Es francesa, futbolista e investiga sobre DDHH: la curiosa historia de Eponine Howarth
Es la primera futbolista en la historia de Francia en jugar en el fútbol femenino de la Argentina. Tiene 27 años y también es abogada, escritora y realiza traducciones. Actualmente trabaja para distintas universidades en investigaciones sobre los Derechos Humanos. Hizo trabajos para la ONU y el Banco Mundial. En diálogo con Data Clave, cuenta su llegada al país, su visión de la actualidad y sus objetivos en este 2024. También opinó sobre nuestra actualidad económica: "Creo que está en un momento político y económico muy complicado y no sé si va a mejorar en el corto plazo".
Eponine Howarth revolucionó el fútbol femenino de Argentina y a la opinión pública en general. Tiene 27 años, es mediocampista y también es la primera francesa en la historia en jugar en nuestro país. Llega desde la Universidad de Cambridge, Reino Unido, y antes jugó en White Star Woluwe de Bélgica.
Howart, pese a su corta edad, tiene muchas vidas en una. Además de jugar al fútbol profesional es abogada, escritora, poeta y jefa de redacción de una revista internacional con la que realizó investigaciones para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Banco Mundial.
En Inglaterra se licenció en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales y también en Derecho con un máster en Derechos Humanos. Actualmente trabaja para dos universidades con tres proyectos de investigación distintos, lo que le permite pagar sus cuentas para dedicarse de lleno al fútbol.
Llegó a Buenos Aires a inicios de 2023 con otras expectativas ajenas al fútbol. Pero sus amigos le sugirieron que se animara a jugar en el nivel profesional luego de destacarse en partidos y un torneo en Pilar. Hoy su máxima prioridad es Ferro y, según cuenta, su objetivo es “darlo todo” y “trabajar muy duro para ayudar a mis compañeras”.
En diálogo con Data Clave cuenta su vida, cómo fueron sus inicios y qué la llevó a vivir en nuestro país. También opina sobre política y da su parecer sobre las tensiones geopolíticas en el mundo y las victorias de gobiernos de extrema derecha en muchos países. “Antes en Francia estaba mal visto votar a la extrema derecha, los que lo hacían no lo contaban por vergüenza”, cuenta.
Data Clave: ¿Cómo te trataron los primeros días en Argentina?
Eponine Howart: Genial, muy bien. Lo único es que hace demasiado calor y me agota (risas). Además estamos en pretemporada, entonces estamos entrenando mucho para el torneo. Pero lo estoy llevando super bien, disfrutando mucho. Las chicas y el staff son muy simpáticas, así que estoy muy feliz.
DC: ¿Y con qué expectativas llegaste al país? Porque además del fútbol tenés toda una carrera académica…
EH: Vine sin pensar en el tema del fútbol, pero jugando unos partidos mixtos con amigos en Capital y torneos en San Isidro y Pilar he llegado a conocer más gente y muchos me dijeron que tenía condiciones para jugar. Yo jugaba en primera división en Bélgica con 16 años, pero después había dejado el nivel profesional por los estudios. También jugaba al fútbol y hacía deporte cuatro o cinco veces a la semana, entonces tenía el lado físico.
DC: Contame un poco de tu costado profesional vinculado a las ciencias sociales. ¿Con esto solventas tu vida en el país?
EH: Hice la carrera de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en Inglaterra, que fueron tres años. Luego quería trabajar como abogada especializada en Derechos Humanas, pero no solo en el área académica y de investigación. Mi deseo era estar en un tribunal defendiendo los derechos de la gente. También tengo un máster en Derechos Humanos.
Tengo tres trabajos de investigación distintas. Dos son por la Universidad de Londres en donde investigo junto a profesores sobre trabajos forzados en países ricos como Inglaterra y Australia; el otro trabajo es para la Universidad de Nottingham e indago sobre los casamientos forzados en el mundo entero. Y también estoy investigando sobre las penas de muerte durante la Revolución Francesa. Todos los días tengo que hacer algo distinto, así que siempre tengo la tarde ocupada.
DC: ¿Tenés alguna posición tomada sobre el nuevo Gobierno de Javier Milei?
