Naidenoff: “Hoy la sociedad no reclama una reforma de la justicia, el proyecto es inoportuno y viejo”
El senador radical dialogó con Data Clave y apuntó contra la reforma judicial a la que considera oportuna. Sobre la marcha del 17A, sostiene que fue de la gente y que la oposición debe interpretarla y representarla. Asegura que en JxC el liderazgo está vacante y cree que Macri debe “aportar y colaborar”, en el rol de ex presidente.
A pesar de los reclamos opositores, el oficialismo apuesta a avanzar con la reforma judicial. En las próximas horas podría lograr el dictamen de mayoría en la comisión de Justicia del Senado. A esa comisión la integra -entre otros- Luis Petcoff Naidenoff, el jefe de los radicales en la Cámara Alta. Para el formoseño el proyecto es "inoportuno y viejo", y cree que el Gobierno debe retirarlo de la discusión.
Naidenoff, en diálogo telefónico con Data Clave, sostiene que la marcha del #17A fue una movilización espontánea de la sociedad y Juntos por el Cambio (JxC) debe interpretar lo que sucedió de cara a las próximas elecciones. Señala que en principal espacio opositor "hay un espacio vacante que tiene que ver con el liderazgo, pero eso se construye con el tiempo"
Data Clave: El oficialismo apuesta a tratar la reforma judicial la semana entrante en el Senado. Juntos por el Cambio ya manifestó su oposición. ¿Cuál es su postura?
Luis Naidenoff: Es una reforma inoportuna. La situación de extrema gravedad en lo económico y desde el punto de vista sanitario de Argentina nos demuestra que las prioridades del Estado deberían dirigirse a una respuesta colectiva para planificar un horizonte de mediano y largo plazo de la sociedad. Hoy la sociedad no reclama una reforma en la Justicia. Y menos una reforma que es muy parcial, que toca la arista penal federal. Y que es dónde se resuelven todas las cuestiones judiciales pendientes a determinadas causas de corrupción de los funcionarios y el propio Estado. Es inoportuna, vieja, que no responde a los tiempos. Hay un enorme distanciamiento entre la realidad o la preocupación de la gente y las prioridades del Gobierno, que apuntan a una reforma con el objetivo del manejo del poder y la impunidad.
D.C: ¿Y no cree que sea legítimo que el Gobierno avance en un proyecto que formó parte de su plataforma electoral?
L.N: Nadie discute si es legítimo reformar la Justicia en Argentina. Discutimos, en el contexto de una reforma judicial, el sentido de oportunidad. En segundo lugar, discutimos si esta debe ser la reforma que necesita la Justicia en materia penal. Hay algo que está ausente, estás reformando la Justicia en materia penal, pero te falta la parte central que son los acuerdos que exigen este tipo de reformas. No han participado especialistas del fuero penal, ni los magistrados, ni los partidos. Cuando pretendes reformar la Justicia o una parte parcial de la Justicia, requiere siempre un acuerdo previo. Como sucedió en el 2006 con la reducción de miembros del Corte Suprema, con fuerte respaldo político. La política avaló ese acuerdo, pero esta reforma nace de la prepotencia y la imposición. Faltó un proceso participativo y democrático para darle contenido a la reforma.
D.C: En los encuentros que hubo entre el Gobierno y Juntos por el Cambio en estos meses, ¿se planteó en algún momento la cuestión de la reforma judicial?
L.N: No. El único diálogo del que hemos participado fue la primera decisión cuando se avanzó con la primera cuarentena. De ahí nunca más se ha dado una convocatoria real. También te queda el sabor amargo de meses de una oportunidad desaprovechada por el Presidente. A mi me parece que la gente lo eligió como el Presidente de una transición para que tenga la capacidad de tender puentes y no dinamitarlos. Y creo que ha hecho muy pocos. Quizá tenga que ver con liderazgos, con el rumbo de la fuerza, pero se ha hecho muy poco para encontrar cierto grado de sensatez en Argentina, que necesite imperiosamente acuerdo políticos. Si no transitamos el camino de los acuerdos políticos vamos a entrar en un terreno de enormes consecuencias sociales.
