Tras una larga negociación, Alberto Fernández finalmente estará presente en la Cumbre de las Américas
Con el apoyo de la CELAC y la idea de devolver el gesto que tuvo Estados Unidos durante la discusión con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el presidente argentino viajará a Los Ángeles, donde representará la voz de los países excluidos de la región. "La idea es asistir para plantear nuestra posición, dejando en claro que no estamos a favor de las exclusiones y no compartimos la política del Departamento de Estado con la región", dijo una alta fuente gubernamental a Data Clave.
Tras varias semanas de conversaciones y ante un escenario geopolitico complejo que no excluye en el análisis la situación que atraviesa el mundo por la guerra entre Rusia y Ucrania, Alberto Fernández resolvió estar presente en la Cumbre de las Américas, que se realizará la semana próxima en Los Ángeles. La decisión adoptada no fue sencilla y requirió de conversaciones con varios líderes regionales, además de un minucioso balance de la correlación de fuerzas continentales en disputa.
La resolución llegó luego de que la semana pasada, tal como adelantó Data Clave, el mandatario argentino recibió al asesor especial de la Casa Blanca, Christopher Dodd, quien llegó hasta Buenos Aires para intentar convencer a la Argentina de que acepte participar del encuentro. El enviado enfatizó "la fortaleza de la relación de Estados Unidos con Argentina, construida sobre nuestro compromiso compartido con la democracia, los derechos humanos y la prosperidad económica. Reiteré nuestra esperanza de que Argentina sea un participante activo de la cumbre, lo cual es especialmente importante dado su rol como líder regional", sostuvieron en un comunicado desde la embajada norteamericana.
Durante el encuentro en la Casa Rosada, Fernández le reprochó al Dodd la ausencia de Cuba, Venezuela y Nicaragua y puso en duda la presencia de Argentina en el encuentro. El mandatario le manifestó que Estados Unidos tuvo una política “muy difícil” para Latinoamérica durante la gestión de Donald Trump. “Es una vergüenza que su país continúe manteniendo el bloqueo sobre Cuba y Venezuela”, le reprochó.
En paralelo, el canciller Santiago Cafiero viajó a México para reunirse con su par Marcelo Ebrard y evaluar la alternativa -finalmente descartada- de coordinar un encuentro de la CELAC, en paralelo al evento continental y en la mismísima ciudad de Los Ángeles. Con las ausencias de Nicolás Maduro, Miguel Díaz Canel y Daniel Ortega, a quienes el gobierno de Biden considera responsables de gobiernos autoritarios y carentes de legitimidad democrática, tanto México, como Argentina presionaron hasta último momento para torcer la decisión del mandatario estadounidense.
En la madrugada del viernes, Fernández mantuvo una extensa conversación telefónica con Andrés Manuel López Obrador, quien escuchó con atención el relato detallado que Alberto le hizo sobre su encuentro con el delegado estadounidense y ambos introdujeron un nuevo elemento para el análisis: la situación política interna de Biden, que en noviembre enfrenta elecciones de medio término y tiene un panorama bastante sombrío, con un Trump acechando del otro lado.
A todas luces, una cumbre de las Américas sin México, ni Argentina, más los excluidos, coloca al líder demócrata en una encrucijada. "No nos conviene perjudicarlo a Biden", le dijo Fernández al mexicano. El problema para López Obrador es que la constitución mexicana le prohíbe expresamente participar de la Cumbre en este escenario porque representaría una "injerencia en los asuntos internos de otro país". Fue entonces cuando AMLO le dijo a su par argentino: "pero vos no tenés esa inhibición constitucional, podes ir y representar nuestra voz, la de la CELAC, en la Cumbre". La idea no le pareció mal a Alberto, que prometió analizarla.
Horas más tarde, en su habitual contacto con la prensa de los viernes, al ser consultado sobre la participación de México en el encuentro de Los Ángeles, muy hábilmente, López Obrador completó la jugada diplomática: “Biden no tiene el corazón endurecido, pero hay grupos pequeños de intereses que actúan y amenazan. Hablé con Alberto Fernández, gente buena, solidaria, ellos no tienen el principio de no intervención en su Constitución como nosotros, por eso la política exterior de México es extraordinaria”.
Para acelerar la decisión de su par argentino, AMLO hizo una jugada más: habló con Maduro con el objetivo de disuadirlo a que haga un gesto público. Y lo logró. Durante una Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) realizada en La Habana, agradeció "las declaraciones valientes del Presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, el presidente argentino Alberto Fernández. (...) Sabemos que su voz, firme, clara y valiente, va a ser una de las voces más poderosas para cuestionar la exclusión y el intento de división de América Latina y el Caribe, con esta política errática del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica”.
Fernández le devolvió la gentileza durante una conversación que tuvo un tono formal y fue mucha más escueta y medida que la mantenida horas antes con el líder mexicano, gran articulador de la movida. "Los mexicanos son hábiles, juegan sus fichas para congraciarse con los Estados Unidos, su política exterior siempre fue así, tensan la cuerda, pero nunca rompen con sus vecinos del Norte", le dijo a este portal una fuente con acceso directo al principal despacho de la Casa Rosada.
Finalmente, el presidente argentino decidió viajar a Los Ángeles, conciente de que su gesto no lesionará su condición de responsable pro tempore de la CELAC y deberá ingeniárselas para cuestionar la agenda de la administración demócrata en América Latina, con un discurso que lo posicionará como la voz de los que no pudieron asistir. Pero sin quitar la mira del otro gran cónclave mundial que lo espera a fines de junio en Baviera, donde también tendrá sentado en la misma mesa a Biden.
Según se comentaba en la noche del lunes, "la idea es viajar con una comitiva reducida para estar el 8 de junio en Los Ángeles", junto a Cafiero, Gustavo Beliz, Julio Vitobello, Gabriela Cerruti y el embajador argentino en Washington Jorge Arguello.