EH: Estuve en Buenos Aires durante el proceso de la elección y la asunción del nuevo Gobierno. No sé si quiero dar mi opinión, porque no es mi país, pero creo que Argentina está en un momento político y económico muy complicado y no sé si va a mejorar en el corto plazo. En principio creo que no, pero es mi opinión…
DC: ¿Te sorprende su figura? ¿Escuchaste su último discurso en el Foro de Davos?
EH: Mi impresión durante la campaña es que fue un candidato con características similares a las de (Donald) Trump y de (Jair) Bolsonaro. Uno en la previa lo ve y parece un “loco”, porque primero dice una cosa y después otra sin ningún tipo de sustento. Es decir, dicen lo primero que se les pasa por la cabeza. También uno entiende que el otro candidato era un ministro de Economía que tenía 130% de inflación, entonces la gente no quiso votar por eso. Siempre digo igual que puede ser peor.
También creo que la política de acá es muy parecida a la de otros países. Esta polarización también nos pasó en Francia entre Emmanuel Macron y Marine Le Pen. Hay una tendencia en todo el mundo a elegir a los políticos de extrema derecha. En la siguiente elección de Francia Macron no puede ser candidato y hay una probabilidad que elijan a Le Pen, aunque depende de los candidatos.
DC: Me hablabas de tu especialización sobre los temas vinculados a los Derechos Humanos. ¿Conoces la historia de las Abuelas de Plaza de Mayo y lo que pasó en nuestra última Dictadura Militar?
EH: Conozco las historias, en especial de las personas que fueron desaparecidas durante la Dictadura. De hecho en el club conocí a uno de los utileros que tuvo a su padre desaparecido durante 12 años en la cárcel y que fue torturado. También conozco la posición de Milei sobre eso y me parece muy duro.
DC: ¿Por qué crees que hoy se pone en duda el sistema democrático? ¿Consideras que las democracias liberales tienen deudas con sus representados?
EH: Es muy complicado saber el origen, porque creo que hay muchas causas. Antes en Francia estaba mal visto votar a la extrema derecha, los que lo hacían no lo contaban por vergüenza. Creo que esa idea de “de-demonización” contribuyó. También creció por la función de los políticos, vemos que pasan gobiernos de izquierda y derecha y las solucionen no aparecen, por eso la gente busca los extremos. En Francia, por ejemplo, la Izquierda Socialista se ha ubicado más en el centro y dejó de lado sus bases. Incluso no ha luchado por los trabajadores, por eso la gente quiere un cambio y no sabe cuál puede ser la solución, entonces vota algo diferente. Y la extrema derecha le sabe hablar muy bien al pueblo, a Le Pen se la ve yendo a los pueblos a hablar con la gente y hacer promesas de campaña.
DC: Sos de origen francesa pero viviste mucho en Bélgica y en Suiza. Ahora también en Argentina… ¿Con cuál te identificas más?
EH: En Bélgica no creo porque me mudé a los Estados Unidos y Suiza cuando fui muy chica. Y yo después me fui a Inglaterra a los 18 años, entonces me identifico más con este país y Francia. Lo que pasa es que en Europa es más común que haya cambios de este tipo.
DC: ¿Qué objetivos tenés en tu estadía en el país?
EH: Mi primer objetivo es por el fútbol. Quiero darlo todo por Ferro y trabajar muy duro para ayudar a mis compañeras. Luego quiero ayudar a las chicas a tener más oportunidades y que se desarrolle el fútbol, quizá. Y también me gustaría poder abrir una escuela de fútbol en Argentina. Al mismo tiempo estoy traduciendo poemas de personas que conozco tomando café o por amigos de amigos. Tenemos una revista dedicado a esto y fuimos a algunas presentaciones para conocer a más gente. Me gustaría formar parte de la comunidad artística y colaborar en lo que pueda, desde traducir una historia de alguien hasta intentar conseguir reuniones con gente para cambiar las cosas. Son muchos desafíos, pero por ahora lo que quiero es tener una o dos semanas más para adaptarme al fútbol, porque llego a casa muy cansada (risas).