El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció este jueves un importante cambio en las negociaciones con Argentina. Rodrigo Valdés, hasta ahora principal negociador del organismo con el país, ha delegado su papel a Luis Cubeddu y Ashvin Ahuja, tras semanas de tensión entre el Gobierno argentino y el FMI. Esta decisión se produce luego de que Javier Milei acusara a Valdés de tener "mala intención" y de haber sido cómplice del anterior gobierno de Sergio Massa. Las palabras del presidente, lanzadas públicamente, reflejaron su malestar con la postura del organismo en las últimas negociaciones.

En una reciente conferencia de prensa, Julie Kozack, portavoz del FMI, explicó que esta delegación busca "apoyar mejor el compromiso constructivo en curso con las autoridades argentinas". Sin embargo, esta declaración se produjo en medio de versiones que indicaban que desde el Gobierno argentino ya habían comenzado gestiones para que Valdés fuera apartado de las negociaciones. En declaraciones anteriores, Milei había expresado su disconformidad con lo que consideraba un trato preferencial hacia la gestión de Massa, sugiriendo que el FMI no estaba aplicando los mismos criterios al actual gobierno.

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El programa Extended Fund Facility (EFF) que Argentina tiene con el FMI está en su fase final, con un próximo corte de metas sobre reservas y superávit fiscal. A pesar de que Argentina ha cumplido con varios de los objetivos fiscales, el cumplimiento de las metas de reservas sigue siendo un desafío importante para el Banco Central. El mandatario ha sido contundente al afirmar que su gobierno ha sobrecumplido las metas acordadas, mientras que la administración del Frente de Todos dejó un programa en condiciones críticas.

En las próximas semanas, la atención estará puesta en las negociaciones con el FMI, ya que el gobierno necesita asegurar el desembolso de USD 540 millones. A su vez, la incertidumbre en torno a la liberación del mercado cambiario y la unificación de controles se mantiene como un punto clave para un posible nuevo acuerdo con el organismo. Diversos analistas consideran que el FMI podría exigir la eliminación de restricciones cambiarias, siguiendo el ejemplo de países como Egipto y Etiopía, para aprobar desembolsos futuros.

En los últimos meses, informes de consultoras como PxQ y FMyA han sugerido que el FMI buscará una mayor liberalización del mercado de cambios, políticas claras de intervención y una política monetaria más estricta. El gobierno de Milei ya ha señalado su intención de eliminar el cepo cambiario y otros controles, lo que podría facilitar un acuerdo en este sentido. Sin embargo, las exigencias del FMI en las dos revisiones finales del actual programa seguirán siendo cruciales para determinar el futuro de la relación entre el país y el organismo.

Con la vuelta del Fondo a la actividad tras el receso de verano en Estados Unidos, se espera que las conversaciones con las autoridades argentinas se intensifiquen en los próximos días. Será un momento clave para definir si el gobierno logra mantener el apoyo del FMI en un contexto económico complejo, donde el cumplimiento de las metas de reservas sigue siendo el principal obstáculo a superar.