Sabag Montiel y la delirante organización nazi creada por un agente de López Rega que decía ser hijo de extraterrestres
Al declarar en el marco del juicio por el atentado contra la expresidenta, el detenido mostró sus tatuajes, todos símbolos resignificados por el nazismo y que forman parte del grupo al que Sabag dijo pertenecer: el de los seguidores de Luis Felipe Moyano, creador de la "Sabiduría Hiperbórea". y servicio de inteligencia a las órdenes del exministro de Bienestar Social de Isabel, colaborador del Batallón 601 en dictadura y luego mano derecha de Seineldín. Entre "Los elegidos" de esa corriente mística y neonazi, está -además- el panameño que lo llamó doce veces el día del intento de asesinato. El vínculo de "los copitos" con grupos reivindicadores de Hitler en Argentina.
El miércoles 26 de junio fue la primera audiencia del juicio que pretende esclarecer el cómo, quienes y por qué atentaron contra Cristina Fernández de Kirchner la noche del 1 de septiembre de 2022. En esa extensa jornada declaró públicamente Fernando André Sabag Montiel, el hombre que empuñó el arma y disparó a treinta centímetros de la cabeza de la entonces vicepresidenta. El miércoles siguiente, el 3 de julio, fue la segunda jornada del juicio y debían prestar su testimonio los otros dos acusados: Nicolás Carrizo y Brenda Uliarte quienes, junto a Sabag Montiel conforman la trilogía que la prensa denominó como "La banda de los copitos".
Brenda, o "Ámbar", se negó a declarar cuando ya estaba en en estrado como para hacerlo. Su mediático abogado, Alejandro Marcial Cipolla, no es lo mejor que puede pasarle a esa mujer: el hombre parece más preocupado por estar acicalado que por conocer los pasos procesales básicos y distinguir, por caso, entre las categorías de testigo y acusado, tal como pudo verse en las audiencias. Brenda, entonces, ya en el estrado, empezó a responder preguntas hasta que atribulada, decidió dejar de hacerlo y cortar su declaración.
Sabag Montiel tiene un defensor oficial pero Nicolás Carrizo, y desde el día en que fue preso, cuenta con el patrocinio de uno de los abogados más caros del país que, aparentemente en este caso, trabaja gratis: Gastón Marano, un hombre vinculado a la Embajada de los Estados Unidos y a los servicios de inteligencia. Carrizo declaró: con buen manejo lingüístico y tiempos narrativos fue hilvanando una serie de infortunios que le tocaban en suerte, porque sí, por un destino digitado por otros. Entre pausas por llanto, deslindó toda responsabilidad en el intento de crimen pero quedó flotando entre líneas algo que lo une a Sabag Montiel: su afición por "la metafísica" y la psicología, según dijo.
Los tres acusados son personas rotas. Magullados, periféricos, arrabaleros de una vida que los expulsa cada vez que quieren ir su centro, desesperados por ser vistos a como sea a fuerza de ninguneos constantes. No son víctimas, sin embargo. No mueven a pena porque si no fueron vistos por otros, tampoco ellos se ven a si mismos. Por primera vez pudimos ver y escuchar a Sabag Montiel y a todo su idiotismo, esa ausencia total de conocimiento social y político que se viste de "apoliticidad" y que en su caso, sin embargo, generó el momento político más dramático de los últimos años. Los idiotas suelen ser, también, peligrosos.
Fascinado por desplegar sus mejores plumas, por hablar de él con frases rimbombantes, enrevesadas, llenas de latiguillos grandilocuentes, pretendía dar cátedra de algo, quiso mostrar superioridad moral por sobre todos los demás y en especial, sobre la persona a la que quiso asesinar. Pero más allá de esas cuestiones evidentes, Sabag Montiel destinó varios minutos a contar por qué buscó en Google la carta astral de Cristina, para confirmar "en qué casa tenía a Urano"; y a hablar de sus tatuajes y el fundamento de cada uno, y es allí y en ese asunto donde habría que habría que poner un foco que alumbre, también, a sus dos socios enjaulados que comparten la misma línea de pensamiento.
Los tatuajes del idiota
Fernando Sabag Montiel está orgulloso de su cuerpo dibujado. Hay decenas de fotos que lo muestran posando para que se vean las huellas de su pensamiento corporizadas en sus brazos y en sus manos. En el juicio, volvió a mostrar los tatuajes con orgullo y posiblemente para que se viesen mejor se quitó la campera absolutamente mugrienta con la que llegó al Juzgado.
