Tras el tenso operativo de desalojo en Villa Mascardi, Gómez Alcorta presentó su renuncia
La ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad se presentó en la Justicia para defender a las detenidas durante el desalojo ordenado por Aníbal Fernández. Crisis en el gobierno.
La ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, renunció en forma indeclinable a su cargo, en descontento con la forma en que las fuerzas federales manejaron el conflicto en Villa Mascardi.
Según confirmaron fuentes oficiales a Data Clave, el enfrentamiento con el ministro de Seguridad Aníbal Fernández, fue consecuencia de la detención y traslado de un grupo de mujeres, una embarazada, hasta el Penal de Ezeiza.
La salida de Gómez Alcorta se produce en la previa del Encuentro Nacional de Mujeres que se realizará en la provincia de San Luis, el evento más importante del año para el feminismo argentino y donde, incluso, se especulaba con su presencia.
"La situación es sumamente preocupante. Desde hace más de 48 horas detuvieron a siete mujeres indígenas, una de ellas una líder espiritual de la comunidad. De las siete mujeres, dos de ellas estaban con sus niñes muy chiquitos, de 1 mes y de 4, otra de las mujeres está embarazada de 40 semanas y con algunos temas de presión alta", ya había dicho el viernes en declaraciones radiales, para mostrar sus desacuerdo con lo ocurrido.
"La jueza dispuso el traslado de cuatro de ellas a la cárcel de mujeres de Ezeiza, con la justificación de que no hay cárcel de mujeres en la zona. Es gravísimo. A estas 4 mujeres las trasladan, a 1500 kilómetros de donde viven, sin haber tenido contacto con un abogado, una abogada, sin haber tenido contacto con nadie. Y lo más grave es que aún hoy no se sabe qué es lo que se les imputa", señaló en un claro descontento con el manejo del operativo a cargo de la Cartera de Seguridad.
Rápidamente, Fernández buscó bajarle el tono al conflicto y aseguró que "no ha habido ninguna clase de represión, ni siquiera un rasguño".
Una gestión con más conflictos que aciertos
Gómez Alcorta, de las pocas funcionarias del riñón albertista que sobrevivían en el gabinete, enfrentó desde los inicios de su gestión conflictos que derivaron en renuncias de históricas referentes como la salida de Cecilia "Checha" Merchán con el arribo de Juan Manzur como jefe de gabinete, en reemplazo de Santiago Cafiero, tras la derrota electoral en las elecciones legislativas.
En su carta de renuncia, dirigida a Gómez Alcorta, Merchan sostuvo que “el tiempo que debimos atravesar fue muy complejo, no solo por la herencia de hambre y exclusión recibida, sino por la pandemia mundial que nos obligó a priorizar acciones ante las necesidades y urgencias de mujeres y LGBTI+. No obstante, esta inédita emergencia, intentamos estar a la altura de las circunstancias, creando acciones y planes concretos que dejaran establecidos los pilares hacia adelante”.
“Por mi parte habiendo aportado lo mejor de mi experiencia personal y colectiva, concluyo una etapa de la que me siento orgullosa y agradecida. De aquí en adelante seguiré siendo parte de la construcción de un modelo nacional, popular y feminista desde otros espacios militantes con mis convicciones intactas”, expresó la ex funcionaria para marcar su postura.
Luego llegó el turno de la renuncia de Raquel Vivanco, presidenta del Observatorio de las Violencias y Desigualdades por Razón de Género, quien pegó el portazo alegando "criterio incompatible".
Vivanco, otra histórica referente feminista y fundadora del Observatorio de Violencia contra las Mujeres “Ahora que sí nos ven”, que cobró vital importancia por su trabajo a la hora de poner en números los femicidios en el país, no pudo llegar a un acuerdo en los criterios de trabajo.
Para este punto ya eran grandes y evidentes las diferencias entre los funcionarios de las diferentes áreas y la ministra Gómez Alcorta. Reprochaban por lo bajo y en "off the récord” la falta de coordinación e interseccional del Ministerio a la hora de implementar políticas públicas en materia de género.
Incluso, en el último tiempo la funcionaria sorteó en silencio otro gran problema: la falta de presupuesto para la implementación del Plan Acompañar, política emblema de su gestión, y los reclamos de las provincias eran cada vez más reiterativos.