Desde el ingreso de Diana Mondino como canciller, la política exterior argentina comenzó a transitar un camino de fuertes ajustes y cambios estratégicos. Uno de los ejemplos más claros es la reciente remoción de Ricardo Lagorio como embajador ante las Naciones Unidas, en reemplazo del cual asumirá Francisco Tropepi. Esta decisión representa más que un cambio de nombres: busca una renovación que responde a demandas concretas de la Casa Rosada, con la influencia directa del asesor presidencial Santiago Caputo.

El entorno libertario, especialmente cercano a Caputo, viene presionando para que los cambios se sientan en todos los niveles de la estructura diplomática. Las críticas se centran en que muchos de los funcionarios en Cancillería aún representan valores y estilos de gobierno previos, contrarios a la nueva agenda oficialista. Esta movida viene acompañada del desplazamiento de Leopoldo Sahores, antes Secretario de Relaciones Exteriores, quien dejó su lugar para dar paso a Eduardo Bustamante, otra figura cercana al oficialismo actual.

El cambio en la Embajada en la ONU se dio justo después de una derrota para la diplomacia argentina en la Organización de los Estados Americanos (OEA), donde la posición del país fue cuestionada. Este fracaso incrementó la presión interna en Cancillería, y Caputo vio en este contexto la oportunidad para acelerar las demandas de cambios en el equipo de Mondino, buscando un perfil más afín al de Milei.

Con el nombramiento de Tropepi, el gobierno nacional espera consolidar un estilo más enérgico y directo en la ONU. Según fuentes del oficialismo, la salida de Lagorio también está relacionada con su perfil diplomático y moderado, que no coincidía con el enfoque combativo y disruptivo que Milei y su equipo pretenden imponer en el ámbito internacional.

A pesar de los cambios que ha implementado, la canciller sigue bajo la lupa. La crítica hacia ella se centra en su reticencia inicial a realizar estos ajustes, un punto que Caputo no dejó pasar. A ojos del asesor, cualquier funcionario que no cumpla estrictamente con los objetivos del gobierno representa un obstáculo para la diplomacia de Milei. Mondino ha visto cómo su margen de maniobra se reduce considerablemente, teniendo que ceder a las exigencias de Caputo y de otros referentes de la Casa Rosada para mantenerse en su cargo. Cualquier paso en falso podría significar su propio reemplazo.

La Casa Rosada, además, parece decidida a no ceder terreno en la arena internacional, donde considera clave tener un equipo sólido y alineado. Las futuras designaciones en áreas clave y en otras embajadas del país seguramente seguirán este mismo patrón, en el que la sintonía con la visión presidencial prevalecerá sobre la experiencia o la trayectoria de los funcionarios en el campo de la diplomacia.

El nuevo embajador Tropepi asume en un contexto de alta demanda política, donde cada acción y decisión puede ser determinante para afianzar la política exterior del gobierno de Milei. La presión sobre Mondino no parece aflojar, y la expectativa es que las próximas semanas revelen si los cambios serán suficientes para calmar las aguas o si se requerirán más ajustes en el equipo de Cancillería.

Cuestionamientos internacionales

Sumado a las polémicas internas, las Misiones Diplomáticas en Argentina presentaron un documento para expresar su “solidaridad y apoyo” a las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, transgénero, intersexuales y queer en Argentina y en todo el mundo.  A días de la Marcha del Orgullo, la coalición Diplomáticos por la Igualdad se expresaron sobre las “numerosas comunidades y personas de todo el mundo” que sufren cada vez más “las consecuencias del aumento de la hostilidad, la desinformación y la fobia dirigidas en su contra –en forma virtual o en persona– a causa de su orientación sexual, identidad y expresión de género o características sexuales”.

Creemos firmemente que la justicia y la libertad están directamente vinculadas, y son estos los dos principios fundamentales en los que se basan los derechos LGBTIQ+”, señalan en el texto y agregan: “En este contexto, honramos la valentía de los defensores de los derechos humanos, activistas, corresponsales y periodistas, grupos de la sociedad civil y empresas que trabajan incansablemente para generar conciencia sobre los desafíos que enfrenta la comunidad LGBTIQ+”.

En los últimos días, se confirmó que el gobierno no va a financiar la marcha que se llevará a cabo el próximo sábado 2 de noviembre. El evento anual que celebra la diversidad y la inclusión, forma parte de los gastos innecesarios del gobierno de Milei. La gestión libertaria argumenta que los fondos públicos deben estar al servicio del bienestar general y no de "caprichos ideológicos", como calificó el presidente a ciertos eventos en el pasado.

“El poder de nuestra solidaridad y de nuestro compromiso común con los derechos de las personas LGBTIQ+ es más importante que nunca”, detallan en el comunicado presentado por la Embajada de los Estados Unidos en Argentina y agregan: “Nuestros gobiernos continuarán trabajando juntos para salvaguardar estos derechos en nuestras sociedades y defender la equidad y la inclusión por el bien de todas las personas”.