Fofo, sus manos pequeñas parecían más grandes por los tatuajes que tiene en cada una. En la izquierda una cruz negra. Cuando le preguntaron su significado dijo que era una cruz cristiana, común. En realidad es la cruz negra, o "Schwarzes Kreuz", emblema nacional de Alemania de origen teutónico y que usaron las Fuerzas Armadas Alemanas durante la Segunda Guerra Mundial.
En la mano derecha tiene un Martillo de Thor, de la mitología nórdica. Es un hacha o garrote y es tomado como símbolo por los supremacistas blancos, los neonazis y los seguidores -como Sabag Montiel- de la Sabiduría Hiperbórea. Si bien no es un símbolo nazi en si mismo, Himmler, el jerarca fanático del ocultismo y quien llegó a creerse la reencarnación del rey sajón Enrique I el Pajarero, destinó tiempo y dinero mientras estuvo en el poder para buscar el famoso martillo, convencido de que le traería poderes mágicos.
Rodea su codo izquierdo un enorme sol negro o “Sonnenrad", rueda solar en alemán. Es el mismo símbolo que llevan tatuado los soldados del "Comando Azov" ucraniano, la milicia derechista integrada por soldados enrolados en organizaciones neonazis. Actualmente es parte del comando Azov un ucraniano que vivió en Mar del Plata, Oleksandr Levchenko, que fue condenado en 2018 a nueve años y medio de prisión por la serie de episodios de extrema violencia perpetrados en esa ciudad mientras era parte del grupo Bandera Negra, liderado por Carlos Gustavo Pampillón. En libertad antes de tiempo, se fue a Ucrania e integra el Comando.
En esta insignia, el círculo interior tiene la forma de un sol del que parten doce rayos cuyas puntas alcanzan el círculo exterior y sus ángulos forman, a la vez, los brazos de la cruz gamada, constituyendo desde entonces un símbolo asociado al antisemitismo, el nazismo y los movimientos neonazis o supremacistas blancos.
También es un emblema del movimiento de Sabiduría Hiperbórea, del que Sabag es seguidor y que coincide con algunos postulados neonazis: en las alas de aviones ultra-veloces, en los flancos de platillos voladores sigilosos y en los brazaletes del “Último Batallón”, la estrella brillaría con la promesa de un ejército nazi renacido que prepararía su venganza desde la Antártida o desde las profundidades de la Tierra Hueca.
Finalmente, en sus antebrazos aparecen runas. Él mismo las mostró en detalle, y explicó que así como el Sol Negro, las runas son símbolos usados por Luis Felipe Moyano Cires, el creador de la "Sabiduría Hiperbórica" de la que él es seguidor. Contó, incluso en el estrado del juicio, quien era Moyano Cires, a quien describió como "un peronista descendiente de Julio Argentino Roca que fue servicio de inteligencia", y se explayó en contar que como su fan no solo se tatuó los símbolos de esta supuesta corriente de pensamiento sino que, con el fin de dar "la batalla cultural", armó un grupo de Telegram llamado "Gnosis Primitiva". Los mensajes del grupo contenían, según un informe de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), "publicaciones o expresiones de teorías conspirativas, esotéricas o que buscan revivir o implementar la ideología del nazismo".
¿Quiénes integraban y qué "debatían" en ese grupo y fuera de él? No se sabe demasiado, el teléfono de Sabag Montiel se vació ni bien fue apresado. Algo pudo rescatarse, de todos modos, y así se supo quien lo llamó desde Panamá durante todo el 1 de septiembre y hasta pocos minutos antes de disparar el arma.
¿Quién lo llamó durante la jornada del crimen?
Yasserf Igor Jaramillo Ayala es panameño, tiene 42 años, está casado con Jennifer, tiene dos hijos y vive en la Urbanización Charco Azul de la Región de Chiriquí, donde además de tocar la batería en una banda de heavy metal tuvo un local gastronómico, "Sublaki", que ya no funciona.
Yasserf está desocupado, por eso tiene mucho tiempo para las redes sociales. Bajo el seudónimo de Abdel Hakim y solo en Facebook abrió más de una docena de perfiles, a todos los administra y aunque algunos tienen poca actividad, en otros publica hasta la actualidad.
Como Hakim, también, participaba en el canal de Telegram creado por Sabag Montiel y donde debatían las ideas de Luis Felipe Moyano y su Sabiduría Hiperbárica. Los adherentes se llaman a sí mismos "viryas" y tienen todo un lenguaje propio. El 22 de agosto de 2022, una semana antes del intento de asesinato a la vicepresidenta, y según narra Irina Hauser para Página 12, Jaramillo Ayala decía: "Saludos a todos los kamaradas. Yo soy Abdel Hakim. Muchos ya me conocen. Soy líder en la sh.. pero líder de mí mismo y de mi solito (...) Soy un virya o paráclito de lucifer".
