El presidente Javier Milei decidió convertir a la empresa estatal Yacimiento Carbonífero de Río Turbio en una Sociedad Anónima, mismo camino que había elegido para el Banco Nación hace pocos días. 

La decisión se concretó esta madrugada, con la publicación en el Boletín Oficial del decreto 115/2025. Fue pergeñado por Diego Chaher, el encargado de acondicionar las compañías del Estado para su posterior venta, titular de la Agencia de Transformación de Empresas Públicas.

Otra señal privatizadora: el Gobierno convirtió por decreto a YCRT en Sociedad Anónima

“Establécese que la representación de los derechos derivados de la titularidad de las acciones por parte del Estado nacional en la sociedad objeto de la presente medida será ejercida de la siguiente manera: el 95 % de la participación accionaria estará representada por la Secretaría de Energía y el 5% restante, por la Secretaría de Minería, ambas dependientes del Ministerio de Economía”, indica la normativa. De esta manera, quedará en manos de la cartera comandada por Luis Caputo la responsabilidad de tomar las decisiones necesarias para facilitar la transformación planteada.

“El Presidente de la Nación ha firmado el decreto que transforma la empresa Yacimiento Carbonífero de Río Turbio en una Sociedad Anónima. Nada de lo que no deba ser estatal permanecerá en manos del Estado. Que tengan todos un gran inicio de semana. Fin”, había anunciado el vocero Manuel Adorni.

BOLETIN OFICIAL REPUBLICA ARGENTINA - PODER EJECUTIVO - Decreto 115/2025

Antes de subirse al avión que lo llevó a los Estados Unidos, el Presidente había firmado un decreto para convertir en una sociedad anónima el Banco Nación, la mayor entidad financiera del país, con vistas a abrir su capital a inversores.

En el decreto, se estableció que los accionistas de la nueva sociedad anónima son el Estado argentino, con una participación del 99,9 %, y la Fundación Banco de la Nación Argentina, con la titularidad del 0,1 % restante del capital social.

El Gobierno de Milei había incluido el año pasado el Banco Nación en la lista de empresas que pretendía privatizar, pero tuvo que excluirlo de ese lote por la fuerte oposición que encontró en el Parlamento. Su estrategia, entonces, se encaminó a convertir al mayor banco de Argentina en una sociedad anónima.