Tesla, Elon Musk y Bitcoin: magistral lección de economía
Repaso de las últimas jornadas en Wall Street: Pfizer mostró mejores resultados que Moderna, subieron las acciones castigadas por los confinamientos y bajaron las de las plataformas digitales. En Argentina, el blue podría desacelerarse y las opciones locales "son algo pobres".
Para decirlo rápidamente, hoy se dan tres corrientes económicas. El keysianismo, que lo conocemos de sobra por ser gran armador de burbujas, emiten y emiten creyendo que así mueven la economía y lo que logran es un boom artificial que, para cuando se pincha, la onda expansiva destroza aun más.
La teoría económica neoclásica -la preferida de los operadores financieros que desconfían de la emisión exagerada- cuya característica consiste en creer en el equilibrio -de la curva de oferta y demanda- del mercado, lo que implica que se ha llegado al conocimiento perfecto -por caso, una batería imbatible- y, por tanto, el mercado sería estático y rígido: entonces, la empresa es solo una función productiva, un medio para transformar insumos en productos.
Y, finalmente, la teoría del mercado natural (“libre”), iniciada por los escolásticos españoles de la Escuela de Salamanca (siglos XV y XVI), y retomada, en alguna medida, por la Escuela Austríaca de Economía que sabe que no existe el equilibrio -porque no hay conocimiento perfecto, estático- sino un entorno puntual en permanente movimiento, que tiende al equilibrio al ritmo en que los actores del mercado encuentran nuevo conocimiento -una batería de mayor duración- que siempre es perfectible. Y, por ello, el mercado es imprevisible e imposible de planificar. Y una empresa es, precisamente, una función creativa, en búsqueda del conocimiento perfecto al que nunca se llega, y por tanto, imprevisible y espontánea.
Escribió John Authers que la noticia de la vacuna de Moderna debería, al menos, ser tan importante como la de Pfizer, pero no lo fue para las bolsas que llegaron a máximos históricos con la de Pfizer pero luego se enfriaron y no parecen haber reaccionado mucho con la segunda vacuna, más bien parecen desilusionados, y es que el mercado empieza a vislumbrar que los políticos se han enamorado de las cuarentenas y no las dejarán fácilmente.
Como era esperable, subieron las acciones castigadas por los confinamientos y demás represiones de los Estados y bajaron las de la plataforma de Internet FANG, Facebook (FB), Amazon (AMZN), Netflix (NFLX), and Alphabet (GOOG) que siguen teniendo un rendimiento inferior al promedio de las acciones del S&P 500. En las útlimas seis ruedas, el Dow Jones sube 0,40%, el S&P 500 baja 0,13% y el Nasdaq 100 cede 0,26%; pero en 2020 suben 3,66%; 10,72% y 36,3% respectivamente. Por su parte el oro en las últimas seis ruedas pierde un 2,8%, pero en el año se revaloriza un 21%.
Moderna subió más de 400% en lo que va del año:
Sin embargo, dice el neoclásico John Authers demostrando que no entiende al mercado, que aun cuando no ha sucedido nada que cambie la historia de los “fundamentales” -ingresos, ventas, rentabilidad y demás cuestiones que determinen el valor actual descontado de sus flujos de efectivo futuros- flojos de Tesla (TSLA), sus acciones ganan más de 600% en lo que va de 2020. Y más de 700% desde la crisis de marzo cuando personalmente ya recomendaba su compra:
Ahora, S&P Dow Jones Indexes anunció oficialmente que Tesla se unirá a su índice insignia S&P 500 el próximo mes, convirtiéndose en la empresa más grande jamás admitida en términos de capitalización de mercado, más que las otras automotrices, aunque ni de cerca vende tantos vehículos:
Y aunque su inclusión en este índice no tendrá ningún efecto sobre los “fundamentales”, el precio de sus acciones subió más que las Moderna:
Solo el aumento de la capitalización de mercado de la compañía de Elon Musk fue de unos USD 50.000 M al conocerse la noticia, mientras que la capitalización total de Moderna, después de toda la emoción, es de USD 39.000 M. Es decir, el comité de selección del S&P 500 ha logrado crear más valor de mercado al agregar a Tesla a un índice que el equipo de científicos de Moderna al inventar una vacuna. Ahora, tiene sentido comprar TSLA ahora porque los fondos indexados y los cotizados, que gerencian unos USD 11 B, estarán obligados a comprarla al estar incluida en el S&P 500.
"Moderna puede o no tener un buen precio de USD 39.000 M, pero su historia en 2020 es un ejemplo del capitalismo...Tesla puede o no tener un buen precio a casi exactamente 12 veces más (su capitalización de mercado ronda los USD 492.000 M), pero su historia en 2020 es un ejemplo de que el capitalismo va muy mal” se queja John Authers.
