La Iglesia y el gobierno, con posturas cercanas en la condena al aborto y la maternidad subrogada
El Vaticano difundió el documento "La Dignidad Infinita", aprobado por el Papa Francisco, en el cual se rechazan además el cambio de género y la eutanasia. Son prácticas fuertemente cuestionadas por referentes del oficialismo.
El Vaticano reafirmó su condena al aborto y la eutanasia, y consideró además que las operaciones de confirmación de género y gestación subrogada son prácticas que poseen un mismo nivel de gravedad que “violan el plan de Dios para vida humana”, en un documento denominado “La Dignidad Infinita”, que cuanta con la aprobación del Papa Francisco y fue elaborado por Dicasterio de la Doctrina. Una mirada de la Iglesia que acercaría posiciones entre la Iglesia Católica y algunas concepciones sostenidas por funcionarios del Gobierno de Javier Milei.
De esta forma, la administración libertaria y El Vaticano habrían encontrado un punto de contacto, luego de los reiterados desencuentros que hubo en cuestiones como “la Justicia Social” y las políticas de asistencia a los sectores sociales menos desfavorecidos, ideas que son avaladas por Francisco.
El documento tiene 20 páginas y su redacción se discutió durante cinco años y el Sumo Pontífice ordenó su publicación el pasado 25 de marzo, según consignan fuentes ligadas al Vaticano.
El texto, aclaró el Vaticano, se publica cuando se cumple el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos, y se propone como un recurso de la Iglesia que busca “aclarar algunos malentendidos que surgen a menudo en torno a la dignidad humana".
El cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, prefecto de la doctrina de la Fe, tuvo a cargo la presentación de este texto que describe “las violaciones graves de la dignidad humana que son de especial actualidad” y entre ellas se encuentra la maternidad subrogada, con la cual un niño “se convierte en un nuevo objeto”.
Así, la contratación de un útero “es una práctica deplorable que ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre.
Esta postura está en línea con lo expresado por la magistrada Susana Medina, titular de la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina (AMJA), quien le envió a comienzos del año al Papa Francisco un informe que propone considerar a la subrogación materna como delito. Específicamente, lo señaló como “trata con fines de explotación reproductiva y tráfico de menores”.
La expresidenta del Tribunal Superior de Entre Ríos, y con reconocido prestigio en el Poder Judicial, mantiene buenos vínculos con la dirigencia de La Libertad Avanza (LLA) y en especial de la secretaria de la Presidencia y hermana del jefe de Estado, Karina Milei, quien impulsa su eventual postulación para cubrir vacantes en la Corte Suprema, si se caen las candidaturas de los jueces Ariel Lijo o Manuel García Mansilla para ocupar lugares en la máxima instancia del Poder Judicial.
En ese documento, al que tuvo acceso Data Clave, se propiciaba que "se prohíba la inscripción de los nacidos por esta práctica a nombre de los comitentes, se declare nulos los contratos que se firmen en el extranjero, se prohíba la publicidad de este método, y se persiga y sancione a todos los intermediarios".
El informe, cuya llegada a Roma trascendió en febrero pasado, sostiene que “el contrato de gestación subrogada procura someter a una transacción comercial a una persona por nacer, así como restringir de manera absurda y desnaturalizadora los derechos de la mujer embarazada”.
Más puntos
El Vaticano reiteró su rechazo de la teoría de género, la idea de que el género puede cambiar. Afirma que Dios creó al hombre y la mujer como seres distintos con diferencias biológicas y dijo que la humanidad no debía intervenir con ese plan ni tratar de “convertirse en Dios”. “Toda operación de cambio de sexo corre el riesgo de atentar contra la dignidad única desde el momento de la concepción”, se consideró.
La Iglesia rechaza las “cirugías de transición” y en cuanto a las “anomalías genitales” presentes en el nacimiento o que se desarrollan más tarde, el documento aceptó resolverlas “con ayuda de profesionales médicos”.
El documento de la Iglesia es contundente en una “condena permanente del aborto”. En ese sentido, se remarca que “la dignidad de todo ser humano tiene un carácter intrínseco y vale desde el momento de su concepción hasta su muerte natural”.
“La aceptación del aborto en la mentalidad, en las costumbre y en el derecho mismo, es un signo elocuente de una crisis muy peligrosa del sentido moral, que se vuelve cada vez más incapaz de distinguir entre el bien y el mal, incluso cuando está en juego el derecho fundamental a la vida”, indica “La Dignidad Infinita”.
Este sería otras de las coincidencias que el texto eclesiástico marca con las concepciones del oficialismo. Milei y varios referentes de LLA expresaron en varias ocasiones su rechazo a la vigencia de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). Recientemente, el mandatario calificó al aborto legal como “un homicidio agravado por el vínculo”.
No obstante, en uno de sus pasajes, en “Dignidad humana” se critica “la pobreza extrema, ligada a la distribución desigual de la riqueza". En ese sentido, se señala que "la riqueza mundial crece en términos absolutos, pero por las disparidades de los países ricos, nuevas categorías sociales se empobrecen y surgen nuevas formas de pobreza. El escándalo de las desigualdades sensacionales continúa”.
Son conceptos que están en línea con un mensaje que semanas atrás envió Francisco a los jueces argentinos, en el cual los instaba a “trabajar por la Justicia Social”, y que trascendió poco después del encuentro que el pontífice y Milei mantuvieron en el Vaticano, donde el líder libertario se disculpó por haber tratado al obispo de Roma “como representante del maligno en la tierra, sentado en el trono de la Casa de Dios”. Milei había fustigado de esta forma al Papa al deplorar sus posturas contra “el capitalismo salvaje”.