Gurúes de las finanzas: influencers que venden fórmula para ser millonarios
La avalancha de videos en redes de exitosos jóvenes que pasean por Dubai o Miami en autos de alta gama, dispuestos a enseñar su fórmula del éxito es una constante. No hay día en que algún veinteañero que carga todos los chichés de la riqueza y la masculinidad no difunda en videos y publicaciones un método infalible para ganar miles de dólares mensuales. La estafa es clara: un sistema Ponzi de venta de humo en forma de conocimiento para aquellos que no tienen ninguno, ni experiencia alguna. Mauro Stendel fue un pionero, y todos replican su modelo comunicacional con consignas básicas. El presidente Javier Milei habló de él como un héroe. ¿Y quién no querría serlo?
Jovencísimos, musculosos, rodeados de mujeres bellas, pasean en autos de alta gama por las calles de Dubai o de Miami, y se filman. De toda su supuesta vida hay un registro, o parece haberlo, y siempre relatado en primera persona y dirigido a espectadores específicos.
Son los nuevos gurúes de las finanzas, el mérito y el éxito. Algunos ni siquiera llegaron a la mayoría de edad y ninguno pasa los 28 años, pero todos repiten un esquema casi calcado: tienen la llave que abre la puerta del éxito, que siempre y únicamente es económico, y quieren compartirla con otros jóvenes para los que se erigen en modelos y mentores.
Es un universo masculino, de virilidad exacerbada en las formas, producida en horas de barbería y gimnasio y que recurre a todos los estereotipos elementales. La intención es seducir a otros varones en una edad en la que suele haber más dudas que certezas para que por intento de identificación, los sigan en ese modelo de pertenencia a un selecto club de triunfadores. Es un mundo despoblado de mujeres triunfadoras, como máximo, aparecen como trofeos de estos triunfadores, en calidad de acompañantes hipersexualizadas.
La llegada, claro, a preadolescentes y adolescentes de la llamada “Generación Z” es a través de las redes sociales, fundamentalmente Tik Tok, Youtube e Instragram. Según una encuesta de “Insider Intelligence” realizada en 2023, el 65,6% de los jóvenes afirmaron que utilizan YouTube para buscar información de productos y servicios financieros, mientras que el 43,8% de los encuestados utilizaron TikTok para los mismos fines y 40,6% lo hizo por Instagram.
Casi todas las cuentas de estos influencers en esas redes sociales y canales virtuales fueron creadas en 2023, solo algunas pocas un tiempo antes y ninguna es anterior al 2020. Responden a una estética casi idéntica: mensajes cortos y directos que da el “triunfador” mirando a cámara, a su interlocutor, mientras conduce un auto o pasea por un shopping, con subtítulos que remarcan el mensaje en alguna palabra resaltada en color. Algunos son imperativos, otros más amables.
El patrón es idéntico y no es nuevo, ya lo había hecho Charles Atlas y la promoción de su método gimnástico cuando llenaba las páginas de las revistas contando aquello de “Yo era un alfeñique de 50 kilos hasta que…” y mostraba su “antes y después”. Estos influencers apelan a ese viejo recurso, y lo casi risible es que su “antes” de experiencia en negocios, finanzas y emprendedurismo jalonado por sucesivos fracasos hasta lograr, por pura perseverancia, dar con la clave de la fortuna es un tanto inverosímil: algunos tienen 18 o 19 años de edad.
Tampoco es nuevo que a estos noveles millonarios se los vea solos y extrapolados: no aparece nunca ningún vínculo familiar – no hay padres, ni hermanos, ni abuelos como en la vida de la mayoría de los adolescentes- y nadan entre pilas de billetes en solitario, porque solitario fue el camino que hicieron para llegar a esa cima, como Rico Mc Pato, quien solo tenía unos sobrinos malcriados hijos vaya a saber de quien.
Cada uno de estos influencers suele narrar su historia que nunca incluye a la familia o al rol del estado en sus vidas, como si hubieran nacido de un repollo: el que no limpiaba baños era un triste empleado de oficina sin futuro, algunos narran vidas traspasadas por las drogas o las malas compañías, hasta que decidieron dar un giro a su vida, rotundo y veloz.
