El FMI le pone paños fríos a la expectativa de Caputo: proyecta un 45% de inflación para 2025 y difiere del plan argentino
El Fondo Monetario Internacional mantiene su proyección de inflación para Argentina en 45% para el próximo año, bien lejos del 18,3% que prevé el Gobierno. A pesar de la desaceleración de precios, el organismo no actualizó sus estimaciones y advirtió que aún hay varias negociaciones abiertas entre las partes.
El FMI dejó claro que no compró el optimismo del gobierno argentino con respecto a la inflación para 2025. Mientras Milei y su equipo prometen que los precios se acomodarán alrededor de un 18,3%, el Fondo sigue firme con su proyección del 45% anual. Nada nuevo, ya que vienen sosteniendo este número desde mitad de año, pero la brecha entre lo que dice el equipo económico y lo que creen en Washington es cada vez más grande. Para el FMI, la economía argentina está lejos de estabilizarse al ritmo que dice el Gobierno.
Las cifras que arrojó el último informe del World Economic Outlook del FMI dejaron sin cambios la previsión de una inflación del 45% para 2025, aunque lo más alarmante para el equipo económico argentino es que la estimación es mucho más alta en promedio: se habla de un 62,7% en el año. Esto se da a pesar de los esfuerzos que el Gobierno muestra con un IPC por debajo del 4% mensual en los últimos meses y una cifra que podría llegar a ser cercana al 3% en octubre.
Pierre Olivier Gourinchas, economista jefe del FMI, fue claro en la conferencia de prensa al explicar por qué no hubo cambios en las proyecciones. "Hay negociaciones en curso con el Gobierno argentino, pero no actualizamos los números porque todavía estamos en medio de discusiones". Sin embargo, Gourinchas reconoció que hubo avances significativos en la reducción de la inflación: "Pasamos de un 25% mensual en diciembre a un 3,5%, eso es un progreso considerable", destacó, aunque también remarcó que la actividad económica aún está en recuperación tras la caída sufrida este año.
El FMI también espera que, después de una contracción del 3,5% del PBI en 2024, la economía argentina rebote en 2025 con un crecimiento del 5%. En cuanto al desempleo, se espera que baje a 7,6% en 2025, tras haber tocado el 8,2% en 2024, como resultado de la mejora que proyecta el organismo para la economía.
Este panorama es parte del trasfondo que se discute en las oficinas del FMI en Washington, donde el equipo argentino sigue negociando con los principales acreedores del país. Luis Caputo, ministro de Economía, está al frente de estas negociaciones y, además de las reuniones con el Fondo, tiene en su agenda encuentros con el Banco Mundial y el BID, con el fin de buscar más apoyo financiero para la Argentina.
Caputo también tiene programado un encuentro con el Council on Foreign Relations, un importante think tank que influye en las decisiones de política exterior de Estados Unidos. Desde el Palacio de Hacienda explicaron que la participación en estas reuniones apunta a fortalecer las relaciones con actores clave de la política y economía internacional, lo que también tiene impacto en las negociaciones financieras.
La discusión más caliente en la mesa con el FMI es la revisión de los compromisos de acumulación de reservas y el superávit fiscal. Si bien el Gobierno argentino da por hecho que las metas de junio se cumplieron, la situación es más complicada para septiembre. El BCRA quedó corto en más de 2.000 millones de dólares en las reservas que debería haber acumulado, lo que genera tensiones adicionales en las negociaciones.
Este año terminará la etapa del programa Extended Fund Facility (EFF) que el FMI implementó en 2021 para ayudar a la Argentina a hacer frente a los vencimientos de deuda del acuerdo Stand By de 2018. La deuda total de 45.000 millones de dólares se empezará a devolver entre 2026 y 2032, pero el país sigue en la cuerda floja y las negociaciones que se están llevando a cabo ahora son cruciales para definir cómo será el próximo acuerdo.
Mientras tanto, el FMI proyecta que la economía mundial logrará controlar la inflación para 2025, con un promedio de 3,5%, y destaca que la economía global ha sido "resiliente" frente a los shocks recientes. Sin embargo, advierte que algunos países, especialmente los de bajos ingresos, todavía están sufriendo los efectos de conflictos y crisis internas que afectan su crecimiento económico.