Gabinete en la gestión y el Presidente en la calle: de los anuncios a rezar con peregrinos en Luján
El Frente de Todos sigue trabajando para intentar revertir el doloroso cachetazo electoral de las PASO. Como ya contó Data Clave, hubo cambios en el engranaje de la coalición gobernante. Mientras se ve a un "Súper Manzur" de lleno en la política y los anuncios oficiales, el Presidente sigue bajando al territorio para acercarse al electorado.
“Quiero entender la derrota electoral, por eso quiero hablar directo con el pueblo. No quiero que me lo cuente un dirigente, un sociólogo o los diarios. Vine a escucharlos ” , fue la contundente frase que lanzó un Alberto Fernández con papel y birome frente a la agrupación lujanense denominada "Misioneros con Francisco". Un mensaje que resume el espíritu de la campaña del Frente de Todos de cara a noviembre. Autocrítica, perfil bajo y atención a las demandas sociales.
Tal como contó en exclusiva Data Clave, el Presidente eligió ponerse la campaña electoral al hombro, pero esta vez, con otra intensidad política. Si bien se lo ve con el traje puesto, la misión fue bajar al territorio y conocer el nervio de los disconformes.
En el último mes previo a las PASO, el rol electoralista del jefe de Estado estuvo vinculado a una agenda que poco tenía que ver con la que pregona actualmente. En ese entonces, el oficialismo estaba confiado con las encuestas y la misión era ganar en la Provincia de Buenos Aires por un margen de entre 5 y 7%. En esa misión, el Gobierno apuntó a seducir a los más de 900 mil jóvenes adolescentes de 16 y 17 años que se incorporaron al padrón electoral. Es por eso que en la recta final de las Primarias se vio a un Alberto Fernández comprometido con la agenda de las minorías. Además de ser entrevistado en medios alternativos vinculados al consumo digital, también participó de actos vinculados al género y la diversidad, como la ley de Cupo Laboral Travesti Trans y la entrega de documentos con la inclusión del género “X”.
Pero en términos bilardistas, el resultado fue desastroso. Con los números puestos, el Gobierno lanzó el grito al cielo y todo terminó en una gran disputa interna entre los dirigentes, que jugaron la batalla en los medios de comunicación y sembraron todo tipo de operaciones y especulaciones políticas. Se comentó desde "el avance del kirchnerismo" hasta la aceptación masivas de renuncias y el lanzamiento del "Albertismo". Sin embargo, la síntesis terminó siendo volver a apostar a la unidad. El Presidente aceptó una renovación parcial del Gabinete (Jefatura de Gabinete y los ministerios de Seguridad, Educación, Ciencia y Tecnología y Agricultura, Ganadería y Pesca), pero mantuvo su equipo económico.
En esa renovación, el hombre clave fue Juan Manzur. Tras su asunción, el Gobierno decidió respaldarse en su figura y todo indica que las últimas decisiones de gestión están vinculados a su autoridad. Mientras el hombre de Tucumán intenta oxigenar una gestión que tuvo poco vuelo en los primeros dos años, las figuras importantes del oficialismo salen a las calles a conectarse con el público que no los votó. En especial, con aquellos que tomaron la decisión de no ir a los comicios.
La primera gran salida de Alberto Fernández fue en una feria comercial de Dock Sud, localidad perteneciente al partido de Avellaneda y donde concentra el poder Jorge Ferraresi, el actual ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat y el más "Albertista" de los kirchneristas. En esa recorrida abrazó vecinos, alzó bebes en brazos (¿una metáfora por su situación actual con Fabiola Yánez?), dialogó con comerciantes y hasta le anticipó a una madre el posible relanzamiento de un IFE "light".
Ahora, lejos de la Ciudad de Buenos Aires y del público ateo-progresista, Fernández sacó a relucir sus principios cristianos y se acercó a Luján para conversar con peregrinos que hicieron la histórica caminata a la Basílica para pedir por salud y trabajo, entre otras demandas que hoy están en falta. Acompañado por Gustavo Beliz, secretario de Asuntos Estratégicos y Julio Vitobello, secretario general de la presidencia, el Presidente trató de relucir las cualidades que siempre mostró Néstor Kirchner ante su público. Hablamos de tradiciones que no se heredan ni se practican, se sienten.
De saco y corbata, con birome y agenda y ante un tímido solcito que acompañaba la tarde, el jefe de Estado argentino se sentó en una silla, se acomodó y empezó a anotar todas las demandas de los peregrinos. Entre los pedidos, la principal preocupación estaba en la penetración de la droga en los barrios, la desocupación en la industria metalúrgica local, los altos costos de los alimentos y las dificultades de la comercialización de los productos de la economía popular.
“El martes enterramos un compañero del barrio de 23 años por la droga. Los chicos todos metidos en la droga. Es difícil tratarlo de ayudarlos. Estamos pensando en una canchita”, le dijo a menos de dos metros Mara, coordinadora del comedor Caritas Felices en el barrio La Loma.
Fernández, replicó: “Los más solidarios son los más humildes, los que menos tienen. El Estado nacional se puede medir en algunos delitos del narcotráfico y estuve con Aníbal (Fernández) y le dije que tengo dos prioridades: Rosario y Gran Buenos Aires”.
A su vez, el mandatario también contó que entendió el gran trabajo que significa la economía popular con el tiempo: “Al principio lo entendía sólo como trabajo informal. Luego entendía que trabajar lo hacen todo el tiempo, lo que necesitan es empleo que es el derecho”.
Pero el trabajo del Presidente estuvo limitado a escuchar, comprender y oír las demandas, algo que el Frente de Todos parece haber subestimado, sobre todo en 2021, cuando empezó a avanzar a paso firme la vacunación. Sobre el final, a modo de agradecimiento y con cierto rol de sacerdote presidencial, Fernández rezó el "Ave María" y mantuvo un momento de reflexión "discerniendo la voz de Dios".
En resumidas cuentas, el Gobierno modificó la táctica y la estrategia de cara a noviembre. Del Alberto con la gestión en los hombros se pasó al "Súper Manzur" y un Presidente de carne y hueso que habla con la plebe como un igual. Ciertos analistas plantean que, a pesar de los esfuerzos, el boleto de noviembre rumbo a las legislativas "está picado". Bueno, también se aseguraba que el oficialismo iba a ganar con cierto margen la Provincia de Buenos Aires (reconocido incluso por el propio espacio de Diego Santilli). Argentina no es un país apto para poder dar predicciones.