El 29 de mayo Jaramillo Ayala tuvo que declarar via zoom ante el fiscal Rívolo: "No sé quién es (Fernando) Sabag Montiel". "No recuerdo mi número actual". "Mi teléfono se dañó ayer". "Poseo redes sociales como todo el mundo". "Ahorita no estoy manejando ninguna". "Me hackearon como tres veces". "Tengo entendido que Cristina Fernández de Kirchner era la presidenta de Uruguay". El testimonio forma parte de la investigación que aún queda en etapa de instrucción por el atentado y, por lo tanto, quedó afuera del juicio oral que sentó en el banquillo a los copitos.
En un informe de la PSA del 18 de octubre 2022, aparece que el 1 de septiembre de 2022 el celular de Sabag recibió 12 mensajes de whatsapp (a los que no se pudo acceder) del número de Panamá identificado con el usuario Hakim de Facebook, que no es otro que Jaramillo Ayala. La última comunicación fue a las 20:08, cuando Fernando Sabag Montiel, acompañado por Brenda Uliarte, llegaban a la esquina de Juncal y Uruguay con la intención de matar.
A menos que en el momento de declarar haya tenido una amnesia repentina, Jaramillo Ayala, o su alter ego Abdel Hakim sí parecen conocer no solo a Sabag Montiel, sino a las dos veces presidenta de la Argentina. El 29 de diciembre de 2020 reprodujo un posteo con una foto de CFK mientras le aplicaban la vacuna contra el coronavirus. "Hoy en un nuevo capítulo de 'Vacunas sin aguja' Cristina Fernández de Kirchner!".
"No estoy usando Facebook últimamente. Me lo han hackeado muchas veces", le dijo al fiscal. "No le presto interés porque la red social no es la vida real". No parece demasiado cierto: hasta hoy, sigue publicando extensos textos, fotos y comentarios acerca de la Sabiduría Hiperbórea, del argentino creador de esa corriente de pensamiento ligado al nazismo Luis Felipe Moyano, y explícitos elogios a Hitler, en nazismo y a la "falsedad del Holocausto".
Incluso en enero de 2023 publicó una extraña foto de un personaje con un palo con copitos, y la inscripción "No renuncio!" (supuestamente refiriéndose a la vacunación). Desde su perfil de Facebook se puede reconstruír perfectamente el nexo del panameño con varios argentinos de la misma ideología, muchos de ellos de Córdoba, Mar del Plata y La Plata.
Rosalía Taglialavore y el hijo que tuvo con un extraterrestre: Luis Felipe Moyano
Rosalía Taglialavore nació en Rosario en 1930 y fue parte de una familia de inmigrantes, los Taglialavore Rondinone, como miles de entonces, que construían su "América" como podían. Y a ella le tocó una que pudo poco en lo económico y mucho en el horror: no solo era una hija no deseada, era una hija consecuente de una violación intrafamiliar.
Rosalía llegó a la adolescencia apenas sabiendo leer y escribir con destino de ama de casa, de tardes de costura -había estudiado corte y confección- y folletín, niños y marido. Se casó a los quince años con un hombre de veintisiete en un matrimonio concertado bajo engaños. Su marido, Rubén Darío Moyano Cires, era un rico heredero de ingenios de azúcar en Tucumán que la llevó a vivir a lo que ella llamó "un caserón vacío".
Ella misma cuenta la experiencia en esa casa y como esposa: "Lo que viví en esa casa de Villa Diego solo yo y Dios lo sabemos, una que yo soy vidente y médium, entonces, veía como danzaban los fantasmas pero a mí no me molestaban. Un día le digo a mi marido: - "Mirá ese que tenes al lado", y me dice: - "¿Dónde?" – "mirá para un lado, para el otro" - "No ves que vos estás loca, a las personas como vos que empiezan a ver visiones hay que encerrarlas antes que se vuelvan locas. Nunca más le dije una palabra, me dio la idea y lo fui a ver al médico y le dije que me interne, que ya no aguantaba más a mi marido... o me internaba o me suicidaba".
Escasos meses después del matrimonio con Rubén Darío Moyano Cires, nació su primer hijo, Luis Felipe. El niño había heredado los rasgos del padre, quien a su vez los había adquirido de su madre: era moreno y morrudo. La abuela del niño era una colla trabajadora de los ingenios a quien casaron obligadamente con Luis Moyano Cires, luego de una noche de lo que hoy llamaríamos abuso, en 1909. Los Moyano Cires solían tapar esta historia poco deslumbrante, agitando el brillo de su parentesco un tanto más lejano con Julio Argentino Roca.