D.C: En Juntos por el Cambio se han visto actores con un discurso muy duro con el Gobierno. ¿Cree que en la oposición también se deberían hacer esfuerzos para encontrar consensos?
L.N: Juntos por el Cambio le envió tres notas al presidente de la República. Pidiendo audiencias, propuestas. Todos, más allá de las diferencias, tenemos que hacer esfuerzos para aportar una salida a Argentina. Pero el primer paso lo debe dar el Gobierno. SI tenes una oposición como la nuestra que no es obstruccionista, y que apoyamos en el Congreso cuando lo pidieron, con gobernadores que van de la mano con el Presidente para trabajar con responsabilidad, es una fuerza que aporta un grado de equilibrio y racionalidad al sistema político en Argentina. Pero no somos nosotros los culpables de las movilizaciones contra la expropiación de Vicentin, o del hartazgo contra la cuarentena eterna. Han pasado siete meses de gestión y en estos meses es tiempo de que el Gobierno realice un proceso autocrítico de las cosas que están pasando.
D.C: Respecto a las marchas del lunes se han visto análisis distintos dentro de JxC. Hay quienes participaron y quienes mantuvieron distancia. ¿Cuál es su posición?
L.N: Nadie es dueño de la marcha, fue una movilización espontánea de la sociedad. Después uno puede acompañar, pero tampoco hay que confundirse. La adhesión no implica apropiación del reclamo ciudadano. Y está la mesura y equilibrio que le corresponde a esta fuerza. Nosotros trabajamos para ser Gobierno y tenemos un rol que representamos a más del 40% de la sociedad para cumplir una función parlamentaria. Pero también para construir una alternativa en serio en Argentina. Y el primer punto de partida es interpretar lo que pasó el lunes. Fue una marcha con diversos matices que movilizaron a la sociedad: la reforma de la Justicia, el hartazgo de la cuarentena y un sector comercial destruido. Y fue una marcha con mucho respeto. Esta marcha no tiene el sello de Juntos por el Cambio. Es una expresión ciudadana. Y el Gobierno debe hacer una lectura real, y no hacer una simplificación de que es una marcha organizada por JxC.
D.C: ¿Y cree que el Gobierno va a hacer una lectura de lo que pasó, que va a pensar en retirar la reforma judicial?
L.N: Así como retiró el proyecto de expropiación de Vicentin, al interpretar lo que pasó en la sociedad, no puede menos que retirar la reforma judicial y convocar a la oposición para trabajar en serio en un proyecto de la Justicia.
D.C: En general las oposiciones en sistemas como el nuestro suelen carecer de líderes. ¿Cree que con Juntos por el Cambio sucede lo mismo?
L.N: JxC representa un proyecto colectivo sin liderazgos excluyentes. En el que tenes fuertes referentes que gobiernan y administran provincias, jefes parlamentarios, pero no hay un liderazgo. No se inventan los liderazgos, se construyen con el tiempo, con trabajo, responsabilidad y respaldo social. La mayor fortaleza de JxC es la diversidad, con eje en representar los valores de la sociedad que hoy se moviliza. Hay un espacio vacante que tiene que ver con el liderazgo, pero eso se construye con el tiempo. Es una asignatura que naturalmente encontrará su cauce a medida que se perfilan las cuestiones electorales. Pero falta mucho para ello. Hoy los problemas a resolver no son los liderazgos, hoy JxC debe representar con mucha inteligencia las expectativas de la sociedad. Cuando te toca ser oposición, implica aportar, y hoy el mejor aporte es que el Gobierno tome nota de las cosas que hace mal, pero la apertura la tiene que generar el Gobierno.
D.C: Y en ese recorrido, ¿cuál es el rol que le cabe al ex presidente Mauricio Macri?
L.N: Es un ex presidente que tiene una voz importante en el marco del espacio. Pero también debe saber que su rol es el de colaborar y aportar en este proceso de Argentina y en el marco de Juntos por el Cambio.