Los novios del casamiento que terminó con un triple crimen están procesados por narcotráfico
La fiesta tuvo un desenlace terrorífico y con sello mafioso en el que ejecutaron a un invitado de 35 años, su pareja de 37 y a su bebe de un año. El novio había sido excarcelado por la Justicia Federal y su pareja había obtenido la prisión domiciliaria.
Se conocieron nuevos indicios del casamiento de Rosario que terminó en un triple crimen con dos personas ejecutadas junto a su bebé de un año. La pareja que protagonizó la fiesta está procesada por narcotráfico.
Las víctimas -Iván Maximiliano Giménez, de 35 años, su pareja Erica Vanesa Romero, de 37, y Elena, la hija de ambos de apenas un año- fueron asesinadas en la madrugada de este sábado cuando se retiraron de un casamiento en el barrio cerrado Campos de Ibarlucea, ubicado sobre la ruta 34 y la calle 25 de mayo, en la localidad de Ibarlucea, a media hora de Rosario.
Los novios que protagonizaron el evento eran Esteban Enrique “Pinky” Rocha y Brisa Milagros Leguizamón Ferreyra, ambos procesados en una causa por narcotráfico. También están sospechados de integrar la banda de Olga “Tata” Medina, condenada en junio de 2020 a cinco años de prisión por comercialización de drogas.
El juez federal Carlos Vera Barros los acusó formalmente de “integrar una organización dedicada al traslado, acopio, fraccionamiento y comercialización de estupefacientes” dentro de una estructura con roles asignados que funcionaría al menos desde abril de 2016 con especial influencia el barrio La Cerámica de Rosario, según informó el diario La Capital.
Leguizamón había sido beneficiada recientemente con prisión domiciliaria, que debía cumplir en un domicilio de la calle Rueda al 200, porque tiene niños pequeños a su cuidado, y Rocha había sido excarcelado en abril de 2021 por la Cámara Federal de Casación Penal.
Su ajustada situación procesal no les impidió celebrar el viernes por la noche una lujosa boda con más de 300 invitados. El evento incluso tuvo una “previa”, según se pudo ver en publicaciones en redes sociales, en un sector inmobiliario exclusivo sobre la costanera de Rosario conocido como Puerto Norte. Luego la fiesta se trasladó al barrio privado sobre la Ruta 34, donde tocó la agrupación de cumbia “Chanchi y los Auténticos” y la banda del cantante Sergio Torres. Según Infobae, también habrían asistido personas vinculadas a la familia Cantero, líder de la banda narco "Los Monos".
Lo que se sabe con certeza hasta el momento es que, tras la fiesta, minutos después de las 4 de la mañana, las tres víctimas se retiraron a bordo de un Audi TT que era conducido por Giménez y que en el camino fue interceptado por otro vehículo, desde el cual acribillaron al hombre y a la bebé.
Los dos fueron trasladados por otro invitado de la fiesta al hospital Eva Perón, en Granadero Baigorria, donde se constató que había muerto: Giménez recibió entre 8 y 10 balazos calibre 9 milímetros y su hija Elena al menos 6. Si bien una primera versión indicaba que Romero se había trasladado junto a ellos al hospital, otros testimonios indican que tras la balacera la mujer simplemente desapareció.
Alrededor de las 5 de la mañana, vecinos del barrio Espinillo alertaron que en un camino rural a unas 35 cuadras del salón de eventos se estaba incendiando un auto. Cuando los bomberos pudieron sofocar el incendio, encontraron en el interior el cuerpo sin vida de una mujer. El cadáver fue enviado al Instituto Médico Legal de Rosario (IML) para confirmar su identificación, pero los investigadores indican que se trataría de Romero.
Uno de los puntos que intentan esclarecer los investigadores es si los sicarios aprovecharon el momento del ataque para secuestrar a la mujer, si Romero también murió acribillada en el momento o si la interceptaron cuando intentó escoltar el auto que trasladaba a su pareja y su hija al hospital.
Interviene en el caso el fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos, Gastón Ávila, quien se acercó al lugar e inspeccionó este sábado la escena del crimen donde fue encontrado el auto calcinado y ordenó una serie de pericias.
El fiscal ordenó el relevamiento de cámaras de vigilancia oficiales y privadas de la zona que pudiesen haber registrado imágenes de lo ocurrido para reconstruir la escena del tiroteo y la huida y, a su vez, que aporten datos sobre los agresores.