Javier Milei, al menos de economía, aparenta saber. Llegó a presidente luego de haber convencido de ello a millones de personas que se fascinaron, además, con sus modos violentos que representaban lo que muchos sentían, especialmente durante y después de la pandemia. Ni él, ni si equipo de colaboradores -los de entonces, los de ahora-, ni el grueso de sus votantes tienen gran formación política, y ese también es un rasgo identitario: no hay más educación que la que les dictan algunos slogans propagandísticos que van rotando con el tiempo según dicte la usina de comunicación

“Este es un análisis que ha hecho Nietzsche sobre David y Goliat: no se engañen, David no era el débil ni Goliat el fuerte, porque David tenía de su lado al creador; por lo tanto, se dio lo que se tenía que dar: Dios, patria y familia.", dijo Javier Milei la primera vez que mencionó a esta tríada conceptual. Fue en el acto libertario de Parque Lezama de fines de septiembre de 2024. 

Hasta entonces, desde sus primeras apariciones públicas, su concepto de "familia" parecía opuesto al imaginario social convencional como fundamento de la sociedad. En múltiples entrevistas había cuestionado severamente el rol de sus padres, a quienes llamaba "progenitores" y sostenía que para él "estaban muertos".  Los presentaba como violentos, perversos y maliciosos y hablaba del matrimonio como de un contrato "aborrecible". De más está decir que nunca se casó, pero tampoco tuvo hijos. Su hermana, puntal en su vida y su gobierno, junto a sus perros, es lo más parecido a una familia que roza su mundo

La misma curiosidad despierta su idea de Dios, al que parece buscar desde hace un tiempo en diferentes religiones y con quien, según algunas biografías, se conectaría a través  de un mediador entre lo mundano y lo divino: su perro muerto. Antes de hablar concretamente de Dios, uno de los slogans ya en desuso fue el arrogarse una representatividad de "Las fuerzas del cielo", sin que quede claro que serían esas fuerzas y cómo funcionarían. 

Cuando habla de patria, por último, una pregunta cae de madura: ¿Cuál? Si la soberanía la marcan los afectos, se lo vio con más frecuencia besando la bandera de Israel que la argentina. Pero si además es el presidente del país, al que supo calificar como "de mierda", el espíritu patriótico queda totalmente desdibujado para pasar a ser un interrogante. 

Sin embargo, y parafraseando al lema del escudo chileno con eso de "Por la razón o por la fuerza", parece que para una masa no demasiado uniforme de seguidores mileístas el concepto de "Dios, patria y familia" le es propio por pura imitación, por "la fuerza" más que por la razón o por la cotidianeidad. ¿Por qué razón miles de seguidores se hacen eco de un slogan -un día uno, otro día otro- sin plantearse el significado? Por la acción de la propaganda. 

Dios, patria y familia: el eslogan de Mussolini que Javier Milei incorporó a su discurso

¿Qué es la propaganda?

La teoría democrática presupone la existencia de un electorado informado e imparcial, pero ese electorado está permeado por la construcción mediática llamada "opinión pública". El filósofo contemporáneo Cornelius Castoriadis en “La cuestión democrática”  habla de la creciente “privatización de los individuos y su idiotización” y uno de los mayores logros de la mediatización es la imposición de conceptos abstractos, por ejemplo, el del triunfo de la libertad del individuo. Castoriadis se pregunta: “¿Cuál es el individuo que hoy es libre? Es un individuo que quiere consumir, quedarse en su casa, que no quiere ocuparse de los asuntos comunes. El contenido y el uso que él hace de la libertad no lo eligió, le es impuesto”.

Si cada ciudadano fuera responsable individual de formarse una opinión acerca de lo público, ¿Quién sería capaz de formase dicha opinión y por qué medios? Una pregunta que podría responder Edward Bernays, un tipo que fue publicista, periodista e inventor de la teoría de la propaganda y las relaciones públicas hace más de cien años. Como sobrino de Sigmund Freud, tomó de su tío concepciones sobre el Inconsciente y la persuasión para aplicarlos en el ámbito publicitario masivo y escribió “Propaganda”, su libro más célebre, en 1928.

“Propaganda” es el manual de la industria de las relaciones públicas de las que Bernays, fue una suerte de gurú, mucho antes de que por estos pagos aparecieran los Durán Barba. En un mundo vertiginosamente cada más complejo, Bernays se transformó en un simplificador de la realidad moderna y demostró que la propaganda es la forma de explicar de un modo simple aquello que no lo es, apelando a las emociones básicas de supervivencia del ser humano: el odio, el miedo, la esperanza. 

“La manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones organizados de las masas es un elemento de importancia en la sociedad democrática. Quienes manipulan este mecanismo oculto de la sociedad, constituyen el gobierno invisible que detenta el verdadero poder que rige el destino de nuestro país. Quienes nos gobiernan, moldean nuestras mentes, definen nuestros gustos o nos sugieren nuestras ideas, son en gran medida personas de las que nunca hemos oído hablar. Ello es el resultado lógico de cómo se organiza nuestra sociedad democrática”, dijo. 

