Milei encuentra en Kicillof a su antagonista perfecto y el peronismo se ordena en la búsqueda de un liderazgo
El gobierno se prepara para el desgaste de su capital político por el efecto de las políticas de shock implementadas durante las primeras tres semanas de gestión. El Presidente confronta con el gobernador bonaerense y lo sube al ring para contrastar el modelo económico. Unión por la Patria define estrategia parlamentaria para frenar el paquete de medidas del oficialismo y se debate entre la oposición total o la negociación punto por punto. El think tank de Sergio Massa para rebatir las propuestas libertarias. El rol de Juan Grabois como ancla para evitar que peronismo se disperse.
Javier Milei sabe que tiene poco tiempo antes de que los márgenes de popularidad que aún ostenta, se reduzcan a extremos incompatibles con su actitud “populista” de abrazarse con la gente en una recorrida callejera. “Si logramos avanzar con este paquete de medidas, por seis meses no vamos a poder salir a la calle, porque nos van a putear en todos los idiomas”, le confió a Data Clave un importante funcionario de la Casa Rosada. “Pero si no podemos aprobarlo, la catástrofe será de proporciones bíblicas”, sostuvo el propio presidente en su último mensaje de 2023.
La expectativa más optimista pone entre mayo y junio del año que comienza el primer rayo de luz tenue que podría exhibir la gestión económica mileista, con algún atisbo de recuperación en los números de una economía que se va a derrumbar hasta límites nunca antes vistos. La metáfora de “cruzar el Jordán” para llegar a la “tierra prometida” es la esperanza que sostiene el ánimo libertario, en medio de un verano plagado de malas noticias para la gran mayoría de los argentinos.
Desde el oficialismo se entusiasman con supuestos “índices de popularidad” que habrían alcanzado un 75 por ciento de imagen positiva, aunque al ser consultados por la fuente, ningún funcionario aportó el dato preciso. Sin embargo, la mayoría de los consultores electorales piensa que, aunque todavía tiene un margen de maniobra de algunos meses, la mirada ciudadana sobre Milei ya sufre un deterioro “considerable”.
Nadie discute el magnetismo que tiene su figura, alimentado por sus performances televisivas. Pero el DNU y la Ley Ómnibus no lograron consolidar el entusiasmo ni siquiera de sus seguidores, con puntos que generaron, incluso, rechazo contundente de una mayoría. La disyuntiva principal es cuánto va a durar la paciencia de una población que ya ha comenzado a sentir los efectos del ajuste en sus bolsillos. A lo que se suma el nivel de conflictividad social reflejado por los primeros cacerolazos, piquetes y medidas de fuerza generales, como la convocada por la CGT para la última semana de enero.
Elegir al adversario
Si hay un antagonista perfecto al pensamiento y la praxis política de Milei, ese es Axel Kicillof. Formados en escuelas de pensamiento económico absolutamente opuestas y con antecedentes ideológicos que no tienen ninguna posibilidad de conexión, ambos protagonizaron esta semana una serie de contrapuntos dialécticos que avizoran una profundización de la confrontación, con aroma a duelo electoral futuro.
La chicana que disparó la serie, la lanzó el presidente en una entrevista televisiva en la que propuso la creación de la “tasa Kicillof” cuya recaudación se destinaría a pagar la demanda por la expropiación de YPF efectuada durante el gobierno de Cristina Kirchner, en la que la Argentina fue condenada a resarcir por US$16.000 millones al fondo buitre Buford Capital.
El mandatario expresó que tiene voluntad de pago de la deuda, pero remarcó que “la plata no la tenemos”. Es por ello, que propuso la creación de un nuevo impuesto “para pagar el desaguisado de un amateur” (por el exministro de Economía y mandatario bonaerense) de modo que “los argentinos recordemos todos los días esa barbaridad que hizo Kicillof”.
La respuesta del gobernador no se hizo esperar. Si bien eligió no entrar en el tono chicanero, el reelecto mandatario bonaerense eligió apuntar directamente al DNU desregulador y al proyecto de ley enviado al Congreso con los mismos fines. “Siempre es más fácil firmar un decretazo y mandar una súper ley, que dedicarse a laburar y a generar trabajo e industria. Esos que se dicen eficientes además son bien vagos, los decretos se los escriben otros”, deslizó.
“Hoy se está aplicando un plan de ajuste clásico, se aplicó mil veces, conocemos las consecuencias. Además el ajuste siempre va sobre las provincias y creen que es para perjudicar a un gobernador. Que quede claro: inauguramos escuelas, rutas, hospitales. No es para perjudicar a un gobernador, el ajuste que van a hacer perjudica al pueblo de la provincia de Buenos Aires, no a un gobernador”, dijo el referente de Unión por la Patria.
Kicillof es actualmente el dirigente peronista con mayor peso institucional. Gobierna el distrito que concentra el 40 por ciento del padrón, el 50 por ciento de la actividad industrial del país, y donde fue reelecto con el 45 por ciento de los votos. Sin embargo, espera su momento para salir a confrontar y elige la versión negociadora, que incluye reuniones de estrategia con los máximos referentes de la coalición opositora.
