La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, volvió a generar polémica con Chile luego de su visita a Bariloche esta semana. El lunes, la funcionaria visitó la ciudad rionegrina para la apertura del VI Curso Avanzado en la Lucha contra el Narcotráfico. Allí, responsabilizó al país vecino por traer “modalidades delictivas” a la Argentina

Bullrich hizo referencia a la compra de inhibidores de vehículos al otro lado de la frontera para abrir autos y desactivar alarmas del lado argentino. En ese sentido, la funcionaria señaló que en territorio chileno "son elementos de uso libre, que la gente compra como telecomandos de uso hogareño". No conforme, apuntó: “Que no se me enoje Boric, que antes se me enojó, pero esto es cierto”

Lo cierto que los dichos de Bullrich no tardaron mucho en ser respondidos. El diputado independiente Tomás de Rementería aseguró que la ministra tiene "una fijación con Chile" y le recordó que "los motochorros son un método muy usado en Argentina, que ahora lo trajeron a Chile".

En diálogo con Cadena 3, el diputado por la Región de la Araucanía y presidente del partido Amarillos por Chile, Andrés Jouanett, tildó de “poco amable e irrespetuoso” el comentario de la ministra de argentina. Además, planteó que en temas de seguridad “no se trata de echarle la culpa al otro”, y dijo que la Cordillera de los Andes debe ser un “puente” que una a los dos países y no que los divida.

Desde el Senado chileno, por su parte, el representante del partido Demócrata Cristiano Iván Flores recordó las acusaciones anteriores de la titular de la cartera de Seguridad y exigió: "Espero que en este caso tenga pruebas concretas". 

Los dichos de este último tienen que ver con un anterior episodio de cruces entre la ministra y el país trasandino. En abril pasado, Bullrich había dicho que en la localidad de Iquique, en el norte chileno, habían miembros del grupo terrorista Hezbollah. "Yo le exijo a la ministra de Seguridad de Argentina que si tiene antecedentes que los entregue y que colabore, pero que no haga antecedentes así al ‘tuntún' y a la rápida sin probar absolutamente nada", apuntó en ese momento el presidente chileno, Gabriel Boric

Tras la polémica, la ministra tuvo que salir a pedirle disculpas al país vecino, que fueron aceptadas luego por el mandatario chileno. Por eso, esta semana, Bullrich recalcó “que no se me enoje Boric, que antes se me enojó", previo a su nueva polémica. 

Quien le puso paños fríos a la situación fue el embajador chileno en Argentina, José Antonio Viera Gallo, quien reconoció que a ambos lados de la frontera se manejan "tonos muy distintos", pero que el problema de la seguridad no excluye a ninguno de los dos países. “Hay tres millones de personas que cruzan la frontera, una frontera de 5.700 kilómetros de longitud, hay no sé cuántos pasos (...) Ojalá no hubiera todo esto que estamos hablando, pero los dos países tienen sus problemas de seguridad”, señaló el diplomático.