Los gremios docentes llevan sus reclamos y se suman a la movilización del 30 de octubre
Este miércoles, los docentes bonaerenses y universitarios se suman a la protesta del sector transporte en todo el país. Suteba, FEB, UDOCBA y CTERA apuntan contra el gobierno en rechazo a las reformas y recortes, con exigencias que abarcan desde fondos hasta un mayor presupuesto educativo.
El paro nacional de transporte de este miércoles impactará no solo en la movilidad, sino también en las aulas. Docentes bonaerenses y gremios de universidades nacionales han decidido sumarse a la jornada de protesta, interrumpiendo el dictado de clases en diferentes niveles. La medida no solo responde a la adhesión a la protesta por parte de la Mesa Nacional del Transporte, sino también a los reclamos que el sector educativo mantiene con el gobierno de Javier Milei, en rechazo a las políticas de ajuste, privatización y la eliminación de fondos claves como el Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID).
En Buenos Aires, la participación de los gremios Suteba, FEB y UDOCBA es alta. Estos sindicatos, junto con CTERA y las dos CTA, han llamado a una huelga de 24 horas que coincide con la movilización del transporte. En un comunicado, CTERA destacó que la protesta incluirá desde ceses de actividades hasta radios abiertas y clases públicas. La demanda central es la restitución del FONID, un recurso que formaba parte del salario de los docentes y fue eliminado con el inicio de la administración de La Libertad Avanza (LLA). Además, exigen el aumento del presupuesto educativo y la aplicación de la ley de financiamiento educativo.
En las universidades, se espera una alta adhesión a la huelga, con muchas facultades que suspenderán las actividades presenciales en Buenos Aires y en otras provincias. La Conadu y la Conadu Histórica, junto con la FEDUN y la FATUN, han convocado a la protesta en rechazo a los recortes y en defensa de una recomposición salarial. Estas organizaciones sindicales de nivel superior han protagonizado una serie de medidas en los últimos meses, y se plantean continuar con una marcha federal universitaria en noviembre. Aunque en el ámbito estudiantil no se ha generado el mismo nivel de adhesión, la FUA y la FUBA no se pronunciaron al respecto, reflejando divisiones internas en torno a cómo enfrentar la crisis educativa actual.
A nivel de organización sindical, este llamado de los gremios docentes converge con la estrategia de la CTA de los Trabajadores y la CTA Autónoma, las cuales históricamente fueron competidoras pero ahora muestran una unidad inédita para enfrentar las políticas de ajuste. Ambas centrales se han sumado al paro de 36 horas en la administración pública nacional. Este clima de confluencia también se da en el transporte, con la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) y la UGATT, que decidieron unirse bajo la dirección de Omar Maturano, para fortalecer su presencia en la acción directa.
El gremio docente Suteba, liderado por Roberto Baradel, ha sido uno de los protagonistas en la provincia de Buenos Aires, donde la medida de fuerza tendrá un impacto significativo. A diferencia de la capital, donde solo Ademys convocó a adherirse al paro, en el resto de las escuelas bonaerenses se espera una jornada sin clases. Las demandas incluyen el aumento del presupuesto y el financiamiento al Instituto de Previsión Social (IPS), un fondo previsional que afecta a miles de docentes de la región.
En la Ciudad de Buenos Aires, el impacto será menor. Las escuelas primarias y secundarias públicas operarán en su mayoría de manera normal, aunque algunos colegios preuniversitarios como el Nacional Buenos Aires y el Carlos Pellegrini verán afectadas sus actividades. A pesar de ello, es probable que la asistencia en general se vea reducida debido a las dificultades de transporte, lo que anticipa una jornada escolar con menos estudiantes en las aulas. En tanto, algunos docentes podrían mantener la modalidad virtual para asegurar el avance en el calendario académico.
Mientras tanto, la estrategia de las universidades se divide entre quienes apuestan por la presión legislativa y quienes impulsan nuevas movilizaciones. La discusión en el Congreso del presupuesto educativo para 2025 sigue abierta, y la educación superior buscará obtener compromisos concretos para el año próximo, en medio de una coyuntura cada vez más tensa en el sector.