Entre diplomacia presidencial y berrinches camporistas, Fernández evita debate de cabotaje y apunta a la inflación
Emmanuel Macron, Olaf Scholz y Pedro Sánchez escucharon esta semana la propuesta del mandatario argentino para desescalar el conflicto entre Ucrania y Rusia con la imprescindible participación de las naciones europeas y el rol mediador de los países latinomericanos. Los tres se comprometieron a confirmar a la brevedad si dan el visto bueno para avanzar. Mientras tanto, en Argentina, el ala kirchnerista continuó fustigando la política económica y presionando para eyectar a Martín Guzmán del gabinete. Los tres pilares del plan anti-inflacionario del gobierno y las claves de la readecuación tarifaria que se viene.
El sol del mediodía se hacía sentir con intensidad en los jardines del Palacio del Eliseo, donde dos mandatarios conversaban amigablemente sentados frente a una de las clásicas mesas de estilo francés que ornamentan el paisaje parisino diseñado hace más de dos siglos por el arquitecto Armand-Claude Mollet. Con esa bucólica escenografía de fondo, Alberto Fernández le explicó a Emmanuel Macron su propuesta para desescalar el conflicto entre Ucrania y Rusia, con la intermediación de los países latinoamericanos integrados en la CELAC, intentando convencer a Vladimir Putin de deponer su actitud invasora.
Una jugada "al fleje" que, de resultar exitosa, lograría destrabar la intrincada cerradura que dificulta la apertura del diálogo para arribar a la tan ansiada paz en una guerra de características globales y lo transformaría en algo aun más importante que en "un actor protagónico dentro de este escenario internacional tormentoso", tal como lo calificó el presidente francés al momento de darle la bienvenida protocolar.
Macron lo escuchó con atención, le hizo tres preguntas para entender algunas aristas de la iniciativa -cuyos detalles solo conocen los dos jefes de Estado y el canciller alemán Olaf Scholz, a quien Fernández visitó el miércoles en Berlin- y deslizó su opìnión: "es muy interesante esta idea, tengo que hacer unas consultas, dame ocho días y te respondo".
Promediando la charla, que se extendió por una hora, Macron hizo una pregunta incómoda: "¿Qué le pasa a tu vicepresidenta?¿Por qué ataca tanto a su propio gobierno?". El argentino, que había intentando infructuosamente evitar apreciaciones públicas sobre Cristina Kirchner durante una gira con objetivos bien diferentes, amagó una respuesta componedora, fiel a su estilo de "paladín" de la moderación: "Viste cómo somos los peronistas, parece que nos peleamos, pero en realidad, nos estamos reproduciendo", contestó.
Cada vez que el presidente argentino recorre el mundo, se ve en la obligación de explicarle a sus interlocutores qué es Cristina. Los jefes de las naciones más poderosas del mundo la ven como un personaje inestable, que continúa exhibiendo rasgos de ese "populismo" al que tanto detestan. Para ellos, el peronismo tiene rasgos populistas y ribetes autoritarios que no se comparecen con los postulados de las sociedades democráticas modernas. Pero Alberto encarna a una clase de dirigente del peronismo que les simpatiza, porque tiene muchos rasgos propios de los social-demócratas europeos. "Lo ven como un peronista democrático", explicó a Data Clave un colega francés que cubría la cumbre en el Eliseo.
Desde que inició la campaña que lo llevó a la Rosada en 2019, Fernández estuvo tratando de convencer al mundo desarrollado de que CFK no es ni Hugo Chávez, ni los Castro. Transcurridos algo más de dos años de aquella apuesta, siente que todo lo escrito con la mano, el kirchnerismo lo borró con el codo y que "se volvió a foja cero". Por eso entiende como prioritaria la reconstrucción de los lazos con los países del viejo continente.
"Es imprescindible que Europa tome la iniciativa y juegue un rol protagónico en las negociaciones para lograr la paz, no podemos dejar todo en manos de la OTAN y los Estados Unidos porque nunca vamos a arribar a buen puerto con ellos", le dijo a este portal una fuente con acceso directo al principal despacho de la Casa Rosada.
Una anécdota grafica este escenario dubitativo de los líderes mundiales respecto del rol de la vicepresidenta. En febrero de 2020, el recientemente asumido presidente argentino se reunió con la alemana Angela Merkel. "¿Le puedo hacer una pregunta", le dijo a Fernández. "¿Cómo es su relación con Cristina?", disparó la ex premier alemana. El presidente argentino le contestó amablemente que se trataba de una relación "con vaivenes a lo largo de los años", pero que en ese momento "se encontraban muy bien, tratando de salir adelante".
La alemana no se quedó callada. "Ustedes son muy diferentes en sus estilos, yo lo escucho a usted y no puedo dejar de contrastarlo con los modales que tiene ella". Fernández refirió entonces a las ventajas que traen aparejadas las diferencias y la fortaleza que otorga la diversidad de estilos en la gestión. Un año y nueve meses después, durante la cumbre del G20 en Roma, ambos mandatarios volvieron a cruzarse. Mucha agua había pasado bajo el puente, PASO incluidas, carta bomba y ataques sistemáticos contra los ministros albertistas por parte del kirchnerismo "paladar negro". Haciendo gala de cierta ironía, la alemana le preguntó: "¿Y cómo le va con Cristina ahora?¿Difícil no?". Alberto solo pudo sonreir esta vez.
Contrariamente a lo que piensan los reduccionistas del análisis, el problema de la Argentina es mucho más serio y complejo que definir si La Cámpora apoya o no a Martín Guzmán. Y ciertamente, a esta altura del partido, poco pareciera importarle a Fernández lo que diga o haga Máximo Kirchner. "Nosotros igual vamos a seguir avanzando con nuestro programa económico, sin importar cuánto ladren", les dijo a sus colaboradores directos el presidente durante la última escala de su gira por Europa.