Y entonces pasó lo que pasó: una tarde del 45 y cuando la historia argentina jalonaba un hito que marcaría el siglo, a Rosalía la abdujo un ovni, la llevó a una base en la Antártida y se entrevistó con Adolf Hitler redivivo quien, en un tono campechano, le mostró el mundo todo y sus trampas, con el fin de que ella advierta a la humanidad y prevenga tragedias varias.
No era la primera vez que los extraterrestres corrían en su ayuda: ella misma cuenta en las 67 cartas que escribió narrando sus encuentros que cuando tenía cuatro años solían dejarla al cuidado de la esposa de su abuelo-padre, "una judía que se hacía pasar por alemana", que la maltrataba hasta lo indecible. Por fortuna, pudo resistir palizas, fríos, encierros en el gallinero y hambruna gracias al cuidado "de los extraterrestres" que velaron por ella en esos momentos horribles.
Cuando Rosalía cumplió treinta, enviudó del hombre a quien siempre consideró un monstruo. Rubén Darío había muerto asesinado luego de un poco claro negocio y una deuda que le llevó la casa familiar. Luis Felipe, por fortuna para Rosalía y aún siendo físicamente idéntico, no era hijo de ese hombre ni de ningún otro humano: fue concebido en su vientre - "al igual que le pasó a la Virgen María" - por extraterrestres.
Por lo que cuando Rubén Darío Moyano Cires murió, el interés de Rosalía hacía años que estaba puesto en sus constantes abducciones extraterrestres y en las visiones que empezaba a tener su hijo Luis Felipe, por entonces de catorce, quien ya había supuestamente superado el trauma que vivió cuando su abuela paterna lo quiso asesinar ahogándolo con un almohadón. Al cumplir 18, Luis Felipe le confesó a su madre que sabía que él era hijo de humana -ella- y de extraterrestres, y que tenía la misión de escribir libros contando éste y otros saberes.
Servicios, Nazis, Extraterrestres y una doctrina nueva
Madre e hijo compartían el mismo destino iluminado y para entonces manejaban a la perfección los secretos de la "física sinárquica e hiperborea" que, según palabras de Rosalía, permitía entre otras cosas "construír la campana electromagnética de los SS nazis, capaz de producir los túneles en el espacio-tiempo para la circulación de los vimanas", tal como detalla en su libro "Gnosis" que cincuenta años después sería fuente de consulta de Fernando Sabag Montiel. El hombre, fascinado por estos saberes y tal como explicó en su declaración en el juicio que se lleva en su contra por su intento de asesinato de CFK, creó un grupo de Telegram al que llamó, precisamente, "Gnosis", donde enseñaba y debatía estos conceptos. Pero no nos adelantemos. Veamos que fue de la vida de Rosalía y de su hijo, Luis.
La flamante viuda y su hijo se mudaron al centro de Rosario. El pibe iba a una escuela técnica y ella empiezó a trabajar en una panadería, poco tiempo después su hijo Luis siguió sus pasos hasta allí, y trabajó como sandwichero. Paralelamente y por un cliente del negocio, madre e hijo -que simpatizaban con el peronismo- empezaron a concurrir a las reuniones de la Logia Anael que, por el mismo tiempo pero en Buenos Aires, tenía a José López Rega como uno de sus integrantes.
Para entonces, las visitas de los extraterrestres, a medianoche y en su casa, eran constantes para Rosalía. "Ellos me decían que venían en son de paz y al abrirle la puerta pensaba: “¡ah!, son los muchachos...”, pero esta vez vinieron con unos enanitos, que no medirían más de 50 centímetros, tenían busitos, como de nylon, color manteca, con una capucha, que les tomaba la cabeza y las orejas, dejando la cara al descubierto. La cara era color manteca, tirando a ceniza, ―una especie, a los hongos del campo, no sé si era piel, parecía esponjosa, eso sí, transpiraba, ellos son los que se ocuparon siempre de revolver todo en mi casa.".
Luego, comenzaron las abducciones, que se hacían siempre al lado de un olivo en el fondo de su casa, su hijo fue testigo de cada uno de esos viajes, y tomaba nota de lo vivido por su madre a quien también, y como contrapeso, también empezaron a "secuestrar los judíos, ese tipo de seres que no merecen el más mínimo respeto", para que les cuente lo que le ordenaban los extraterrestres. Según Rosalía, "esos Entes de la Sinarquía, engendros puesto aquí por Los Grises al servicio de la Cúpula Mundial que pretendieron manejarnos a mi hijo Luis Felipe y a mí" nunca lograron que hablase.
