotros brindando sus experiencias y conocimientos.

La política argentina una vez más hace gala de sus ambigüedades: mientras se reclama colaboración se manifiesta a favor del atacante ignorando que en su esencia está el terrorismo y su inspiración es la desaparición de Israel. El presidente está en Europa pidiendo acompañamiento en horas críticas para la Argentina y la diplomacia se aparta del mundo democrático.

En Argentina vive y se desarrolla comunidad judía más grande de Latinoamérica, cuyos lazos con Israel como lo es en toda la diáspora son inequívocos. En Israel viven casi 80.000 argentinos, es la mayor colonia latina allí orgullosos de su argentinidad. La cancillería decidió una vez más darles la espalda a ambos.

Seguramente vendrán con las horas las explicaciones, disculpas y quizás rectificaciones, pero una vez más el daño hecho quedará.

Son tiempos difíciles los que la pandemia nos impone. Todos necesitamos cuidados, abrazos y acompañamiento. Israel y los judíos argentinos en estas horas graves donde la guerra impuesta por Hamas necesitabamos lo mismo. No ocurrió.