En busca de un nuevo liderazgo
Tras la derrota electoral del 19 de noviembre, los máximos referentes de la coalición peronista no presentaron la renuncia al partido, sino que optaron por una estrategia más prudente, con el objetivo de esperar los primeros movimientos del gobierno libertario. Ni bien asumió, Milei avanzó con todo su paquete de reformas y la unidad del peronismo sostenida con hilvanes hasta el final de la campaña, se vio fortalecida en la resistencia al modelo de ajuste.
Con Alberto Fernández fuera del país y Cristina Kirchner en modo patagónico, las miradas se centraron en las figuras del gobernador bonaerense y de Sergio Massa, que quedó bien considerado puertas adentro del PJ porque “se puso la campaña al hombro con todas las dificultades”. El líder renovador había decidido no responder las críticas y acusaciones del nuevo oficialismo por la disparada de los precios y los síntomas de depresión que acumula la economía. Pero ante el panorama generado por las medidas anunciadas, decidió abandonar el perfil bajo.
Presentó la Fundación Encuentro junto a un equipo de diputados y colaboradores, entre los que se destaca Guillermo Michel el ex titular de la Aduana, que brindó un informe crítico del programa de gobierno libertario. Y después, se sumo a la masa crítica del peronismo bonaerense al compartir el encuentro en La Plata junto a la plana mayor de sus dirigentes, gobernador incluido.
“La idea es desde la Fundación producir investigaciones y análisis con universidades e instituciones educativas. Y después, vincularse con todos los sectores políticos, principalmente con Unión por la Patria”, le dijo a este portal un colaborador del thik tank renovador. Allí confluyen el PJ, organizaciones identificadas con Cristina Kirchner, los gremios de la CGT y la CTA y un nuevo actor social, los movimientos sociales, que recuperaron la vieja denominación de “piqueteros”.
Además, el excandidato empezará a escribir un libro que editará Planeta -con la idea de que esté listo en marzo-, donde volcará su experiencia en el Ministerio de Economía y dará su versión sobre una gestión que estuvo atravesada por fuertes condicionamientos externos, pero que dejó una herencia de desequilibrios acumulados graves y potencialmente peligrosos.
Massa recibió en los últimos días informes sobre el impacto de las últimas medidas, que combinan encuestas de opinión pública y análisis económicos y políticos, donde aparece un incipiente cambio de clima en el universo del voto blando que obtuvo el mileismo (los que lo apoyaron en el balotaje), que se empezó a gestar por la disparada de los precios previos a la asunción y la aceleración que tuvieron en los últimos días.
También aparecen en los relevamientos las primeras resistencias al DNU anunciado, que se tradujeron de inmediato en golpes al bolsillo, como las cuotas de la medicina prepaga. “En ese descontento es donde tenemos que empezar a trabajar para consolidar nuestra posición y recuperar al votante desilusionado que se inclinó por Milei el 19 de noviembre”, aportó un colaborador del massismo.
El rol de Juan Grabois ante el shock mileísta
“Esto es una derogación ilegal de la Constitución por vía de una ley, algo que fue expresamente prohibido por el gobierno de Raúl Alfonsín”, dijo el presidente del frente Patria Grande Juan Grabois en declaraciones al programa “Minuto Final” (C5N) al referirse al proyecto de ley desregulador que el gobierno de LLA pretende aprobar en el Congreso.
“Nunca hubo un ataque tan brutal“, expresó para justificar el próximo paro general de la CGT convocado para el 24 de enero. “Una devaluación del 115% y, de piso, en los próximos tres meses del 100%, del casi 35% mensual, quiere decir que te están confiscando patrimonialmente la mitad del salario que es tu propiedad privada. Te confiscan del lado de la inflación y por el lado de la ley de alquileres, con su anulación”, interpeló Grabois.
El fundador del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) dijo que “Milei, lejos de resolver los problemas, los está agravando” y que el país está atravesando “una devaluación sin compensación, es un ajuste ortodoxo clásico, con el agravante de las medidas adicionales escritas por 10 corporaciones que, para mí, es un delito de tráfico de influencias”.
Para Grabois, la mega ley (conocida como Ley Ómnibus) “es la abolición de la Constitución Nacional, cambia el sistema democrático representativo y federal por uno cuasi monárquico, son cualidades dictatoriales, con respecto a dictar una ley”.
La mirada del excandidato a presidente de Unión por la Patria sirvió durante la elección para contener “por izquierda” al voto peronista al que no le gustaba la figura de Massa. Pero ahora cumple un rol hacia el interior de la principal coalición opositora.
“La lectura de Juan es muy importante porque también es una vara que evita la fuga por derecha del peronismo, ese que hoy seguramente ya estaría negociando con el gobierno en el Congreso aceptar algunos puntos del proyecto, a cambio de alguna prebenda”, le dijo a este portal un referente histórico del peronismo en los barrios de la ciudad de Buenos Aires.
“Tenemos que generar mil ámbitos de discusión para debatir la forma de plantarnos contra esta ley de derogación de la Constitución, más allá que pueda haber alguna medida que nos resulte más o menos simpática, debemos rechazar todo el proyecto y exigirle al gobierno que envíe las iniciativas por separado, para que sean discutidas en el Congreso”, finalizó Grabois.