Alberto Fernandez tendrá casi 17 horas para repasar lo que le dirá a su par ruso, Vladimir Putin, acaso el hombre más poderoso y temido del mundo, en el almuerzo que compartiran en el Kremlin el 3 de febrero. Las razones de un encuentro que es mas importante para Washington que la negociación con el FMI. La compra de aviones caza rusos y el entrenamiento de militares argentinos en Moscu, dos temas que proecupan mucho mas a los Estados Unidos que un atraso en el pago de la deuda externa al Fondo Monetario.

Pero no solo el presidente argentino deberá revisar sus ideas: los 14.000 kilómetros que separan el bonaerense aeropuerto de Ezeiza "Ministro Pistarini" y el aeropuerto Internacional de Moscú "Sheremétievo", servirán también para que los funcionarios y gobernadores que acompañan al mandatario argentino se aclimaten a las alturas de la alta política internacional. 

Y es que la elección del viaje a Moscu del presidente Fernández es celebrada por muchos analistas como un movimiento político inteligente y audaz (quizás los dos condimentos centrales de la política internacional) que pone al presidente Fernández en el centro de la escena mundial y sirve para visibilizar la discusión con el Fondo Monetario. La razón es simple: mostrarse junto al líder ruso hoy es saltar de lleno en el teatro de operaciones geopolitico que por estas horas no deja dormir a los lideres de Europa y los Estados Unidos por su temor a una invasión a Ucrania por parte de Rusia.

La deuda con el Fondo no es importante

En el departamento de Estado de los EE.UU no miran con tanta ansiedad la renegociación de la deuda externa de Argentina. La razón es simple: la Argentina es el país de ingresos medios que ha transcurrido más tiempo bajo programas del FMI: 41 años de los 65 pasados desde su ingreso en 1956 hasta 2021.

De hecho, en el Pentágono recuerdan claramente que la Argentina tuvo con el FMI veintiún acuerdos de condicionalidad fuerte: diecinueve stand by y dos de facilidades extendidas, como otros tipos de financiamiento, tales como las líneas vigentes en las décadas de 1970 y 1980 para financiar los déficits comerciales por el aumento de los precios del  petróleo o la caída de las exportaciones. En buen criollo: las misiones técnicas del Fondo y sus ejecutivos-burócratas (de acuerdo de que lado de la grieta ideológica se lo mire) se reducen a disciplinar la política y sus presupuesto, eso que llaman ajuste.

Los representantes del Fondo conocen bien el mecanismo que se debe usar: si Argentina quiere que se le apruebe un stand by o cualquier desembolso, se debe pasar por una instancia de revisión y otra de control, para luego pedir un ajuste. El manual está escrito así, desde que el pais ingreso al FMI en 1956.

Quizás por eso, afirman quienes conocen el Pentágono, les preocupa más la geopolítica con Rusia que el acuerdo con el Fondo. Después de todo, solo en el 2005 Argentina atravesó un año completo sin acuerdos con el FMI y  después que en septiembre de 2004 el gobierno suspendiera el stand by vigente a fin de renegociar la deuda pública externa sin presiones del organismo.

El pago de los 9000 millones de dolalres adeudados al FMI hecho el 3 de enero de 2006 por el entonces presidente Nestor Kirchner, conservando la membresía de la Argentina en la institución, alejó por doce años al Fondo, que regresó en 2018 a darle el mayor préstamo de la entidad en su historia al gobierno de Mauricio Macri. 

Es en este contexto que aunque argentina es el deudor mas grande, por su lugar en el Fondo (ocupa el puesto 32 entre los 190 países miembros) su poder de negociación económica es relativa: más aun si se toma la participación en el capital del organismo (0,67%, unos 4.670 millones de dólares), un 0,66% de los votos. 

El problema son los aviones, no los dolares

Dicen que en las relaciones Internacionales es siempre más importante lo que se hace que lo que se dice. Por está razón es que la cordial bienvenida que le dio al canciller argentino Santiago Cafiero el martes 18 de enero con el secretario de Estado de EE.UU, Antony Blinken, como el apoyo que le dio a las negociaciones del ministro Guzman con el Fondo. 

Pero lo que hace el Pentágono es distinto a lo que dice la Casa Blanca, que cada vez mira con más detalle las relaciones inmejorables del Ministro de Defensa argentino, Jorge Taiana, con el embajador ruso Dimitri Feoktiskov, quien desde octubre del año pasado le ofrece a la Argentina aviones caza MiG-35 a la Fuerza Aérea Argentina (FAA).

Dicen quienes saben sobre la negociación que las ofertas de Rusia  superan incluso a las de China, quien quiere venderle al país los JF-17 Thunder. Rusia ofreció entrenar al personal de las tres fuerzas de forma gratuita. Incluso algunos señalan que Rusia busca dotar a la Argentina con una propuesta integral para la Fuerza Aérea, Ejército y Armada.

Incluso afirman que el mismo Putin le volvería a ofrecer a Fernández equipar a la Argentina con armas modernas y desarrollar en territorio nacional tácticas militares contemporáneas (que incluirían muchas de las armas usadas por los rusos en Siria). Fuentes de las FF.AA afirman que varios oficiales del ejército y la aeronáutica ya conocen de primera mano rusas estas técnicas.  

El otro tema clave para los rusos es la licitación internacional para la reconstrucción de la línea ferroviaria entre la ciudad portuaria de Bahía Blanca y el yacimiento de hidrocarburos Vaca Muerta. Los  trenes eléctricos los venderia la empresa Transmashholding (TMH).

Energia y armas:  dos de los elementos primordiales para construir imperios. Y que preocupa mucho mas a los Estados Unidos que la cotización de los bonos argentinos.