Cómo se gestó la visita de Alberto a Milagro Sala: el mensaje hacia adentro y para afuera
Según confiaron fuentes de la Rosada a Data Clave, el canciller Santiago Cafiero se comunicó con Raúl Noro, compañero de Sala. Allí, al notificarse de la gravedad del cuadro de salud, el funcionario hizo las veces de nexo para este viaje. El trasfondo de una promesa incumplida del gobernador jujeño Gerardo Morales sobre el tratamiento de la dirigente social. ¿Qué consecuencias puede traer a futuro?
A primera hora de este miércoles sorprendió a propios y ajenos la decisión del Presidente Alberto Fernández de suspender la agenda pautada y embarcarse en un vuelo a Jujuy, para visitar a la dirigente social Milagro Sala. La referente de la Tupac Amaru está internada en terapia intermedia con un cuadro de "trombosis venosa profunda", y desde su entorno denunciaron “hostigamiento” por parte del personal policial que la custodia.
Al margen de lo repentino del viaje, es interesante ahondar en las razones de la movilización del mandatario nacional hacia el norte del país, en un momento muy complejo de la economía nacional y con varios frentes internos abiertos. En efecto, parte de la decisión fue para dar mensajes a varios destinatarios, dentro y fuera del Frente de Todos.
Pero primero lo primero: cómo y por qué viajó Alberto. Según confiaron fuentes de la Rosada a Data Clave, el canciller Santiago Cafiero se comunicó con Raúl Noro, compañero de Sala. Allí, al notificarse de la gravedad del cuadro de salud, el funcionario hizo las veces de nexo para este viaje. De entrada, el otrora jefe de Gabinete le preguntó si podía mediar por una salida a la situación, entre las cuales se habló de la posibilidad del indulto, hecho que el propio Fernández le explica que no es posible.
"El indulto para mí es una rémora monárquica que quedó en la Constitución: un derecho que tenían los reyes de perdonar a quien había sido condenado. El indulto es un perdón y cuando actúa la Justicia no tengo por qué indultar", dijo públicamente más de una vez el mandatario.
No obstante, el mensaje del ministro de Relaciones Exteriores le llegó a Fernández, quien decidió tomar cartas en el asunto y dar, ante la imposibilidad de un recurso judicial, un fuerte mensaje político. Paró las rotativas de la agenda presidencial y se tomó un vuelo privado a Jujuy para ver cara a cara a Sala. Y la frutilla del postre sería la conferencia posterior.
"Le pido a los jueces de Jujuy que dejen de lado doctrinas que se difundieron durante el gobierno anterior y que se contradicen con el Estado de derecho. Le pido a la Corte Suprema que por favor se avoque al tema, es una persona que lleva siete años de detención", espetó el Presidente en una conferencia de prensa improvisada dentro del centro de salud.
La jugada de Alberto
A simple vista, el dardo es para la que fuera la gestión de Cambiemos encabezada por el exjefe de Estado Mauricio Macri, pero también hay un misil para el gobernador actual de la provincia del norte, Gerardo Morales. Curiosamente -o no tanto- Alberto ostenta buena relación con quien es además presidente de la UCR. Pero en esa charla con Cafiero, le confiaron que el mandatario provincial había roto las promesas sobre el cuidado de Milagro.
Entonces, la foto es el Presidente de la Nación con un discurso firme y duro en una provincia opositora, en un acto político improvisado en el que le apunta sin nombrarlo al Gobernador. Mandatario que además tiene buena llegada al gobierno y una amistad personal con el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa.
¿Se resentirá esta suerte de alianza de Morales con el Gobierno? Hasta aquí, el jujeño había funcionado como un alfil opositor al PRO y gran animador de la interna de Juntos por el Cambio. Ahora, Alberto lo desafió en su propia cancha. Es de esperar algún vuelto en esa jugada.
Y claro, no hay que soslayar el teledirigido al corazón del Frente de Todos. La política respecto de los movimientos sociales fue el gran tema de la semana con foco en planes sociales, pero también la figura de Milagro es muy cercana al kirchnerismo, con quien Alberto está en pie de guerra hace tiempo. Ir a verla de imprevisto y ese discurso de estadista pidiendo su libertad, es un gesto de acercamiento importante.
En un mismo movimiento, Fernández neutralizó -al menos por un rato- las distintas batallas que afronta. El centro de atención dejó de ser la inflación imparable o el dólar incontenible. Tampoco las presiones internas del Frente de Todos por reformar el gabinete ni la unidad entre algodones. El mensaje en Jujuy es transversal al oficialismo y abroquela la tropa contra la oposición. Por lo menos hasta el próximo movimiento de Cristina Fernández de Kirchner. Mueven las blancas.