La Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), históricamente vista como un polo económico en Argentina, enfrenta una realidad cada vez más alarmante: un tercio de sus habitantes vive en situación de pobreza. Según el último informe del Instituto de Estadística y Censos porteño, en el segundo trimestre de 2024, el 32,1% de la población de la ciudad, equivalente a unas 989.000 personas, no logra cubrir sus necesidades básicas. Aún más preocupante es que el 13,5% de los porteños (417.000 personas) se encuentra en la indigencia, es decir, en la incapacidad de acceder siquiera a la alimentación básica.

Este porcentaje de pobreza es el segundo más alto desde 2015 para un segundo trimestre, solo superado por los registros de 2020, durante la pandemia del COVID-19. A pesar de una leve mejoría en comparación con el primer trimestre de 2024, cuando la pobreza alcanzó al 35,1% de los porteños, los números reflejan un retroceso constante desde el año anterior, cuando la pobreza en la ciudad era del 27%. Este incremento impacta directamente sobre la clase media, que ha visto reducida su participación en la población al 39,6%, marcando un retroceso de 5,5 puntos porcentuales.

La indigencia también ha escalado preocupantemente. Si bien bajó levemente desde el primer trimestre (cuando alcanzaba al 15,3% de la población), las cifras actuales son similares a las observadas en los momentos más críticos de la pandemia. En comparación con el mismo período de 2023, la indigencia creció en 3,3 puntos porcentuales, lo que revela una profundización de las desigualdades en la capital del país.

Dentro de estos números, algunos grupos poblacionales se ven particularmente afectados. El informe destaca que los hogares encabezados por mujeres tienen una incidencia de pobreza notablemente mayor (31%) que aquellos liderados por hombres (21,5%). Además, los hogares que dependen del trabajo en el servicio doméstico presentan una tasa de pobreza del 61,1%, más del doble del promedio general.

La pobreza es especialmente aguda en los hogares con niños y adolescentes. Según los datos oficiales, el 45,4% de los menores de 17 años en CABA (304.000 personas) viven en hogares que no logran cubrir sus necesidades básicas. Este valor es 5,8 puntos porcentuales más alto que el registrado el año pasado, y la situación se agrava en la zona sur de la ciudad, donde la pobreza afecta al 42,4% de los hogares.

Por su parte, la indigencia tiene un impacto devastador en los hogares con miembros desocupados o aquellos que dependen de los sectores más precarizados de la economía. La desocupación, un fenómeno que no ha logrado reducirse en los últimos trimestres, contribuye a que los ingresos per cápita de los hogares indigentes no superen los $76.510, mientras que aquellos en situación de pobreza no indigente alcanzan apenas $203.506. La brecha de ingresos necesaria para que una familia salga de la pobreza se ubica en un promedio de $283.071, representando el 39,5% de la Canasta Básica Total.

Otro dato preocupante es la disminución de la clase media porteña, que históricamente representó un sector predominante en la ciudad. Hoy, los sectores medios comprenden el 44,2% de los hogares y el 39,6% de la población, marcando una disminución significativa en comparación con años anteriores. Este retroceso coincide con la expansión de los estratos más vulnerables y el achicamiento del sector acomodado, que ahora solo representa el 5,3% de los habitantes de la ciudad.

A lo largo de los últimos trimestres, las políticas económicas y sociales han hecho poco por revertir esta tendencia. La inflación, la falta de empleo formal y la caída del poder adquisitivo son factores clave que han contribuido al deterioro de la clase media y el aumento de la pobreza.

Los expertos señalan que, a pesar de las medidas adoptadas para contener la crisis, la situación en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires refleja una tendencia nacional, donde la pobreza afecta al 52,2% de la población, según los últimos datos del INDEC. El caso de CABA, sin embargo, llama particularmente la atención por ser el distrito con mayor Producto Bruto Interno (PBI) per cápita del país, lo que demuestra una creciente desigualdad dentro de la capital.

La administración local ha implementado algunas políticas de asistencia para los sectores más vulnerables, pero los datos indican que estas acciones no han sido suficientes para frenar el avance de la pobreza y la indigencia en el distrito. Los hogares más pobres, además, tienden a ser más grandes que el promedio de la ciudad, lo que aumenta la carga económica y social sobre estas familias.

En los próximos meses, se espera que el gobierno porteño anuncie nuevas medidas destinadas a paliar esta situación, aunque se enfrenta al desafío de una crisis económica nacional que dificulta la implementación de políticas eficaces. El agravamiento de la pobreza infantil, en particular, es un tema urgente que demandará atención prioritaria.