Luis Felipe, mientras era testigo de las excursiones maternas a la Antártida, paralelamente cursaba la Licenciatura en Relaciones Públicas. Luego, ya radicados en Buenos Aires y con grandes lazos con la política y los servicios de inteligencia producto de su vínculo primigenio con Héctor Caviglia, fundador de la Logia Anael, la vida llevaría a Luis Felipe a visitar los hielos polares no como su madre, en un ovni, sino a bordo del Rompehielos General San Martin como Técnico del Instituto Antártico y con la Dotación 1974. La Antártida tuvo, desde siempre, un interés profundo entre el nazismo, que desde siempre consideran un territorio geoestratégico indispensable a conquistar. Con la caída de Hitler, se pobló de mitos que decían que no solo el criminal estaba vivo, sino que habitaba en la Antártida, en una “fortaleza invulnerable, un oasis paradisíaco en medio del hielo eterno”. Lo mismo que describía Rosalía en sus abducciones.
Al regreso de su excursión antártica y con López Rega como amo y señor del horror, Luis Felipe Moyano ingresó a la SIDE de la mano de "El Brujo", con quien compartió material esotérico y con quien pasaba largas horas estudiando "documentos sinárquicos". La dictadura lo mantuvo en su rol y colaboró activamente con los buches y represores del Batallón 601. Los ochenta lo encontraron parado en el mismo sitio ideológico y se unió a las huestes -ahora democráticas- del Coronel Mohamed Alí Seineldín, de quien llegó a ser su colaborador personal, sin dejar su puesto en la SIDE, que mantuvo hasta su muerte.
La sabiduría hiperbórea y la orden de caballeros tirodal
Durante todos esos años y a instancias de su madre, Luis Felipe Moyano no paró de escribir libros donde expuso los planes del "Nuevo Orden Mundial" y la "Sinarquía internacional", y decir que su contenido era abiertamente nazi es una redundancia. Con el seudónimo de Nimrod de Rosario publicó once tomos con lo que fue su máxima creación, la "Sabiduría Hiperbórea", una ciencia esotérica heredada de ciertas sociedades secretas germánicas precursoras de la Orden Negra SS, con cuyos remanentes se contacto en Argentina, justamente para embarcarse en la obra de su vida: "El Misterio de Belicena Villca", y "Los Fundamentos de la Sabiduría Hiperbórea", colosales tratados de historia y esoterismo.
En 1985 y en Córdoba, Moyano fundó la "Orden Esotérica para el estudio y la iniciación en la Sabiduría Hiperbórea", conocida como la O.C.T.R.A. u "Orden de Caballeros Tirodal de la República Argentina" que divulgó la Sabiduría Hiperbórea, su propia doctrina con fundamentos nazis. Desarrollar el pensamiento de esta corriente netamente moyanista no tiene demasiado sentido: no hay un solo aporte téorico que tenga un mínimo cientificismo y lógica, es mas bien una suerte de devaríos que unifican mitología, astrología, ovnilogía, metafísica, y la concepción de un "hombre nuevo" de pureza racial. La Orden de Caballeros Tirodal tiene hermandad con la Orden Negra de los SS del III Reich y según Moyano, para entonces conocido como "Nimrod", ambas bebedoras de una misma fuente de Sabiduría.
"La misión de los caballeros tirodal consiste en localizar a los elegidos y, si estos lo admiten, prepararlos iniciáticamente para afrontar con honor el próximo fin de la historia". Curioso es, entonces, que tanto Nicolás Carrizo como Fernando Sabag Montiel, y especialmente este último, sigan con tanto fervor los postulados de esta "Sabiduría". ¿Quién les podría haber hecho creer que eran esos "elegidos"?
Luis Felipe Moyano, alias Nimrod, dejó este plano en 1996. Se llevó con él secretos de su paso por los servicios de inteligencia y de su vínculo directo con el fascismo y nazismo vernáculo. Rosalía lo sobrevivió quince años, y fue una activa promotora de su pensamiento y el de su hijo, ya anciana, por redes sociales. En la actualidad, sus miles de seguidores de toda América, se conectan precisamente por ese medio: Hay decenas de páginas de Facebook, videos en Tik Tok, canales de Instagram, Telegram y X, grupos de whatsapp.
Uno de ellos, precisamente, fue creado por Sabag Montiel, y se arrogaba tener con el mismo más seguidores que el grupo que había armado Nicolás Carrizo. Los nazis argentinos están en plena difusión y acción, uno de esos grupos es también "Fuerza UnidAria Argentina", vinculados directamente con Revolución Federal e involucrados en el intento de magnicidio.