Dramática situación en las terapias intensivas: "Hacemos malabares para que todos los pacientes tengan asistencia"
Es el talón de Aquiles en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Se puede equipar y ampliar el cupo de profesionales, pero el resultado sigue siendo insuficiente. ¿El futuro riesgo? Elegir a quién darle el respirador y quién sufrirá las consecuencias del colapso. Data Clave dialogó con los especialistas para saber en qué porcentaje de “resistencia” se está en estos momentos. Los detalles.
El Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) vive una tensión poca antes vista en las áreas de terapia intensiva de hospitales públicos y privados. Si bien se desplegó una tarea de inversión por parte del Estado, no hay infraestructura que contenga el fuerte aumento de casos por coronavirus. Los terapistas advierten que, si no hay nuevas medidas para aplacar la curva ascendente, se dará en el corto plazo un colapso sanitario. ¿Qué quiere decir esto? Falta de atención para los pacientes de cualquier índole.
El último reporte del ministerio de Salud indica que la ocupación de camas UTI en el AMBA está en un 75,3% entre públicos y privados. En cuanto a los casos confirmados, el jueves se computaron un total de 16.509 (12.949 de Provincia y 3.560 de Ciudad). A nivel nacional, los sectores de terapia intensiva están al 65,6%. Será un dato a prestarle atención en las próximas semanas, teniendo en cuenta que lo que pasa en Buenos Aires se termina trasladando al poco tiempo en el resto de las provincias.
Si bien el “75,3%” parece una cifra alentadora, la realidad muestra todo lo contrario. Esa cifra totaliza todo el sector del AMBA, pero no explica punto por punto cuál es la realidad de los sanatorios. No cuenta, además, que no es lo mismo lo que ocurre en el sector privado con respecto a lo público. En el primer caso, muchas clínicas de la Ciudad están trabajando al 100% con asistencia estatal y en algunos establecimientos con duplicación de camas UTI para contener la demanda del covid-19.
“Nosotros seguimos estando al 100% y haciendo malabares para que todos los pacientes puedan tener asistencia. Los recursos son insuficientes en relación a la pandemia y sobre la cantidad de pacientes”, sintetiza a Data Clave Daniela Vásquez, jefa de terapia intensiva del Sanatorio Anchorena y miembra de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI).
Hace poco, en un informe exclusivo, este medio detalló la delicada línea que hay entre “tensión” y “colapso” en los privados de CABA. Además de sanatorio Anchorena, otros como Güemes, Galeno, Mitre, Naval, Santa Isabel, Osplad, Otamendi y los de Swiss Medical Group están casi al 100% de ocupación.
“Nadie puede discutir que esto está lleno, la puta madre. Yo te llevo a un sanatorio ahora, te hago contar los pacientes y se termina la discusión. Esto está a más de 100%, déjense de romper los huevos. Están pelotudeando mientras que los médicos tienen que decidir a quién se respira y a quién no se respira”, resumió con mucho enojo y calentura Claudio Belocopitt, dueño de SMG y de América TV.
En esa línea, Vásquez le agrega a este medio: “Yo tengo una terapia intensiva de 12 camas y una intermedia de 13 camas que se compartía con cardiología. Ahora estamos con 35 camas, entonces no estamos trabajando igual que antes. Si a mí me preguntas, hoy la ocupación es del 100% en esta situación de 35 camas sobre 35. Nosotros no estamos acostumbrados a trabajar así, estamos exigidos”.
El otro tema que bien le explicaron a Data Clave es que los pacientes de covid-19 que requieren de terapia intensiva tienen un proceso de cuidado que ronda entre los 20 y 30 días, es decir que duplica las necesidades de cualquier otro tipo de enfermedad o problema preexistente.
La ecuación es fácil de entender. Más casos, más pacientes y más camas ocupadas. Sumado a eso, el proceso de evacuación es lento. Y es por eso que los terapistas alertan de la situación, porque ya la coordinación no está teniendo fluidez. “Nosotros sabemos que de ese total de casos confirmados siempre hay un 5% que necesita ir a terapia intensiva. Lo que nosotros no queremos es que haya gente que se termine quedando afuera de sistema hospitalario y sin la posibilidad de un respirador para atenderse”, le dice la terapista del sanatorio Anchorena a este medio.
¿Cómo se ataca esta situación? Irremediablemente, la única comprobación científica es disminuir la circulación de gente. “Lo más preocupante es el número de casos, porque si fuera una curva razonable nosotros podríamos seguir trabajando y administrando la crisis. Nosotros trabajamos con covid todo el año, y esto no nos pasó antes, porque ahora tenemos casi 30 mil casos diarios”, completa Vásquez a Data Clave.
Otro de los especialistas que conversó con este medio explica que a lo que hay que apuntar es a tener una curva en forma de “tobogán”. Es decir alternar entre baja y suba de casos para evitar una saturación del sistema. Ya el pensamiento estratégico no es “aplacar el virus”, sino “aceptarlo” y “convivir con él”, en tanto y en cuanto haya camas y respiradores para todos.
El Gobierno nacional apunta a tener un diagnóstico más certero la próxima semana tras las nuevas medidas restrictivas que se tomaron. Sin embargo, la lógica no parece centrarse en la búsqueda de nuevas prohibiciones. De hecho, todo lo contrario. Esta semana reapareció Nicolás Trotta, ministro de Educación, donde posó con Alberto Fernández y habló de la posibilidad de tener una “presencialidad administrada” en los colegios. En el medio de todo este caos esta la economía, pero es otra deuda pendiente.