Juntos por el Cambio vivió, sin dudas, su jornada electiva más triste desde su conformación. El 23.83 por ciento obtenido por Patricia Bullrich en las presidenciales marcará, de mínima, una reestructuración interna y renovación que, además, también podría llevar a provocar un quiebre

La decisión política de apoyar en un balotaje a Sergio Massa o a Javier Milei, o a mostrarse ajenos a esa discusión, como ya informó la Coalición Cívica, significará un nuevo desafío por venir.

Sin embargo, como parte del diálogo al que se someterá la fuerza opositora también se pondrá sobre la mesa el fuerte malestar que ya confiaron por lo bajo varios dirigentes en torno al claro corte de boleta que se dio en algunos distritos

Entré en la política hace 32 años para ser una opción concreta al duhaldismo bonaerense y al menemismo. Siempre como parte de una construcción colectiva, la idea del sálvese quien pueda nunca la entendí y me parece que habla de la poca calidad humana de ciertos dirigentes”, le dijo a Data Clave un dirigente radical bonaerense.

El dardo fue a modo de respuesta sobre “qué opina sobre el corte de boleta que se registró en algunos distritos de la Provincia”. 

Los intendentes hoy están en la mira. Y lo saben. “La traición tiene varias caras, pero no es novedad. Después aparece la famosa foto de unidad y todo sigue girando”, agregó otro.

El corte de boleta fue sustancial. En algunos casos premeditado. Armado. Con el fin principal de mantener el territorio propio. Algo que, en los hechos, también le aseguró a Juntos mantener el poder de diversos distritos pese a que en total perdió el control de 16.

El corte más marcado se dio en Tres de Febrero, donde Diego Valenzuela fue elegido por tercera vez. El actual jefe comunal logró un gran apoyo de casi el 47 por ciento del distrito, pero a Bullrich solo la acompañó el 27 por ciento. El corte fue de 20 puntos. A tal punto que Massa fue el más votado con el 40 por ciento.

El resultado reflejó dos cosas: el fin de la idea de que en la Argentina no hay cultura de corte y la aceptación local de la comunidad para con el alcalde. Valenzuela se expresó al respecto. La clave fue que nos acompañaron muchos vecinos, no solo de Juntos por el Cambio, sino de otros partidos políticos, con el a, veces estigmatizado pero en mi opinión democrático, corte de boleta y con eso pudimos resistir y conservar el gobierno municipal”.

Y agregó: Hablando de los temas locales hemos logrado en muchos casos que nos acompañen muchos vecinos que votaron a Milei y también a Sergio Massa”. Y completó: “Yo no le puse la pistola a la cabeza a nadie. La gente votó espontáneamente y nos acompañó producto de lo que vivió en los últimos ocho años".

Sin embargo, hubo un caso de mayor impacto: San Miguel. Allí, el intendente de Jaime Méndez logró la reelección con números similares a los de Valenzuela. Y con menor apoyo para Bullrich a nivel local. Se trata de un territorio peronista que está gobernado por antikirchneristas encolumnados detrás de la figura de Joaquín De la Torre.

De hecho, De la Torre es el principal estratega detrás del corte. Fue el propio senador que, en 2019, a la vista de cómo venía la elección nacional en la previa de las PASO puso en funcionamiento un sistema de corte que le permitió a su delfín ganar los comicios y que, luego, fue “importado” por otros alcaldes para revertir los malos resultados de las primarias.

"Traición" y sálvese quien pueda: bronca en Juntos por fuerte corte de boleta de los intendentes

El plan se puso en marcha una vez más en el Conurbano. Y otra vez rindió sus frutos. Claro, hacia arriba hay malestar. 

En la previa se conocieron denuncias de dirigentes de otros partidos que aseguraban que, a través de canales no oficiales, desde Juntos estaban llamando a cortar boleta.

Vicente López y San Isidro también tuvieron su corte en detrimento de Bullrich, pero en números acordes a cualquier elección por lo que no se puso la mira sobre estos partidos. Menos en San Isidro donde el possismo quedó afuera en las PASO y Ramón Lanús hizo su propia campaña para lograr la continuidad en un distrito que, de seguro, tendrá muchos cambios.

Eso sí, nadie podrá achacarle a Néstor Grindetti haber ido en contra de su propia elección como gobernador en Lanús, el distrito donde dejó a Diego Kravetz como la figura a reemplazarlo. No salió. El ahora exaspirante provincial sacó tres puntos menos que el postulante a jefe comunal; mientras que Bullrich estuvo 8 puntos por debajo.

Pero la mira no solo se puso en el Conurbano. “Lo de San Nicolás no se explica sin que los Passaglia se hayan movilizado”, le dice a este medio el mismo dirigente radical. El clan filoperonista salió a la banca de Bullrich, pero a nivel local Santiago, el menor de los hermanos, sacó 18 puntos más que la boleta nacional y se aseguró su propia patria "intendentista".

Los 12 puntos de Mar del Plata también pusieron una lupa bajo el funcionamiento electoral de Guillermo Montenegro. “El Gordo”, como le dicen los cercanos, sabía que no tenía una elección fácil ante la unidad que conformaron Fernando Raverta y el exjefe comunal, Gustavo Pulti. Sin embargo, logró imponerse. 

Los números de Capitán Sarmiento también anticiparon algo de lo que se terminó anunciando en las últimas horas. Pese a que Javier Iguacel decidió no buscar la reelección (arrancó la campaña como principal candidato a gobernador de Bullrich), delfín local, Fernanda Astorino, consiguió el 53 por ciento de los votos: 21 puntos más que la boleta nacional

Con una particularidad: en el municipio de la segunda ganó Milei. Y ahora, Iguacel, no dudó en mostrar una foto junto a él en sus redes y darle su apoyo. 

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El radicalismo tampoco quedó exento. En Tandil, el distrito más grande del interior donde manda un boina blanca, Miguel Ángel Lunghi sumó 13 puntos más que la boleta nacional. En las PASO había acompañado a Horacio Rodríguez Larreta y, para las generales, se ocupó de llevar adelante una estrategia de clara estirpe local.

Lo cierto es que ahora, como parte de la reconfiguración interna de Juntos, no faltarán reclamos hacia adentro, ni discusiones y posturas encontradas en torno a una elección que marcó el final de una coalición, al menos como se la conocía hasta ahora.