La respuesta a la aprobación del Senado de la ley con la nueva fórmula de movilidad jubilatoria y la compensación por la inflación de enero llegó el mismo jueves por la noche desde Casa Rosada. Javier Milei decidió vetar la ley de movilidad jubilatoria aprobada por dos tercios en la Cámara alta y lo anunció a través de un comunicado en el que calificó al proyecto como “irresponsable, ilegal e inconstitucional”.

En el parlamento tomaron nota de la esperable acción que tomará el Presidente y ya respondieron. “Vamos a insistir para que la movilidad jubilatoria sea Ley”, dijo este mismo viernes el bloque Encuentro Federal en un comunicado de prensa con críticas al gobierno nacional por la decisión de vetar la iniciativa aprobada por amplio consenso en el Congreso.

“Estamos comprometidos con la búsqueda del equilibrio fiscal, por el que hemos militado y trabajado desde que el hoy presidente era un comentarista mediático. Pero creemos que no hay un único camino para alcanzarlo. Por eso, en reiteradas ocasiones puntualizamos sobre la necesidad de que exista proporcionalidad en el sendero de baja del déficit”, fundamentaron en el comunicado con su posición frente al veto.

Y agregaron: “Resulta llamativo que, a pesar de que ‘no hay plata’, el Gobierno impulse medidas que benefician a los patrimonios más altos, como una importante baja del Impuesto a los Bienes Personales y un blanqueo que premia a quienes no aportaron, al tiempo que define la vuelta del Impuesto a las Ganancias que afecta principalmente a la clase media. O que destina 100 millones de dólares para la SIDE y más de 650 millones de dólares para la compra de aviones F-16. Tan solo el dinero de los fondos reservados para los espías representa 463.772 jubilaciones mínimas”.

El otro bloque dialoguista del que dependerá el futuro de un posible enfrentamiento con el rechazo presidencial será la UCR, bloque autor de la iniciativa. “Ya hablamos con la presidenta de la comisión para activar el trámite para insistir”, aseguraron fuentes parlamentarias del radicalismo. El tema debe comenzar de cero el tratamiento parlamentario o bien ir directo al recinto donde necesitará dos tercios para ser aprobado, la misma mayoría que para ser tratado sobre tablas sin necesidad de dictamen de comisión.

“Con todos con los que hemos hablado hasta ahora apoyan”, afirman desde los bloques dialoguistas pero saben que “el gobierno va a hacer lo imposible” para que se caigan los dos tercios. En la última sesión donde se rechazó el DNU de los fondos reservados de la SIDE, la conducta más cercana al oficialismo vino de los bloques donde hay línea directa de gobernadores. Incluidos los cordobeses que están dentro del bloque de Pichetto.

Al requerirse dos tercios, no solo son importantes los bloques de UxP, EF y UCR, hay que ver la reacción del PRO luego de los mensajes cruzados internos y las dos posiciones que adoptó en este tema. Votando a favor en el Senado y en contra en Diputados. Además, las ausencias y las presencias modifican el número que se requiere para conseguir la insistencia al veto.

A esto, hay que sumar que el partido que conduce Mauricio Macri hizo un juego ambiguo en durante el tratamiento en la Cámara alta. Mientras los senadores confirmaban su apoyo al proyecto, la comunicación oficial del PRO fue despegarse y declaró su apoyo el veto del presidente Javier Milei a la movilidad jubilatoria. En un comunicado vía redes, calificaron como "una ley inapropiada", y coincidieron con el Gobierno en que "el equilibrio fiscal es innegociable". 

"Ninguna fórmula de aumento a los jubilados va a funcionar si no se arregla antes la economía. La historia de los últimos años lo demuestra", dijo el espacio que conduce Macri.

El Gobierno mostró poder de fuego con los gobernadores en la última sesión contra el DNU de la SIDE y volverá a insistir. En esa votación, se esperaba mayor presión desde figuras del peronismo o líneas internas de Unión por la Patria. Algo que no sucedió. La posibilidad de sostener el veto tiene más chances en Diputados, el PRO tiene argumentos para seguir en contra de la iniciativa a pesar de todo el ruido interno.

El veto, “desechado” en el todo o en parte por el Poder Ejecutivo, vuelve con sus objeciones a la Cámara de origen, en este caso Diputados. Allí comienza el camino de la discusión de nuevo, y si lo confirma por mayoría de dos tercios de votos, pasa otra vez a la Cámara de revisión, en este caso el Senado. 

Si ambas Cámaras lo sancionan por igual mayoría, el proyecto es ley y pasa al Poder Ejecutivo para su promulgación, ya sin posibilidad de ser rechazado.