De acuerdo con un informe reciente del Banco Mundial, Argentina es el país de Latinoamérica con menor nivel de bancarización: los préstamos otorgados por el sector privado representan solo el 8% del PBI del país. Este número, que se ubica muy por debajo del promedio en la región, disminuye el crecimiento económico y afecta directamente la competitividad del país y el empleo. 

En términos futbolísticos -tan de moda a partir de la conquista de la Copa del Mundo- en el campeonato de países con mejor funcionamiento de sus sistemas bancarios, Argentina no habría siquiera clasificado al mundial. 

Pero para comprender la real dimensión de todo esto, es importante explicar qué se entiende por bancarización en este contexto. El informe del Banco Mundial entiende la bancarización como el “volumen de préstamos y depósitos bancarios al sector privado en relación con el Producto Bruto Interno”. 

Todos dicen buscar respuestas, pero pocos ponen los ojos en los motivos de esta realidad que presenta, desafortunadamente, pocas perspectivas de cambio. Por eso, en esta breve columna quiero contarte las tres razones principales que explican el bajo nivel de bancarización en Argentina:

 1) Argentina no ofrece seguridad jurídica. En pocas palabras, esto significa que el Estado brinda muy pocas garantías a los ciudadanos sobre su persona, sus bienes y sus derechos. Además, Argentina tiene historia en confiscar los ahorros de la gente. Las personas tienen esto presente y el Estado hace poco para que lo olviden. Tradicionalmente, los argentinos no dejan grandes cantidades de dinero en los bancos de su país. Y es lógico que así sea. 

2) Los banqueros en Argentina son más funcionarios que asesores. No existe un verdadero asesoramiento para los clientes en la banca tradicional y las personas lo sienten. Por momentos, incluso, pareciera que los bancos están más al servicio del Estado que de sus clientes. 

3) Paralelamente, en este último tiempo han surgido y crecido empresas fintech y brokers que brindan este tipo asesoramiento y que además ofrecen comisiones bajas (o nulas en algún caso). Ante esto, el manejo de la tesorería de las empresas argentinas, y por supuesto la inversión de los excedentes de las familias, fluyen hacia este tipo de instituciones o directamente hacia el exterior. 

Argentina tiene mucho que cambiar si quiere ver un crecimiento en la bancarización del país. 

Por el momento, la mejor alternativa para quienes necesitan custodiar y/o invertir su dinero consiste en buscar buenos asesores en instituciones financieras no bancarias, tanto dentro como fuera del país. Obviamente, quienes deciden dar el paso y comenzar a operar en el exterior deben, primero, familiarizarse con ciertas cuestiones impositivas y sucesorias ya que pueden aplicarse normas distintas a las que conocen. En eso consiste, entre otras cosas, la planificación patrimonial.