Venimos de una semana de gran voltaje político, con marchas en contra del veto de la ley de financiamiento de las universidades públicas, la posterior confirmación del veto, y las adivinanzas que surgieron en lo inmediato sobre cómo reaccionarán los distintos bloques (en realidad, los distintos integrantes de cada bloque en cada cámara) a la hora de insistir con la ley. Como veníamos mencionando, se sigue verificando que el acompañamiento de las distintas iniciativas o decisiones oficiales (en este caso el veto), por parte de los distintos bloques “dialoguistas”, será caso a caso, y sigue dificultando la lectura de cómo se irán configurando las afinidades o frentes para las elecciones del año que viene.

Dificultad que también surge del hecho de que esos movimientos estarán atados, en parte, al desempeño económico y las particularidades políticas de cada provincia. Vinculado con esto, Diputados ratificó (143 votos afirmativos) los cambios realizados por el Senado y sancionó la implementación de la Boleta Única de Papel para las próximas elecciones, mostrándose, en este caso, un acuerdo del oficialismo a iniciativas levantadas por bloques dialoguistas. A pesar del ruido político, los mercados continuaron su camino de tranquilidad, con bajas en el riesgo país (acercándose a 1.250 puntos) y en los dólares financieros. Como dijimos, habrá que ver cómo se estabiliza la percepción del riesgo de estos activos una vez finalizado el blanqueo. El dólar MEP se ubica en los $1.190 (brecha ya inferior al 20%) y el CCL se acerca a los $1.220.

La relación CCL/MEP se ubica en el rango 2,5%/3% mostrando que las cotizaciones de títulos pagando con dólares locales (D) se ubican por arriba que cuando se pagan con dólares globales (C), lo que parece ser una consecuencia natural de la reciente abundancia de dólares locales a partir del blanqueo, transmitiéndose al mercado de bonos directamente o a través de FCI. Como consecuencia del blanqueo, también, los depósitos en dólares volaron: acumularon un aumento de casi USD 13.000 M desde el 12 de agosto, con subas diarias arriba de los USD 1.000 M en los últimos días de septiembre (USD 1.700 M el 26/09).

En los días de octubre (habilitada la posibilidad de retiro de los fondos blanqueados), abandonaron los bancos sólo una parte ínfima de ese aumento. De todos modos, por el momento, el impacto en reservas fue menor porque gran parte de esos depósitos se hicieron en efectivo y quedaron transitoriamente en tesorerías de los bancos. Una vez que se vayan definiendo las estrategias de inversión de esos saldos (Caputo ya anunció que no emitirá nuevas letras en dólares), descontamos que una buena parte se empaquetará para enviar al BCRA, incrementando más las reservas brutas.

Nuestras estimaciones hasta el 3 de octubre indican que, desde el 23/09, las reservas por encajes en dólares sí aumentaron USD 1.750 M, unos USD 1.500 M por el envío de efectivo al BCRA y unos USD 250 M por el incremento de préstamos en dólares (que deben ser liquidados por pesos). Vinculado con eso, el BCRA volvió a sumar 4 jornadas al hilo con compras promedio por encima de los USD 100 M diarios (5 jornadas si se suman los USD 110 M comprados ayer que se computarán recién hoy). Y esto se dio en el marco de mayor demanda de dólares para pagos de importaciones como consecuencia del acortamiento del plazo para los pagos (en septiembre se pagaron importaciones por “1,25 meses” y en octubre ese acortamiento del plazo implica que se pagarán “1,5 meses” de importaciones). Son dos los motivos por los cuales estas compras positivas pudieron haber sido posibles: i) el aumento gradual de los préstamos en dólares que deben liquidarse inmediatamente en el MULC (por unos USD 250 M desde la última semana de septiembre) y ii) que parte de los egresos por turismo se pagaron mayormente en dólares, dado que el dólar tarjeta quedó desfasado del dólar MEP, lo cual implica en los hechos una entrada de capitales que atenúa el déficit por consumos en el exterior.

En el frente internacional, fueron relevantes el nuevo dato del gasto de consumo personal (excluyendo alimentos y energía) de EEUU, dado que se estabilizó en un crecimiento anual de entre 2,6/2,7% (cuatro meses seguidos en ese rango, cuando amagaba a descender más), y el incremento del empleo privado en septiembre: 143 mil nuevos puestos según el reporte de ADP. Este aparente soft-landing puede restar vigor a las reducciones de tasas previstas para fin de año por parte de FED, lo cual parece estar reflejándose en los incrementos de tasas de largo plazo (10Y y 30Y) desde mediados de septiembre. La tasa del T30Y se ubica en 4,18%, frente al 3,94% del 16/09. Nuevamente en el plano nacional, se anunció una importante medida oficial, que podríamos definir como estructural: la reducción de aranceles de importación a 89 productos, que incluyen bienes de consumo que tenían aranceles elevados (motos, neumáticos, pequeños electrodomésticos, café, luminarias LED, etc), insumos (plástico PET y ABS, tubos de cobre e insumos textiles) y algunas maquinarias (moldes y matrices, hornos industriales, calderas y motores sin producción nacional). Decididamente es una buena noticia comenzar a transitar el camino de una economía más integrada al mundo, pero en ausencia de dólares las inquietudes en el frente externo se incrementan.

Como hemos mencionado, estamos en el medio de una probable transición hacia una economía con mayor generación de dólares, cuando Vaca Muerta produzca y liquide a plena velocidad, y los cuellos de botella del transporte y la licuefacción hayan sido sorteados. Lógicamente, esa transición tiene un plazo incierto y siempre puede existir una sobreestimación de su celeridad.

En el mientras tanto, es posible que el gobierno esté confiado en los dólares que pueda conseguir en el corto plazo (repos, BIS) y que sean suficientes para capear el atraso cambiario. Para nosotros sigue siendo arriesgado apostar un pleno a eso, y en algún momento habrá que replantearse la estrategia cambiaria, preferentemente bajo un nuevo programa con el FMI que le dé soporte.

Dicho esto, la reducción de aranceles señaliza que el gobierno sigue apostando a una baja más acelerada de la inflación, aun al costo de resignar más reservas y a pesar de que ya hemos visto con la reducción del Impuesto País que puede tener impacto limitado.

A su vez intenta a hacer un aporte para reducir el sesgo anti-exportador de los altos aranceles, sobre todo aquellos que se utilizan como insumos o capital para la producción, y sobre todo en una lógica de comercio internacional regida por cadenas globales de valor y con un gran componente de servicios en cada bien producido. En ese sentido, todavía resta un largo camino para equiparar los precios locales a los internacionales de una gran gama de bienes tecnológicos que se utilizan en la producción de otros bienes y servicios.