La decadencia educativa es insondable y los candidatos a presidente firmaron el Compromiso por la Alfabetización. En el mismo, se priorizan tres tipos de intervenciones desde el Estado. Dos ya se vienen ejecutando, un programa nacional (en este caso de alfabetización) y transferencias nacionales a las provincias. La tercera, más disruptiva, es agregar pruebas periódicas y censales en 3° grado de primaria para evaluar la alfabetización y la comprensión lectora y comprometerse a que los resultados se publiquen en tiempo y forma. 

Este acuerdo debería descansar en que la Nación se concentre en mejorar la economía y los empleos y que las provincias se concentren en mejorar la gestión educativa.

En este contexto, es pertinente observar los resultados del sistema educativo por nivel socioeconómico de los jóvenes. Y, según las pruebas APRENDER, el porcentaje de niños que terminan 6° grado con niveles insuficientes en lengua y matemática son el 24% en el nivel socioeconómico alto. Entre los niños de nivel socioeconómico medio, el 42%. Y por último, entre los niños de nivel socioeconómico bajo, el 70%.

Queda claro que la declinación educativa pertenece a todos los estratos socioeconómicos, pero con intensidades diferentes. En los hogares de más altos ingresos, 1 de cada 4 niños que termina la primaria no sabe leer, escribir, sumar ni restar. Entre los niños pobres, casi 3 de cada 4 no sabe leer, escribir, sumar ni restar. Los niños pobres son la mayoría (según el INDEC, más de la mitad de los niños viven en hogares pobres).

La educación no va a mejorar impulsando a que la Nación, con más partidas, arregle las deficiencias de las gestiones provinciales. El principal problema no es la falta de recursos, sino el ausentismo docente masivo. Por eso, los compromisos deberían estar en presionar para que las provincias mejoren la gestión educativa, haciendo que premien a los docentes que dan clase y penalicen a los docentes que no. No es menor señalar que es muy dificultoso educar en un entorno social y familiar muy degradado. La Nación debería garantizar una macroeconomía sana, que baje la inflación y aumente el empleo. 

En síntesis no hay que caer en el voluntarismo. El compromiso debería estar en que cada nivel de gobierno cumpla las funciones que le corresponde. Las provincias mejorando la gestión educativa, en especial, la de los recursos humanos. El Estado nacional mejorando la macroeconomía y las instituciones laborales.