Ataque a CFK: Carrizo volvió a decir que los chats que lo complican eran "bromas"
El acusado realizó una ampliación de la indagatoria este martes, frente a la jueza federal María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo. Declaró por más de cinco horas.
Nicolás Gabriel Carrizo, detenido y procesado como partícipe secundario del intento de homicidio de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, volvió a decir este martes que eran "bromas" los mensajes hallados en su teléfono celular en los que se atribuía cierta participación en el ataque fallido.
Así lo refirió su abogado defensor, Gastón Marano, tras la ampliación de la indagatoria que se desarrolló durante 5 horas en los tribunales federales de Comodoro Py, en el barrio porteño de Retiro, frente a la jueza federal María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo.
Marano aseguró que su defendido explicó cada uno de los chats, enviados a siete destinatarios distintos, en los que se refería a se atribuía participación en la planificación del ataque y refirió que, tal como lo hizo la primera vez, se excusó en que ese era su humor.
Durante la indagatoria, Carrizo también sostuvo que su hipótesis respecto del hecho quera que Fernando Sabag Montiel, detenido y procesado como el autor material del ataque, lo hizo porque quería impresionar a Brenda Uliarte, sindicada como coautora del hecho.
La ampliación de la indagatoria se dispuso a partir de que se hallaron en el celular de Carrizo nuevos mensajes de texto, que no habían sido detectados cuando se lo indagó por primera vez en septiembre pasados: esos mensajes fueron recopilados en un trabajo llevado a cabo por la Datip (Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal), que depende de la Procuración General de la Nación.
"Recordá esta fecha", "Esta hdp (sic) ya está muerta", "No sabés qué hicimos con esto", "Generar miedo", "Para que el gobierno sepa con quienes se están metiendo", son algunos de los mensajes enviados desde el celular de Carrizo, jefe del grupo de supuesto vendedores de copos de azúcar para el que trabajaban quienes agredieron a la Vicepresidenta.