Basilotta y los secretos del éxito de Guaymallén: "Nuestros precios son bajos porque apostamos a mucho volumen y poca rentabilidad"
Es uno de los empresarios más queridos por el público en las redes sociales. Sus videos degustando "caviar" (así le dice al alfajor triple de membrillo) y burlándose simpáticamente de los "finolis" fue un éxito comercial. Su planta de Mataderos tiene 200 operarios y produce 2 millones de alfajores por día. En poco tiempo abrirá una nueva fábrica que tiene una inversión aproximada de U$S 4 millones y que generará 100 nuevos puestos de trabajo. Hugo Basilotta conversó en exclusiva con Data Clave y dio detalles de su trabajo diario: "Hay que devolverle a la gente lo que la gente nos da".
Hugo Basilotta es el dueño de Guaymallén y logró lo que pocos emprendedores consiguen en Argentina: mantener sus productos a un precio razonable y ser mayoritariamente querido por el intenso público de las redes sociales. Tiene una fábrica -en la localidad de Mataderos- que inició su suegro (Ulpiano Fernández) en 1944 y que actualmente cuenta con 200 operarios y una producción diaria de 2.000.000 de alfajores. ¿Su objetivo ahora? Inaugurar una planta en la ciudad de Carlos Spegazzini -Ezeiza-, que tiene una inversión aproximada de U$S 4 millones y que precisará la mano de obra de al menos 100 empleados.
El inventor del "caviar" (así le dice al alfajor triple de membrillo) aspira a producir otro millón de alfajores en la nueva fábrica, que será dirigida por Hugo, uno de sus cuatro hijos. Su esposa Cristina Fernández es la presidenta y también tiene tres hijas: Lorena (a cargo de expandir la marca a otros mercados), Julieta y Florencia, que también forman parte del directorio.
Hugo y toda su familia pasan horas y horas en la fábrica en la permanente toma de decisiones. Unos encargados de cumplir con la producción, y otros buscando nuevos clientes y hasta la posibilidad de vender al exterior. Pero ahora, el nuevo trabajo del "jefe" es el de ser un "influencer" en las redes sociales. Desde 2019 viene interactuando con clientes y usuarios con algunos 'sketchs' graciosos. Van desde el anuncio de un alfajor hasta alguna cargada simpática para los "finolis que veranean en Punta (del Este)".
Detrás de cada logro, siempre hay secretos y consejos para contar. En ese marco, Hugo Basilotta conversó en exclusiva con Data Clave y detalló cómo mantienen un precio tan accesible en el mercado interno argentino. Y, además, demuestran que se puede seguir invirtiendo a pesar de las malas condiciones económicas: "Cuando viene la buena en Argentina, que siempre hay veranitos económicos buenos, guardamos parte de la ganancia para luego invertir".
Data Clave: ¿Cómo está viviendo Guaymallen la pandemia? ¿Los afectan estas nuevas restricciones?
Hugo Basilotta: La empresa está muy bien. Nosotros tenemos muchos años en el mercado y superamos muchas crisis, estamos acostumbrados. Pero es claro que lo que le está pasando al mundo nunca se vio antes. Trasciende lo económico. He perdido muchos amigos y otros la han pasado muy mal. Yo ya recibí la primera vacuna Sputnik V y estoy esperando la segunda, hay que cuidarse mucho. Pero volviendo a lo empresarial, la cosa para nosotros va bien. Tenemos un producto que lo consumen todas las clases sociales y de muy buena calidad para su precio. Seguimos con la política de toda la vida: producción y poca rentabilidad. Por eso somos accesibles. Tuvimos algunos problemas de covid-19, como todos, pero lo llevamos de la mejor forma posible a través de los cuidados y de los protocolos.
DC: ¿Cuántos operarios tienen?
HB: Tenemos 200 empleados y ahora apuntamos a poder abrir la fábrica nueva en Carlos Spegazzini. Nos falta llegar la última parte de la maquinaria. Vamos a tomar otros 100 empleados, si Dios quiere.
DC: ¿Cuál es el nivel de producción actual y a qué apuntan con la nueva planta?
HB: En nuestra planta histórica hacemos 2.000.000 de alfajores por día y apuntamos a que en la nueva podamos fabricar 1.000.000. Fue una inversión muy importante que se acerca a los U$S 4 millones. Dependemos mucho también de la pandemia. Está casi todo listo. Es hermosa la fábrica, totalmente automatizada y con mucho nivel. Pero vamos a ver cómo sigue todo, estamos en el peor momento de la pandemia. Tengo muchos amigos que tienen pymes y que no les va bien, eso me pone un poco mal. Lo importante es seguir para adelante y tener fe.
DC: Siempre está el miedo humano de que la máquina termine reemplazando al trabajador… ¿Eso sucede?