El contraste es claro: mientras desde Europa, Fernández ejercía la diplomacia presidencial, concretando en menos de una semana, bilaterales con líderes del G7 y discutía alternativas para detener una guerra que impacta a toda la humanidad, en Argentina, el sector cristinista del oficialismo y una buena parte de la oposición confluían en críticas despiadadas contra el titular del palacio de Hacienda y torpedeaban su planificación económica con argumentos de difícil aplicación en la economía real, sin provocar un descalabro.
Tres pilares de la estrategia anti-inflacionaria
Según un relevamiento mundial realizado entre casi veinte mil personas de entre 16 y 74 años en 28 países participantes, las preocupaciones de la población variaron sustancialmente en los últimos dos años. Mientras en abril de 2022 la prioridad era el tema de la pandemia y las vacunas, hoy el liderazgo en materia de desvelos lo tiene, justamente, el espiral inflacionario en el que estamos sumidos como sociedad. "Estamos poniendo todos nuestros esfuerzos en apuntar con artillería pesada a la inflación y tenemos la firme convicción que vamos a aplacar el espiral inflacionario, que tiene múltiples causas", comentó un funcionario de Economía a este cronista.
A pesar de la desaceleración que mostró la inflación en abril, se mantuvo a niveles muy altos. Guzmán explicó que esto se debe a “las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania” y agregó que “este comportamiento también se observó a nivel global, donde la inflación minorista continúa acelerándose, alcanzando valores récord en décadas, impulsada por alimentos, energía, transporte, vivienda e indumentaria”.
"El plan antiinflacionario, en los términos que lo conocemos, no ocurrirá", agregó el funcionario consultado. Como dato adicional, desde el gobierno están convencidos de que "no todo es un problema monetario, como en la época del Plan Austral o la convertibilidad, y debemos enfrentar el desafío, no solo con la fuerza de los votos, sino sumando cuadros técnicos que puedan ir resolviendo los miles de dramas que tenemos como sociedad".
La existencia de ruido político hacia el interior del Frente de Todos, altera la causa de las expectativas. "La inflación importada fue objeto de debate en el viaje que terminamos, con condiciones macro se están cumpliendo con el programa económico. Las monetarias, con las políticas restrictivas de emisión del BCRA. Nos queda trabajar (lo más difícil) sobre la concentración y los formadores de precios. Todo eso es nuestra política antiinflacionaria", agregó la fuente minutos antes de despegar de regreso a la Argentina.
La semana que viene se llevará a cabo la audiencia pública que debatirá el ajuste tarifario del 32% acumulado propuesto por la empresa Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) para este año, a través de dos incrementos del 20% en julio y 10% en octubre. Un indicador para tener en cuenta es que las audiencias para definir las nuevas tarifas de la luz y el gas ya se produjeron. En el primer caso, el Gobierno propuso un ajuste del 42,72 por ciento y en el segundo, del 20 por ciento.
Quien debe poner el gancho final a la reestructuración de las tarifas es la titular del ENRE, Soledad Marin, una funcionaria ligada al subsecretario de Energía, Federico Basualdo, integrante de La Cámpora y némesis de Guzmán. Lo mismo que Federico Bernal, interventor del Enargas. “Esto es una decisión política. Si alguien no puede tomarla, no podrá seguir en el Gobierno”, resaltaron desde el entorno presidencial durante la gira.
MK golpea a un rival que no puede noquear
El diputado nacional y presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner, lanzó este viernes un nuevo mensaje a la interna y apuntó contra el presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, por el rumbo económico del gobierno. "Cuando uno quiere conducir también debe saber obedecer", subrayó el líder de La Cámpora al hablar en un acto en la localidad bonaerense de Lanús.
La respuesta de Máximo Kirchner, tras una semana de silencio del kirchnerismo más duro, se dio casi simultáneamente al momento que la delegación argentina finalizaba la gira del jefe de Estado por Europa, mientras la titular del Senado aún estaba a cargo del Poder Ejecutivo. "Nuestro pueblo se conduce obedeciendo. Cuando uno quiere conducir también debe saber obedecer. Y el pueblo manda. Para saber conducir hay que haber sido conducido. Lo que me preocupa como peronista, como militante es que la sociedad no se involucre en su destino y cuando los dirigentes pretenden surfear esa ola más que romperla, porque sino la ola se hace más grande", subrayó el líder del PJ provincial.
En su discurso en el Club Podestá, el diputado nacional lanzó duras críticas contra Guzmán, y expresó: "Escucho en los últimos días que el ministro de Economía dice dos cosas y dice más. Dice que no tiene apoyo político. Tenés el apoyo del FMI y de Kristalina Georgieva, de los movimientos sociales, del Presidente y de Clarín. ¿Qué más querés?".
MK construye su juego y su relato, mientras simultánemente busca desgastar al gobierno que él mismo integra, sin importarle las consecuencias que ello traiga aparejado. No hay que ser muy suspicaz para imaginar un escenario electoral muy complejo en el que, si no toman las riendas de la economía, se les puede complicar muchísmo en el próximo semestre.
Aunque no lo exhiban con luminarias de neón, bombos y platillos, el plan existe y comenzó a dar resultados, tras dos años de recesión forzada por la pandemia, renegociación de la deuda y guerra ruso-ucraniana con impactos globales incluidos. La pulseada que falta, la que de ganarse, comenzará a mostrar los efectos de los números macro en el conjunto de la sociedad, es la anti-inflacionaria. Si logra domarla, Fernández tendrá chances de convertirse en lo que siempre soñó: un peronista al que los países centrales miren como un referente de la socialdemocracia y no como un líder populista, de ribetes autoritarios.