Las tensiones entre el Gobierno y los gremios crecieron luego de que la Secretaría de Trabajo rechazara homologar acuerdos paritarios que superen el 1% mensual en 2025. Esta medida, impulsada por el ministro de Economía, Luis Caputo, busca contener la inflación, pero encontró una fuerte resistencia en el sector sindical, especialmente en Camioneros y Sanidad.

En el caso de Hugo Moyano, líder de la Federación Nacional de Camioneros, la negociación con las cámaras empresarias del transporte de cargas parecía haber llegado a buen puerto. Ambas partes habían acordado una suba salarial del 8,5% trimestral, además de un bono de $600.000 a pagarse en cuatro cuotas. Sin embargo, la Secretaría de Trabajo rechazó el acuerdo, advirtiendo que “así no será homologado”.

La medida provocó un quiebre en las negociaciones y llevó a Moyano a postergar por 24 horas una amenaza de paro. El camionero mantiene su postura firme: “Queremos resolver esto cuanto antes, pero no descartamos medidas de fuerza si no hay avances”.

Por su parte, el gremio de Sanidad, liderado por Héctor Daer, enfrenta un conflicto similar. La Secretaría de Trabajo objetó aumentos superiores al 1% mensual para las ramas de clínicas y sanatorios, argumentando que esto podría trasladarse a un incremento en las cuotas de las prepagas. Daer, otro peso pesado de la CGT, también expresó su descontento: “El Gobierno no puede frenar las necesidades salariales de los trabajadores para cumplir con sus metas económicas”.

El trasfondo del conflicto radica en la estrategia oficial de moderar paritarias para evitar un “espiral de precios y salarios”, según trascendió por fuentes cercanas al secretario de Trabajo, Julio Cordero. Esta postura ya había generado tensiones con Moyano en abril, cuando otro acuerdo trimestral fue rechazado por superar las proyecciones inflacionarias.

Mientras tanto, en las próximas horas está prevista una nueva instancia de negociación. Moyano buscará destrabar el conflicto con Fadeeac y FAETyL, dos de las tres cámaras empresarias del sector con las que mantiene un diálogo fluido.

La tensión salarial también frustró un encuentro clave que el Gobierno tenía planeado para hoy con la CGT y los empresarios del G-6. La intención era mostrar una foto de consenso que blindara el cierre del año. Ahora, esa escenificación quedó en suspenso y podría posponerse hasta 2025.

De fondo, la disputa por los aumentos salariales refleja la tensión entre las metas de estabilización económica del Gobierno y las demandas gremiales. Las restricciones oficiales en las paritarias podrían ser una señal de alerta para otros sectores que aún deben renegociar sus acuerdos.