El pionero
El primero y posiblemente más famoso de estos influencers fue Mauro Stendel, y aunque todos tienen una impronta de pensamiento político evidente, Stendel la hace explícita y con actos concretos. Su historia es absolutamente increíble, en el exacto sentido de la palabra: es inverosímil. Y vale la pena contarla pues sirve de ejemplo a todos los demás, que son casi su réplica.
Mauro Abel Stendel nació en 1994, hijo de comerciantes de clase media de Caballito, quien a los 18 años y como miles de argentinos de familia israelí, fue a ese país a hacer el servicio militar. Cuando concluyeron los tres años reglamentarios, no volvió a la Argentina ni se quedó en Israel, sino que fue a Estados Unidos donde vivió en la indigencia hasta que de repente, y de un día para otro, encontró el método para hacerse rico en cuestión de días. La historia que él cuenta es otra, fantástica.
En sus profusos videos -filmó inclusive una suerte de documental que puede verse en su canal de youtube- dice que es uno de los 16 hombres mejor entrenados de Israel, perteneciente al cuerpo de elite Duvdevan, y que participó de más de cien misiones ultrasecretas contra los terroristas talibanes, y se explaya incluso contando que uno de ellos, ante su presencia e implorando por su vida, se orinó encima.
Llama la atención que perteneciendo a semejante elite no solo no haya sido convocado ni se haya ofrecido en estos tiempos a combatir en la guerra, pero más raro es también que mientras estaba en esas misiones se tomara fotos violando todo secretismo y con uniforme de soldado raso.
Otro aspecto de dudosa credibilidad es que haya renunciado sin más, lo hayan dejado ir, y como él mismo cuenta, llegar a USA con 10 dólares en el bolsillo. Israel no suele desatender ni desprenderse así de uno de sus 16 hombres mejor entrenados. Hace pocos días, quizá distraído, subió a sus redes un video donde él mismo se filma y cuenta que por primera vez se sube a un helicóptero y narra que nunca antes se había arrojado en paracaídas.
De todos modos, llegó a USA y luego de trabajar como albañil se metió de lleno en el negocio inmobiliario del que inmediatamente salta al negocio de ventas por internet, con el que se hace millonario en solo dos meses. De un sótano en el que vivía, pasa a tener pisos en Boca Ratón y siete vehículos de alta gama, entre ellos sus favoritos, un Porsche y un Lamborghini. Hoy, dice poseer 124 empresas de e-commerce (de las que jamás dio un nombre ni aparecen en registro alguno), y dos laboratorios de farmacogenética de los que por supuesto, no hay dato alguno. Además, escribió tres libros acerca de cómo hacerse millonario, y fundó “NUM” (Universidad para Magnates) que solo es por internet, con currícula creada por él, y donde es el único docente.
Javier Milei lo promocionó en un zoom como un ejemplo a seguir y tienen una aparente amistad. Stendel, además, saltó a la fama en Argentina y de la mano de Fernando Cerimedo y su equipo de propaganda mileísta, por ser quien en febrero de 2023 depositó frente al Congreso un cúmulo de palas para que los diputados vayan a trabajar, haciendo la salvedad de que había una para cada diputado menos para Milei.
Poco tiempo después repartió picanas eléctricas, en protesta contra la inseguridad, a los usuarios del subte porteño. El escándalo fue mayúsculo y Stendel, promocionado ad nauseam por el team de Cerimedo, pasó a cuarteles de invierno.
De todos modos, sigue siendo el mayor exponente de estos influencers que promueven la cultura del mérito, el éxito a través del dinero, el individualismo extremo, la gratificación instantánea y los negocios difusos entre un público dócil y sin formación, lleno de inseguridades y en búsqueda de certezas que suele actuar por imitación.
Vendedores de humo anti Universidad
Stendel promociona su propia “Universidad”, que no está registrada en ninguna parte siquiera como un instituto de enseñanza, con el argumento de que estudiar no sirve, al menos académicamente en universidades formales. Sostiene: “qué puede enseñarte un profesor de administración de empresas, si nunca estuvo al frente de una!”.
