El presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala, figura clave del espacio libertario y tercero en la línea de sucesión presidencial, admitió públicamente que gran parte de sus asesores, quienes son pagados por el Senado de la Nación, se encuentran trabajando en San Luis con un objetivo claro: asegurar su campaña para convertirse en gobernador de la provincia. "Mi deseo es ser gobernador, y para eso necesito mantener vivo el territorio", afirmó Abdala durante una entrevista en el programa de Jonatan Viale en TN.

Esta declaración fue sorprendente no solo por el hecho de que contradice de manera frontal el discurso anti-casta de su espacio, sino porque pone en evidencia un uso cuestionable de los recursos del Senado para fines personales y políticos. Según Abdala, al menos 13 de sus asesores, de un total de 15, están dedicados a tareas relacionadas con su campaña en San Luis. "Son mis módulos, puedo usarlos", dijo el senador, en referencia a los fondos que se le asignan para contratar colaboradores.

La reacción ante estas declaraciones no se hizo esperar. Los periodistas que acompañaban a Viale en el estudio le recordaron al senador que los fondos del Senado no son de uso personal y que deben destinarse a actividades legislativas, no a campañas políticas. "No son tus módulos, son nuestros módulos. Los pagamos nosotros", le recriminó Cecilia Boufflet, dejando claro que el dinero público no debería financiar ambiciones personales.

A nivel provincial, la confesión de Abdala no pasó desapercibida. San Luis, una provincia con un fuerte entramado político local, podría ver alterado su escenario electoral con la incursión de Abdala como candidato libertario. La Libertad Avanza busca posicionarse como una alternativa al tradicional esquema político de la provincia, pero las prácticas del senador podrían generar más dudas que certezas en su electorado.

La polémica también pone en jaque las reformas que el propio Senado ha implementado recientemente para mejorar la transparencia en la administración de sus recursos. En junio de este año, la Cámara alta comenzó a implementar un sistema de control de asistencia mediante huella digital, con el objetivo de reducir la cantidad de empleados "ñoquis". Según datos preliminares, cerca del 10% de los empleados no se presentó a trabajar durante los primeros días de control, lo que ha llevado a reforzar los mecanismos de verificación.

Abdala intentó minimizar las críticas afirmando que sus colaboradores son de "categoría baja" y que no quedarán en planta permanente cuando él deje su cargo. Sin embargo, la controversia sobre el uso de fondos públicos sigue latente y amenaza con complicar su camino a la gobernación de San Luis.

Mientras tanto, La Libertad Avanza deberá enfrentar el desafío de mantener su coherencia interna y responder a las críticas que generan las acciones de uno de sus referentes más importantes. El discurso "anti-casta" que impulsan desde el oficialismo se ve debilitado por situaciones como la de Abdala, y la respuesta del electorado será clave para definir el futuro del espacio libertario en la provincia.