Rubinstein: “Para bajar la brecha del dólar es inevitable una devaluación”
El ex representante del Banco Central y director de GRA Consultora pronostica un rebrote de la actividad económica "de hasta dos dígitos". El economista anticipa también una "inevitable devaluación".
A principios de mes el Banco Central publicó el ranking de las consultoras que más acertaron sus pronósticos sobre el dólar, la inflación, y el PBI, entre otras variables, que aparecen en el Relevamiento de Expectativas Económicas (REM), referencia para los hombres de negocios. En esa tabla de posiciones, el puesto número uno, de un total de 55 participantes, se lo llevó GRA Consultora del economista Gabriel Rubinstein, a quién Data Clave solicitó en exclusiva las proyecciones más relevantes para 2020 y 2021, en una charla en la que además opinó sobre los temas más candentes de la actualidad económica: dólar, post pandemia, y negociaciones con el FMI, entre otros.
Ex representante del Banco Central durante la gestión de Roberto Lavagna al frente del Ministerio de Economía (2002-2005), Rubinstein estima un derrumbe de la economía del 11,5% para 2020, pero un fuerte rebote de la actividad, de hasta dos dígitos, “si el Gobierno hace las cosas medianamente bien”. Además, calcula una suba de precios este año inferior a la pronosticada por el REM, en línea con la tesis del Gobierno. Sobre el recalentamiento del dólar, cree que “es inevitable una devaluación” del peso para bajar la brecha cambiaría, hoy arriba del 80%, al tiempo que pone el acento en la necesidad imperiosa de bajar fuerte el déficit fiscal en 2021, a niveles de entre 1% y 1,5% del PBI, “con medidas de contención de gastos del sector público, y de indexación de salarios no más allá de la inflación, y que no recuperen lo perdido”.
Data Clave: ¿Está observando señales de reactivación en la economía?
Gabriel Rubinstein: Sí, claramente estamos observando señales de reactivación muy generalizadas, simplemente por el menor cumplimiento de la cuarentena en el AMBA y la no cuarentena en muchos lugares del país. La actividad comenzó a repuntar desde mayo, después de los mínimos observados en abril.
DC: ¿Cómo cree que se deberían empezar a ordenar los desajustes monetarios y fiscales, potenciados de sobremanera por los efectos de la pandemia/cuarentena? Este año el déficit fiscal primario será récord…
GR: Hay que apuntar a tener un muy déficit fiscal mucho más bajo el año que viene, yo te diría de entre 1% y 1,5% del PBI, con medidas de contención de gastos del sector público, y de indexación de salarios no más allá de la inflación, y que no recuperen lo perdido. Con el rebote económico, más algunas otras medidas que pueda ir tomando el Gobierno, en la línea de ajustar tarifas, aunque sea por la inflación promedio para no aumentar los subsidios, junto con una inversión pública normal, nada exagerada, es decir, que vuelva a niveles un poco normales, debería bajar fuerte el déficit fiscal. Es el principal ancla que tiene que haber en estos momentos. Toda esta proyección supone que el año que viene será normal, es decir, que no habrá ninguna segunda ola del Covid-19 y que ya estará la vacuna disponible, como todos esperamos.
DC: Un punto clave en los próximos meses será definir en el Congreso la fórmula de ajuste de las jubilaciones, ¿cómo debería indexar según su opinión?
GR: La cláusula de ajuste de las jubilaciones debe estar vinculada al IPC y no por alguna fórmula estrambótica de recaudación, ni PBI, ni nada parecido. Solo atada al IPC o a lo sumo IPC, más la variación de salarios, que deberían ir de la mano, tal como era la fórmula en el Gobierno de Mauricio Macri, que resulta mejor ahora respecto al ajuste que está llevando adelante el Gobierno de Alberto Fernández.
DC: ¿Qué salida ve para descomprimir la fuerte expectativa de devaluación, que amplía la brecha y alimenta la demanda de dólares, con una consecuente caída de reservas del Banco Central?
GR: Hoy la presión devaluatoria es muy intensa. Para salir de esta situación tiene que haber un buen plan, pero también se debe cambiar el sistema cambiario actual, que es muy malo. En ese sentido, sería mejor un dólar comercial y un dólar financiero. Pero para que la brecha sea del 25% o 30%, veo inevitable una devaluación del tipo de cambio oficial, no creo que lo puedan manejar de otra manera. Los dólares paralelos o libres no van a bajar porque parte de la montaña de pesos va a seguir yendo el dólar. En definitiva, para que se comprima la brecha hay que crear un buen plan que haga bajar un poco la expectativa de suba del dólar “contado con liqui”, y propiciar una devaluación, de manera que se achiquen los spreads entre los dólares, haya una fluida liquidación de exportaciones, y se termine con la sobrefacturación por parte de importaciones, tal como sucede hoy, donde el juego pasa por sacarle dólares al Banco Central.
DC: ¿Cómo imagina las negociaciones entre el FMI y el Gobierno, conociendo las estrictas metas fiscales que suele exigir el organismo, y teniendo en cuenta las consecuencias que el país tuvo al aplicar esas recetas en el Gobierno anterior?
GR: Las negociaciones con el FMI deberían ser fluidas y lo más rápidas posible. Se debería empezar ya a discutir, con una comisión bicameral integrada con influyentes referentes del Congreso para que el ida y vuelta sea fluido, entre lo que pida el FMI y lo que el Congreso está dispuesto a aceptar. Todo debería hacerse mucho más rápido, hoy veo que el Gobierno encara las cosas con muchísima lentitud.
DC: ¿Le preocupa el creciente stock de Leliq (Letras de Liquidez), hay riesgo de que se configure una nueva bomba como sucedió con las Lebac?
GB: El pasivo del Banco Central se divide parte en Leliq, y otra parte en Pases. El promedio de la tasa que pagan estos instrumentos es de 33%, que creo que es manejable. Igualmente tiene que primar la cautela ante un vuelco presumible de depósitos en pesos hacia el dólar, que ya está ocurriendo y que sucede todo el tiempo, y ante el pasaje de depósitos y créditos hacia el consumo. Frente a esta situación, el BCRA debería subir encajes o aumentar el stock de Leliq. Lo mejor igual es que promueva los depósitos indexados a inflación a 30 días, y no a 90, como sucede actualmente, y colocar Leliq indexadas en contrapartida a eso.
DC: Hace unas semanas, el presidente Alberto Fernández enumeró 5 pilares para pensar en salir de la crisis: desendeudamiento, acumulación de reservas, dólar competitivo, equilibrio fiscal y superávit comercial. ¿Está de acuerdo? Y en tal caso, ¿cree que se puede cumplir?
GR: Por ahora en el Gobierno solo veo expresiones de deseos, intenciones de querer tranquilizar la economía y cosas por el estilo. Adelantó que habrá 60 medidas para reactivar la actividad, pero la realidad es que, si tienen un plan, un programa macroeconómico o una política macro clara, por ahora no la transmiten. Entonces es inútil que digan que van a promover las exportaciones, con una brecha del 80% y muchísimo más amplia con el dólar soja, más del 100%. No tiene sentido que traten de avanzar por caminos muy puntuales, cuando no ordenan primero la macro y no transmiten claramente cómo lo van a hacer, ni el equipo que lo va a conducir, que creo que debería tener más personalidad que el actual.
DC: ¿Qué pronósticos maneja sobre inflación y PBI para 2020 y 2021?
GR: Proyectamos una inflación del 35% para este año, una caída del PBI del 11,5%, con una recuperación en 2021 del orden 10% si el Gobierno hace las cosas medianamente bien.