La reciente reunión entre productores agropecuarios de Santa Cruz, Chubut, Río Negro y Neuquén con la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación destacó el creciente conflicto en torno a la superpoblación de guanacos, especialmente en la provincia de Santa Cruz. Con más de 3 millones de ejemplares, estos animales superan a las ovejas, cuya población ronda los 2,3 millones. Este desbalance genera una competencia directa por el pasto y los recursos naturales, afectando la economía de los pequeños y medianos productores de la región.

César Guatti, de la Federación de Instituciones Agropecuarias de Santa Cruz (FIAS), explicó que la situación ha empeorado en los últimos años debido a inviernos más benignos que han permitido que la población de guanacos crezca sin control. Antes, las bajas temperaturas limitaban naturalmente el número de estos animales, pero ahora la reproducción de la especie es tan acelerada que sobrepasa la capacidad del ecosistema para soportar tanto ganado como fauna silvestre.

La problemática no es nueva, pero el impacto se ha profundizado en 2024. Según Enrique Jamieson, presidente de la Sociedad Rural de Río Gallegos, los guanacos consumen más que las ovejas, lo que obliga a los productores a reducir el tamaño de sus majadas para evitar una sobreexplotación de los pastizales. “Estamos enfrentando un ecocidio de nuestro sistema de pasturas naturales”, sostuvo Jamieson, quien además resaltó la importancia de un manejo eficiente de la población de guanacos para evitar más pérdidas económicas.

El Gobierno Nacional, a través de la Subsecretaría de Ambiente, publicó en septiembre de 2024 una disposición que habilita a las provincias patagónicas a establecer planes de manejo y aprovechamiento del guanaco en cautiverio, permitiendo también la exportación de su fibra y carne. Esta medida busca dar un enfoque más económico y sustentable al control de la población, aunque algunos productores consideran que las acciones implementadas hasta ahora son insuficientes para frenar el avance de la especie.

En paralelo, la producción ovina también enfrenta un desafío significativo debido a las condiciones climáticas. El invierno de 2024 fue uno de los más duros de las últimas décadas, lo que provocó una alta tasa de abortos entre las ovejas y afectó la capacidad reproductiva del ganado. A pesar de que la primavera trajo un alivio con mejores condiciones hídricas, los índices productivos seguirán resentidos, anticipando una baja en la cantidad de carne ovina disponible para el consumo.

Por su parte, el Plan Nacional de Manejo del Guanaco ha sido revisado para dar mayores atribuciones a las provincias en la gestión de esta problemática. Sin embargo, los productores insisten en la necesidad de avanzar más rápido y con mayor coordinación entre las provincias patagónicas para controlar una especie que amenaza la estabilidad económica y ambiental de la región. “El guanaco sigue creciendo, se nos caen productores y eso es complejo”, advirtió Jamieson, enfatizando que la situación requiere respuestas urgentes.

Además del impacto en la ganadería, la sobrepoblación de guanacos está dañando seriamente los pastizales naturales de la Patagonia, un ecosistema ya de por sí frágil. La falta de un depredador natural efectivo, como el puma, agrava aún más la situación, ya que no hay un control biológico significativo sobre la población del camélido.

La comunidad agropecuaria espera que, para enero de 2025, se tengan cifras más concretas sobre las pérdidas reales en términos de producción ovina y la calidad de la lana, ya que las condiciones climáticas y la competencia por los recursos naturales están generando una caída en la productividad del sector. Mientras tanto, los esfuerzos por implementar un manejo sostenible del guanaco siguen siendo una prioridad para preservar la economía y el ambiente de la Patagonia.