Una encuesta realizada a fines del 2023 por docentes y alumnos de la Licenciatura en Nutrición a más de 800 personas reveló que el 60% de los consumidores desconocían o tenían dudas sobre la Ley N°27.642, renombrada popularmente como la ley de etiquetado frontal. Además, un sorprendente 68% de los encuestados indicó que no modificaron sus hábitos de consumo a pesar de la incorporación de los sellos de advertencia. 

A raíz de estos resultados, surge la necesidad de cuestionarse: ¿Qué tan efectivo es el Etiquetado Frontal en Argentina? ¿Cómo podemos mejorar su comprensión?.

Comparativa con otros países de Latinoamérica 

En Latinoamérica, varios países han implementado sistemas de etiquetado frontal para combatir enfermedades no transmisibles como sobrepeso u obesidad, diabetes, hipertensión arterial, enfermedades vasculares, cardíacas, cerebrales y renales. 

Chile, pionero en esta iniciativa desde 2016, implementó una ley que exige etiquetas de advertencia en el frente del paquete, restringe el marketing y prohíbe las ventas escolares de productos con alto contenido de calorías, sodio, azúcar o grasas saturadas. Esto ha llevado a una reducción significativa en la compra de bebidas azucaradas y otros productos con altos niveles de nutrientes críticos, sin afectar negativamente el empleo o los salarios en la industria alimentaria. De hecho, aumentaron las ventas de productos sin etiquetado frontal, mientras que aquellos con más sellos fueron mayormente reformulados. 

México, que supo ser el mayor consumidor de productos ultraprocesados en América Latina y el cuarto a nivel mundial, implementó un sistema de etiquetado frontal en 2020, observando cambios positivos. La compra de productos con sellos de advertencia disminuyó y los consumidores eligieron alternativas más saludables. La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) de 2021 mostró que el 74% de las personas consideran el etiquetado frontal una buena medida de salud. 

Etiquetado Frontal en otras regiones del mundo 

En otros lugares del mundo, las estrategias varían. En Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) propuso un sistema de etiquetado frontal llamado "Facts Up Front", que resalta información clave sobre calorías, grasas, sodio y azúcares en la parte frontal de los envases. En 2018, la FDA también anunció la Estrategia de Innovación Nutricional que incluye campañas de educación al consumidor como un elemento clave. 

En Europa, Francia introdujo el Nutri-Score en 2016, una escala de colores que califica el valor nutricional de los alimentos, adoptada por otros países de la UE. Por su parte, España implementó el "Semáforo Nutricional", que utiliza colores para indicar el nivel de salud nutricional de los alimentos. 

En Oceanía, desde 2014, Australia y Nueva Zelanda utilizan el Health Star Rating, un sistema voluntario que asigna estrellas a los productos alimenticios. Evidentemente, existe una gran diversidad de enfoques a la hora de informar a los consumidores y promover hábitos alimentarios más saludables.

Impacto de las campañas de concientización 

A pesar de la implementación del etiquetado frontal en Argentina, las campañas de concientización han sido consideradas insuficientes por el 86% de los encuestados en el estudio que hemos realizado. A su vez, la mayoría de los participantes refirió acceder a información sobre la Ley a través de redes sociales y sitios web (56%), mientras que un 14% indicó no haber recibido ninguna información. Este déficit en la difusión y comprensión de la Ley sin dudas podría estar limitando su efectividad. 

Para lograr un cambio significativo en los hábitos alimentarios de la población, es esencial no solo confiar en la implementación de políticas como el etiquetado frontal, sino también en una educación continua y accesible para todos los consumidores. Esto incluye la creación de materiales educativos claros, campañas en medios de comunicación masivos y el fortalecimiento de programas escolares que fomenten una alimentación saludable desde temprana edad. Al combinar estas estrategias con una supervisión y evaluación constantes de la ley, Argentina podrá avanzar hacia una sociedad más informada y saludable.