Pacto legislativo en provincia, ¿y después?: cambios a medida, contraprestaciones y quiénes sacaron músculo
Una vez más las diferencias entre el el oficialismo y la oposición quedaron zanjadas con el reparto discrecional de sillas en organismos de peso. La crítica por fuera de la polarización y la discusión que se viene.
En política, el consenso suele tener buena prensa. O así, al menos, se comunica. El acuerdo de partes, tras zanjar diferencias, parece una de las decisiones más coherentes dentro del ejercicio que demanda la puja de intereses propios con los que llega cada espacio a la hora de enfrentar el silbato final.
Sin embargo, aquello que desde ambas partes es defendido como un empate (el famoso punto inteligente) no es más que un pacto para equilibrar fuerzas y no salir debilitado de una batalla legislativa en favor de mantener el status quo.
Es por esto que no llamó la atención que en la pasada doble sesión legislativa bonaerense se vivieran momentos de tensión a la hora de dar por aprobado una serie de designaciones que, en los hechos, terminó por favorecer a los dos principales frentes.
De esta manera, el Frente de Todos y Juntos quedaron satisfechos por lograr sus cometidos y ambos tendrán las sillas requeridas tanto en la Defensoría del Pueblo como también en el Tribunal de Cuentas y en el BAPRO.
Y, como era de esperar, las críticas no tardaron en llegar. “Lo que estamos viendo es que la casta política hace acuerdos y entregan posiciones de poder y de control para termina en un toma y daca. ‘Me votás esto y yo te doy otro’”, le dice a Data Clave, el diputado de Avanza Libertad, Guillermo Castello.
“Lo que estamos viendo es cómo para destrabar diferencias se crean cargos. La Defensoría del Pueblo arrancó en 2008 con un defensor y hoy tiene 9. Todo para dejar tranquilos a cada integrante de cada tribu interna”, sostiene. Y agrega: “Después se preguntan por qué nacen nuevas oposiciones por izquierda y por derecha. La respuesta está clara. La oposición mayoritaria está defeccionando de su rol”.
Lo cierto es que tanto el oficialismo como la oposición salieron hechos en el reparto de cargos. Aunque no todos. El senador bonaerense Joaquín De la Torre se mostró en contra de este pacto y presentó su renuncia como vicepresidente 2do de la Legislatura. Para Castello la lectura justamente podría ser otra: “Por ahí no recibió la representación que quería para alguno de estos puestos”.
Y es que para destrabar la negociación interna, el Frente de Todos debió ceder. En el Tribunal de Cuentas el PRO metió dos lugares a su favor como vocales: Ariel Pietronave y Gustavo Diez. El primero responde la intendente de Lanús, Néstor Grindetti, mientras que el segundo se referencia en María Eugenia Vidal. De esta manera, ambos espacios internos lograron llevarse su cuota. Lo mismo en el oficialismo: un lugar para el presidente de la Cámara baja del Congreso, Sergio Massa, y otro para el jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde, quienes también ganaron en el reparto general. El premio mayor, claro, fue para el gobernador Axel Kicillof, por la designación del nuevo titular vitalicio, Federico Thea.
Pacto en la Defensoría
La misma lógica se dio en la Defensoría del Pueblo, el organismo que tiene al frente a Guido Lorenzino. Allí funcionaban como adjuntos Walter Martello, del Frente Renovador y Eduardo Ancona, del Movimiento Evita. Y en diciembre pasado se crearon dos cargos nuevos para satisfacer las demandas del intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, y del ministro de Infraestructura bonaerense, Leo Nardini. Ambos sumaron con la incorporación de Marcelo López y Gerardo “Roko” Ontivero, respectivamente.
Como la oposición no tenía zanjada sus diferencias recién el pasado martes sumó su cuota para un organismo que ya tiene nueve sillas en su haber: 6 para el Frente de Todos y 3 para Juntos. A las cinco que ya tenía, el oficialismo sumó un poroto en favor de Mayra Mendoza, con la llegada de Ángel García.
La puja en Juntos dejó contento al radicalismo, con el ingreso de Marcelo Honores; al diputado nacional Cristian Ritondo, con la llegada de Luis María Ferella; y al clan Passaglia, con el arribo de Martín Brignoli.
Acuerdo en el BAPRO
La segunda ficha del radicalismo entró por el Banco Provincia, donde se coló Carlos Fernández, el dirigente que responde al intendente de Tandil, Miguel Lunghi; mientras que el poroto para el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, tardó en llegar, pero tuvo recompensa: Bruno Screnci: ex ministro de Gobierno porteño. Por su parte, el exlegislador Santiago Nardelli se anotó para el Grupo Bahía Blanca. A los tres opositores se sumará Laura González, otra directora propuesta por Mayra Mendoza.
Los cuatro nuevos pliegos se agregarán a Juan Cuatromo, Sebastián Galmarini, Alejandro Formento, Humberto Vivaldo y Daniel Barrera por lo que el oficialismo también tendrá una diferencia de 6 a 3.