Javier Milei y Victoria Villarruel: de una alianza prometedora a un vínculo al límite
La relación entre el Jefe de Estado y la vicepresidenta comenzó como una alianza sólida en 2021. Hoy, los desacuerdos políticos y personales han llevado su vínculo a una fractura que tensiona la cúpula del gobierno argentino.
La historia entre Javier Milei, actual presidente, y su vicepresidenta, Victoria Villarruel, ha transitado un largo camino de acuerdos, tensiones y desencuentros. En 2021, la dupla emergió como una de las fórmulas más disruptivas en la política argentina. Milei, economista ultraliberal, encontró en Villarruel, abogada especializada en causas relacionadas con el terrorismo de los 70, una compañera que complementaba su discurso con un enfoque conservador y polémico sobre los derechos humanos.
La alianza nació en un contexto donde Milei buscaba consolidarse como referente del liberalismo y Villarruel compartía su rechazo al "relato progresista". La candidatura conjunta al Congreso los catapultó a la escena nacional. En 2021, lograron obtener bancas legislativas, donde trabajaron codo a codo, con pocos proyectos y muchas ausencias empezaron a escribir su historia que los catapultaría al poder meses mas adelante.
En aquellos primeros años, ambos compartían una visión crítica sobre el rol del Estado y mostraban una relación de respeto mutuo. Milei llegó a calificar a Villarruel como "una patriota inquebrantable", mientras ella lo definía como "el hombre que puede cambiar el rumbo del país".
En 2023, Milei eligió a Villarruel como su compañera de fórmula presidencial. La decisión generó críticas internas dentro de su espacio, La Libertad Avanza, pero la dupla logró consolidarse con un discurso fuerte contra el kirchnerismo, que terminó llevándolos a la Casa Rosada. Sin embargo, tras la victoria, comenzaron los primeros desacuerdos.
El primer momento de tensión nos remonta a la campaña electoral, cuando se vieron pancartas en los actos proselitistas que sugerían un proyecto político propio de la candidata a vice. Aunque se especulaba que Villarruel quedaría como referente de los ministerios de Seguridad y Defensa, Milei se inclinó por Patricia Bullrich y Luis Petri, respectivamente.
Durante 2024, la relación entre el presidente y su vicepresidenta se caracterizó por tensiones y desacuerdos públicos que impactaron en la dinámica gubernamental.
En noviembre de 2024, Milei declaró públicamente la ruptura con su vicepresidenta, afirmando que ella no participaba en la toma de decisiones ni en reuniones del gabinete. La acusó de formar parte de "la casta", término que utiliza para referirse a la vieja clase política que tanto critica
Uno de los conflictos más destacados y recientes ocurrió cuando Villarruel expresó su descontento con su salario de 2,9 millones de pesos, solicitando un aumento al considerarlo insuficiente para sus responsabilidades. Milei respondió categóricamente, calificándola de "casta" y criticando su desconexión con la realidad económica del país, enfatizando que la mayoría de los argentinos percibe ingresos significativamente menores y que los sueldos ejecutivos estaban congelados bajo su administración.
La exclusión de Villarruel del organigrama oficial también generó controversia. El Mapa del Estado, que detalla la estructura gubernamental, no incluía a la vicepresidenta, lo que fue interpretado como una señal de su marginación dentro del Ejecutivo. Aunque funcionarios intentaron minimizar la situación, la falta de comunicación entre Milei y Villarruel alimentó especulaciones sobre una ruptura en la cúpula del poder. La crisis llegó a su punto más alto a fines de 2024.
Más allá de las diferencias en políticas concretas, el conflicto entre Milei y Villarruel tiene raíces en estilos de liderazgo incompatibles. Mientras Milei se muestra dispuesto a avanzar sin concesiones en su agenda ultraliberal, Villarruel busca representar una postura más tradicionalista y conservadora, lo que genera tensiones en decisiones clave.
A pesar de los enfrentamientos, ninguno ha mostrado intención de romper el vínculo institucional. En declaraciones recientes, ambos han coincidido en que su prioridad es cumplir con el mandato hasta 2027. Sin embargo, el deterioro de su relación podría tener consecuencias graves para la estabilidad del gobierno y la agenda de reformas.