Las recientes declaraciones de Carlos Torrendell, secretario de Educación, generaron un fuerte cruce con el sector universitario. Torrendell sugirió que las universidades públicas “inventan alumnos” para incrementar sus matrículas y así obtener mayor presupuesto, lo que desató una serie de respuestas que pusieron en evidencia la tensión en torno al financiamiento universitario.

El rector de la Universidad Nacional de San Luis y presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), Víctor Moriñigo, fue uno de los primeros en salir al cruce. En una entrevista radial, Moriñigo rechazó categóricamente las acusaciones del secretario y las calificó de erróneas. "No existen estudiantes inventados", aseguró, subrayando que el sistema de financiamiento de las universidades públicas no depende exclusivamente del número de alumnos, sino de una inercia histórica de más de 40 años.

Para profundizar en el tema, Moriñigo explicó que la cantidad de estudiantes matriculados no influye de manera directa en la asignación presupuestaria. Asimismo, detalló que una modificación en la ley de educación en 2015 otorgó a cada universidad la potestad de definir su propio concepto de "alumno regular", lo que podría haber generado confusión. "El hecho de que haya un porcentaje de estudiantes que no registren actividad no significa que las universidades estén inflando sus números. Hay muchos factores que afectan el rendimiento de los alumnos", aclaró.

Las palabras de Torrendell fueron también respaldadas por Sandra Petovello, quien se mostró escéptica sobre la actividad dentro de las instituciones educativas: “No sabemos si van a clases o qué hacen dentro de las universidades”. Este tipo de declaraciones avivaron el malestar en la comunidad académica, que ve en estas acusaciones un ataque directo al sistema de educación pública y un intento de justificar el recorte de fondos.

Por su parte, Moriñigo destacó que la situación financiera de las universidades públicas no depende únicamente del número de alumnos, sino de una serie de factores como la investigación y la extensión, pilares fundamentales de las universidades nacionales. También denunció la falta de políticas educativas claras por parte del Gobierno, argumentando que “la única política educativa que hemos visto es el ajuste presupuestario”.

En un contexto de creciente tensión, la respuesta oficial del rectorado fue tajante al desmentir la existencia de “alumnos fantasmas”. “Inventar estudiantes no tiene sentido. No hay ningún beneficio en inflar las cifras, y menos para las universidades que enfrentan desafíos estructurales y financieros enormes”, dijo Moriñigo, quien también subrayó que el debate sobre la educación debería centrarse en la calidad y no en números sin fundamento.

El debate se produce a pocos días de la movilización prevista en defensa del financiamiento universitario. Se espera que esta marcha, convocada por estudiantes, docentes y autoridades universitarias, sea una de las más multitudinarias en los últimos años. Moriñigo hizo un llamado a la paz y al diálogo durante las manifestaciones, destacando que el reclamo es legítimo y va más allá de un sector particular. “Ojalá la marcha sea en paz y que se escuchen nuestras voces, porque estamos defendiendo el futuro de nuestros jóvenes”, afirmó.

El conflicto con el Gobierno también tocó la negociación salarial, otro de los frentes abiertos en la disputa. Según Moriñigo, el Ejecutivo ofreció un incremento salarial del 6,8% para un solo mes, lo que fue considerado insuficiente ante la crisis que atraviesan las universidades. Para el rector, el camino no es el enfrentamiento, sino el trabajo conjunto: “En vez de tirar cifras del 38% o hablar de alumnos fantasmas, necesitamos sentarnos a dialogar y ver cómo podemos resolver esta crisis”.

A medida que crece la polémica, la comunidad universitaria se prepara para una semana cargada de movilizaciones y protestas. Las universidades, que han sido históricamente un espacio de debate plural, se encuentran en una encrucijada frente a un Gobierno que parece dispuesto a recortar el presupuesto y a plantear interrogantes sobre su gestión interna. Moriñigo destacó que la universidad argentina es un espacio de diversidad política donde todas las voces conviven, y subrayó la importancia de la educación pública como un motor de cambio social.