Si en su tiempo y en USA los postulados tuvieron un éxito rotundo y modificaron usos y costumbres del estadounidense común (desde el famoso "desayuno americano" hasta "Papá Noel" pasando por el espíritu patriótico para marchar a la guerra), fue cuando cruzaron el Atlántico que tomaron su faceta más atroz: el nazismo, el estalinismo y el fascismo abrevaron en esa bibliografía, y lo hicieron con la torpeza política y la brutalidad disciplinaria que definen a todo régimen emergente que pretende una sociedad binaria en lo ideológico, incapaz de ver matices. 

En los 60, Guy Debord, otro pensador imprescindible, decía acerca de la consecuencia de la propaganda y describía amarga y descarnadamente la condición humana: “Ganapanes que se creen gente de propiedad, ignorantes que se creen letrados y muertos que creen que votan”… “se los trata mitad como campos de concentración, mitad como niños estúpidos”… “por primera vez en la historia los pobres creen que forman parte de una élite económica a pesar de toda la evidencia en contra”. ¿Esto sucede porque somos malos, o idiotas? No, porque somos permeables a la idiotización por la manipulación por esos sentimientos de base que mencionamos anteriormente. 

Dios, patria y familia: el eslogan de Mussolini que Javier Milei incorporó a su discurso

Dios, Patria y Familia

Enamorado del slogan y su repercusión, Javier Milei volvió a mencionarlo en diversas charlas frente a empresarios dando por sentado que en ese contexto igual lo iban a aplaudir (y lo aplaudieron) y en mensajes institucionales, como el del Día de la Tradición. El presidente quizá tomó la consigna como propia como consecuencia de otro "enamoramiento", el que tiene con Giorgia Meloni; pero sin dudas fue impuesta por su equipo de Comunicación que se parece, cada vez más, al de Goebbels.

La replicaron como soldados adiestrados todos sus influencers de redes sociales, que a su vez la instalan en los miles y miles de seguidores acríticos. Por eso resultaba risible, si no absurdo, que personajes como "El Gordo Dan" y sus coequipers de su canal de streaming, todos varones solteros que llevan banderas de USA y que la última vez que rezaron fue cuando tomaron la comunión, hablen de estos tres pilares fundamentales en su cosmogonía impostada. La cuestión no es que ellos lo crean, sino que promuevan que otros sí, por lo que aun sin saberlo y por efecto de la cadena de propaganda -que tanto les resultó en campaña- Mabel de Gerli, Roberto de Puerto Madero, Diego de Palermo, Lucía de Jujuy y Alberto de Comodoro Rivadavia, con vidas y culturas totalmente diversas, pero con los mismos odios, los mismos miedos, las mismas esperanzas, se sientan amparados por el paraguas de pertenecer a un espacio seguro, sin dudas ni grises. 

Dios, patria y familia: el eslogan de Mussolini que Javier Milei incorporó a su discurso

Meloni tampoco inventó el concepto que, además, en Argentina ya tuvo otras variantes como "Dios, Patria y Hogar" en los sesenta y de la mano, como siempre, de la extrema derecha. Meloni hace buena parte de la campaña en una suerte de reivindicación histórica de alguien que admira: el dictador fascista Benito Mussolini. No pasó inadvertida y fue cuestionada por usarla; entonces argumentó en el "Corriere della Sera" : Dios, patria y familia no es un eslogan político sino el más bello manifiesto de amor, que atraviesa los siglos. Y aseguró que tenía sus raíces en el "pro Aris et Focis", una expresión de Cicerón “en defensa del altar y el hogar”, que “desde siempre fundan la civilización occidental”.

Meloni, que intenta despegarse con el estilo del personaje de Capusotto Micky Vainilla, es la líder de Hermanos de Italia, un partido de origen fascista y que sigue ostentando la llama tricolor del pos-fascista Movimiento Social Italiano. El creador de la consigna es Giuseppe Mazzini, un prócer del resurgimiento italiano, que decía que antes de los derechos existen los deberes, sintetizados en los valores de Dios, patria y familia. Muy a cuento como justificación de la quita de derechos reconvirtiéndolos en "privilegios" para la opinión pública. 

El slogan, durante el gobierno de Mussolini, era una pintada a carbón recurrente en las calles de toda Italia, en los libros escolares, en los panfletos, en los diarios, en los espacios públicos, las oficinas y los comercios. Fue una síntesis del ideario totalitario, similar al “Gott mit uns” (Dios está con nosotros) escrito en las hebillas de las tropas nazi, tal como narra Elizabetta Piqué en el diario La Nación.

Dios, patria y familia: el eslogan de Mussolini que Javier Milei incorporó a su discurso

En el artículo cita también al famoso escritor y periodista napolitano, Roberto Saviano, que decía: “Dios no representa la fe, sino un Dios impuesto, única verdad. Un Dios que rechaza a los desesperados en la frontera, que pretende recibir inmigrantes en base a la afinidad religiosa”. Subrayó, por otro lado, que “patria es una frontera para defender, aún con la violencia, si necesario. Es adentro o afuera. Nosotros o ellos”. 

Sigue diciendo Saviano en la nota de Piqué : “Familia no es un lugar fundado sobre el principio del afecto, sino imposición, imperativo, prescripción. La familia es sólo heterosexual y con hijos definidos tales sólo si nacidos y reconocidos en la forma impuesta. La familia en esta trinidad es tribu, es negocio, es celos, monopolio del afecto, control, correa de transmisión del orden. Dios, patria y familia, declinados en este eslogan, no son valores, son un crimen”.