Como todos los neoclásicos, que desde hace meses auguraban equivocadamente el desplome de Tesla no entiende que el mercado es imprevisible, que no se mueve al antojo de los operadores o planificadores estatales sino a su propio aire. Y, sobre todo, no se mueve por costos, es decir, el público nunca decide cuánto quiere pagar por un producto según cuánto le cuesta al fabricante, decide comprar si considera que el precio le conviene.
Así, el mercado no compra las acciones en base a los fundamentales de las empresas sino cuando intuye que esa acción tiene potencial para subir, por distintas razones. A muchos les gusta hablar de “expectativas”, pero se parece más a “esperanza” porque las expectativas hacen referencia a la previsión de que esos fundamentales se superarán en el futuro, mientras que la esperanza hace referencia a que unas ideas claras, progresistas, con avances importantes y un liderazgo firme pueden obtener logros hoy impensables, y Elon Musk es uno de esos líderes que, entre otros tantos logros, desafió la cuarentena y ganó, “privatiza” la actividad espacial -y su infinito potencial- haciéndola mucho más eficiente.
En fin, otro caso notable es el del Bitcoin (BTC) cuyos “fundamentales” también asustan a los neoclásicos. Por cierto, las monedas privadas y digitales, que son muy anteriores a que se hiciera famoso el Bitcoin, han sido muy estudiadas por Lawrence White que twitteó este facsímil de 1869 donde ya se hacía referencia a “dinero cibernético” trasmitido de manera telegráfica:
Escribió Joanna Ossinger que el Bitcoin está siendo utilizado – a pesar de su volatilidad- como cobertura contra riesgos como una mayor debilidad del dólar o un repunte de la inflación. Sube casi 150% en 2020 y se ubica en relación con el oro en el nivel más alto en casi tres años. Y algunos, como el millonario Mike Novogratz, cree que podría llegar hasta los USD 65,000 e incluso más.
La base de inversores de BTC se amplía con el ingreso de instituciones como Square Inc., Paul Tudor Jones y Stan Druckenmiller, y más empresas incentivan su uso como PayPal Holdings Inc. que permiten que sus clientes gasten cripto en su red de 26 M de comerciantes, o el operador de vehículos blindados Prosegur SA que ha creado un sistema de almacenamiento en frío para proteger los activos digitales del cliente que nunca se conecta a Internet.
Por cierto, el oro todavía tiene un historial más sólido y estable demostrando durante décadas ser un activo de refugio seguro. Pero se pueden combinar ambas cosas y comprar “ciber oro”.
En tanto en Argentina, el blue podría desacelerarse, para decirlo de un modo hoy paralelo, porque cae el gasto estatal en términos reales. El déficit fiscal de octubre fue el más bajo desde el inicio de la cuarentena. Cayó el ritmo al que venía aumentando el gasto público (54,8% interanual, i.a.) y fue el menor desde febrero. Y no se cumpliría que, para 2021, como dice el gobierno, el gasto crecería 7,6% i.a. en términos reales porque esto sería sin contar las erogaciones extraordinarias por la cuarentena y suponiendo un avance del IPC del 29% lo cual es altamente irreal.
Por cierto, otra cosa que no entienden keynesianos y neoclásicos es que los impuestos conllevan un aumento de costos y, como los consumidores no pagan por el costo sino por el precio que les conviene, si sube el precio baja el consumo y si no sube pierde la inversión, en cualquier caso se perjudica el mercado -y los más perjudicados siempre son los más débiles- al retirar el Estado unos recursos que, luego de pasar por una trituradora burocrática, de lo poco que queda solo una parte vuelve en asistencialismo que es menor al daño ocasionado.
Entonces, sin considerar impuestos como el de la riqueza que puede desbaratar todo, así las cosas, las opciones locales son algo pobres. El plazo fijo ofrece una tasa anual de 37% y perderá contra el IPC. Una de las opciones más recomendadas son los bonos que ajustan su capital por CER, es decir, por el IPC que podría subir un 50% en los próximos 12 meses según auguran muchos analistas, entonces estos títulos -que ofrecen IPC más 5 u 8%- van a terminar rindiendo 20 puntos más que un plazo fijo. También están los instrumentos dólar linked pero, como están las cosas, la divisa podría no moverse tanto en los próximos meses como algunos calculan. Y, por cierto, los CEDEARS que, obviamente, dependen de lo que aumenten las acciones de Wall Street que representan y de la cotización local del CCL.