Matías Molina y Facundo Cubría, otros dos “exitosos de las finanzas” que tienen 23 y 21 años respectivamente, conversan frente a una cámara. Molina dice “Hablemos de una carrera como administración de empresas”, mientras Cubría hace un gesto como de vomitar para luego simular hacer una fellatio. Molina agrega: “mientras Facundo se saborea una troncaza, yo prefiero aprender administración de un narco que de un profesor que va a la universidad…”. Cubría interrumpe con gestos que simulan obesidad, y dice: “un gordo pelo gris que cae en un Nissan March que lo compró en plan de pagos a cinco años que paga en cuotas de 45 mil pesos..” Las carcajadas tapan, y retoma Molina: “Yo prefiero aprender de un narco porque encima tengo la autoridad, tengo más autoridad que la mayoría para hablar de la mierda que es la Universidad”.
Por supuesto, Molina y Cubría, quienes también se muestran en Dubai y Miami en autos lujosísimos, en fiestas y boliches, en shoppings y paseos (en claro contraste a las filmaciones en interiores, que suelen ser en habitaciones notoriamente más sencillas, sin ventanas y con solo algún sillón e iluminación tenue) tienen su propia institución educativa, que no es más que una página llamada “Club de Negocios” a la que hay que suscribirse y por solo cien dólares recibir sus cursos en videos de tres minutos donde explican como ser millonarios como ellos.
La estética de las cuentas de instagram de ambos es idéntica, con profusión de imágenes creadas por I.A, con el mismo contenido, el mismo tiempo de uso, locaciones, y modo. Dos solitarios millonarios recorriendo el mundo, sarcásticos, privilegiados, superiores, que parecen no tener una vida previa a la del esterotipo más ramplón del millonario.
En la misma sintonía anti universidad está Luka Magnano, de 21 años, que se filma contando pilas de billetes de dólares en un balcón de un departamento en Miami. Mientras mira a cámara y casi furioso, grita: “Yo voy a sacar una nueva facultá (sic), donde voy a enseñarte como hacer guita de verdá (sic), voy a sacarte de la estafa de mierda que vivís en tu vida; pero mucha gente no comprende el mensaje y te quiero dejar tres puntos claros que son la diferencia entre una facultad moderna como la que voy a crear yo, y vas a aprender habilidades para hacer guita de verdá (sic), y una facultad de antes, de adoctrinación (sic)… La matrix es la facultad de antes y el sistema de mierda en el que vos vivís que te quiere con miedo, te quiere escaso, y te quieren adoctrinado. Las facultades nuevas que están saliendo ahora, como la mía, te quieren abundante, te quieren con fe, y te quieren libre. ¿Por qué libre? Porque la manera de ser libre es laburar para vos mismo. No estudiar cuatro años para con herramientas que no sirven para una mierda…”
Luka Magnano tiene su propia página web donde vende su contenido, es su “universidad”. Este “life coach”, tal como se presenta, tiene registrado como empresa el nombre Luka Magnano Life Coach LLC con sede en Miami. Al ver los registros, la realidad es que la empresa está a nombre de otra persona, y él -a pesar de poner su nombre- solo tiene firma autorizada.
La empresa en realidad es una de las cientos que pertenecen o las que representa Martín Eduardo Dell´Oca, muchas de ellas fantasma. Dell´Oca tuvo cierta difusión mediática por la denuncia contra la AFA que hizo una empresa sponsor de la Selección, pues quedó expuesto como testaferro de una multiplicidad de empresarios. Por lo que, cuando uno ve a estos pibes que apenas arañan la mayoría de edad como últimos eslabones de una cadena de vivillos, parece que la realidad es otra y por sobre ellos hay algunos más.
Agus Nievas tiene veinte años y el rostro de un niño de quince. Ni siquiera es mayor de edad y para mucho de lo que dice hacer precisaría autorización de los padres. Sin embargo, sostiene haber generado sin éxito numerosos emprendimientos comerciales y financieros, dice que fue empleado de diversas oficinas, y que tras pasar por esas sucesivas frustraciones, encontró un método eficaz para hacerse millonario que ahora difunde a cambio de una suscripción en su página de internet. Se muestra, como todos, de paseo en autos carísimos por las calles de Dubai, y de compras en una casa de zapatillas donde le dice a la vendedora: “Quiero un par de cada modelo” para salir después lleno de bolsas ante la atenta cámara de otro adolescente que filma.
En charla con otro pibe, dice: “Si vas a la Universidad te vas a recibir y vas a competir con otros trescientos que se reciban, ponele, de medicina o de administración de empresas y que saben lo mismo que vos, en cambio si te especializás en lo que yo llamo high income skill, que es como “habilidad de alto valor”, es especializarte en algo en lo que mucha gente no es buena y aumentar tu valor intrínseco como persona para poder ganar más y vivir bien, sobre todo en Argentina, boludo, que no te pagan nada y no te valoran por lo que sos y donde no te queda otra que tener una habilidad de alto valor que le sirva a otros emprendedores". O sea, él y su página de internet por suscripción en la que miles de pibes entran y pagan para ver videos motivacionales de no más de tres minutos.
Como ellos, cientos: Joel Pérez, Rubén Martínez, “Toto” Marchesini, y siguen las firmas. Todos iguales.
¿Qué es esto? Un sistema Ponzi. Venden humo de supuesto conocimiento de como hacerse rico poniéndose ellos como ejemplo de ese logro (sin que nunca quede claro qué hicieron para ser millonarios, pues lo que venden es la motivación “para lograr sus objetivos”). Nadie podría creerles, ni siquiera están registrados en AFIP como monotributistas.
Sin embargo, tienen un público enorme y en crecimiento constante. Miles y miles de adolescentes y jóvenes los siguen y empiezan a formar parte de la maquinaria. Nada nuevo, en los 90 florecieron las ventas piramidales con Hanway (que se supone eran productos de limpieza) o más recientemente con sistemas de alarmas o medicina natural o el telar de la abundancia.
Por esa razón hoy las redes están inundadas de preadolescentes que intentan, a través de videos propios, de “vender el método” y para poder hacerlo, necesitan muchos seguidores de redes que son potenciales clientes y reclutadores que mantengan la pirámide. Solo un ejemplo de miles puede verse en la cuenta de Anin, una jovencita que pretende ser convincente en sus logros financieros para lograr quien compre la fórmula y ascender en la pirámide. El sistema, claro, siempre se rompe en algún punto y es fácil presuponer en qué fragmento.
"¡Dejá de ser un inútil!
El maltrato a los potenciales clientes es el modo de Luka Magnano a quienes grita, impreca, trata de inútiles o fracasados. Facundo Cubría y Matías Cubría tratan de imponerse desde el desdén y el sarcasmo; Agustín Nievas desde los buenos modales y un tono casi pastoral. Cada uno tiene un segmento de seguidores en constante crecimiento, de acuerdo a los códigos de identificación personales.
El bajísimo nivel de alfabetización financiera, la falta total de experiencia laboral, la frustración resultadista de las generaciones anteriores de los seguidores ayuda a moldear la creencia de que esos personajes saben de lo que hablan, y que viven acorde a esos saberes y que se legitime la eficacia de estos esquemas fraudulentos.
Esta credulidad es posible si además los tiempos sociales y políticos no favorecieran la idea de que los logros son exclusivamente personales, que el individualismo prima, que el Estado es parasitario y una máquina de obstaculizar inquietudes, y que fracasos y logros solo dependen de una decisión personal. La pandemia colaboró a que la incertidumbre por el devenir de la vida misma incremente la pulsión por lo inmediato, por la gratificación instantánea.
Y si además, el presidente al que muchos de estos influenciados promueve esos modos, conceptos y hasta a los mismos personajes, como Mauro Stendel ¿por qué habría que dudar?
“¡Dejá de ser un inútil!” grita furiosamente a cámara, mirando a los ojos de quien lo ve, Luka Magnano. El mismo modelo mileísta de comunicar y adjetivar. Para no ser un “inútil”, entonces, miles de pibes de doce, trece o catorce años cliquean en la página del “coach de vida” y depositan cien dólares, 500 o mil, de acuerdo a lo que quieran recibir como instructivo. Se sentirán parte de un grupo de élite, el de los triunfadores, el de los útiles, el de los que en dos o tres años, siempre que se esfuercen y recluten a otros, serán millonarios por mérito propio, sin ir a una universidad que te “adoctrina”, sin una carrera que genere un servicio ni producción social sino un beneficio estrictamente especulativo e individual, con la idea de que la felicidad solo es posible si es material. El componente de propaganda política es explícito y en sintonía del mas rancio libertarianismo. Será interesante ver cómo es la vida dentro de diez años de estos “influencers” que llegan a miles de jóvenes, y de esos jóvenes seguidores.