HB: De ninguna manera. Nunca lo reemplaza. Al operario incluso se lo especializa para poder utilizarla. Lo que hace la máquina es darte perfección, la dosificadora de dulce de leche o de fruta te dan el peso justo: ni más ni menos. El operario siempre tiene que estar, nosotros incorporamos gente y acá la formamos para que pueda disponer de la tecnología. Pensaba en mi suegro si viera como se trabaja ahora… un grande. Él fue el que empezó todo. Nosotros con la familia lo que hacemos es seguir su línea, todos estamos involucrados en la planta. Tengo ya a un nieto de 18 años que está estudiando y trabajando con nosotros. Mi hijo de 32 años vive cerca de la planta nueva y va a ser el encargado de dirigirla. Con mi mujer estamos en las últimas decisiones y lo que hacemos ahora es dejarlos a ellos. Todos tienen nivel terciario, están preparados.
DC: ¿Cómo logran mantener un precio tan bajo en el mercado?
HB: Nosotros siempre apostamos a tener mucha producción y poca rentabilidad. Siempre fue una rentabilidad de un 5 o 6%. Nos manejamos siempre a trabajar así y ganar sobre el volumen. Muchas veces se gana, como también se empata y se pierde. En la familia nos damos todos los gustos, pero tenemos una vida normal. Cuando viene la buena en Argentina, que siempre hay veranitos económicos buenos, guardamos parte de la ganancia para luego invertir. La fábrica nueva la hicimos sin tomar crédito, salvo para comprar las maquinarias en Italia y Alemania, donde compramos hace mucho y nos tienen confianza los proveedores. Tardamos seis años en construir la planta. Te diría que la marca establecida ya nos da la posibilidad de que el alfajor siga estando al alcance de todos.
DC: La pregunta anterior también aplica para las exportaciones. Tengo entendido que ya envían alfajores a Estados Unidos y que planean hacer lo mismo en Italia y Europa. ¿Cómo se compite con las marcas extranjeras?
HB: No esperábamos tanta demanda en Estados Unidos, ya vamos por la quinta exportación. A mi suegro le habría encantado verlo, porque siempre aspiraba a expandir la marca al mundo. Estamos también cerca de Italia, con los trámites en proceso. En EEUU nos llevó casi cinco meses para que nos aprobaran el producto.
DC: ¿Fue un diferencial hacer los videos en las redes sociales? A día de hoy se lo ve siempre interactuando y dando noticias con un cierto humor picaresco…
HB: Eso lo hice yo, una cosa particular mía. Me gustan mucho las redes sociales. Me gusta hablar con la juventud y en las redes mi personaje cayó muy bien. Trato de ponerle humor a las cosas sin faltar el respeto. A veces un poquito de humor viene bien, y más en este contexto difícil. En mis videos también trato de mostrar la maquinaria y la fábrica con los operarios contentos. Y cayó bastante bie en Twitter sobre todo, donde es una red social difícil con muchos perfiles anónimos. Pero es algo muy lindo la verdad, una buena idea.
DC: Hoy la inversión empresarial está discutida. Hay una relación tensa con el Gobierno y la mayoría de los empresarios sostienen que es imposible invertir por los altos impuestos y la falta de rentabilidad. Usted tiene a 200 empleados y está por contratar a otros 100, ¿entonces cómo es la historia? ¿Se puede invertir o no se puede en Argentina?
HB: Tengo más de 5.000 currículums para analizar todavía... Mirá, yo la verdad que no me meto en la economía de ninguna empresa. Cada uno maneja su empresa como le parece. Nosotros no nos quejamos nunca, nos adaptamos a los momentos y nada más. Defendemos lo nuestro, no nos metemos en las discusiones de qué está bien y qué está mal. Gobierne quien gobierne, siempre nos adaptamos a las economías. A mí me da pena cuando veo pymes que se funden. Pero es un tema que yo no me puedo meter.
DC: ¿Tuvo que pagar el Aporte Extraordinario a las Grandes Fortunas?
HB: Nosotros siempre pagamos lo que tenemos que pagar, no hay ningún problema. Yo particularmente no estoy, pero supongo que la empresa sí y habrá sido un tema del contador.
DC: ¿Fue citado alguna vez por el Gobierno para formar parte de alguna mesa empresarial?
HB: No. Yo veo y respeto todas las decisiones de los presidentes que tuvimos. No me gusta meterme en cosas que no me incumben y que no entiendo. Yo lo único que sé es manejar la empresa nuestra. Pero no puedo opinar en la generalidad de una economía. Argentina, para que se vaya la grieta, tiene que respetar a los gobiernos que fueron elegidos democráticamente. La democracia está para eso. Yo viajé, conocí mucho y te puedo asegurar que estamos en el mejor país del mundo. El problema es que nos peleamos entre nosotros.
DC: Sin embargo pasaron Cristina Kirchner, Mauricio Macri y ahora está Alberto Fernández, y la pobreza no para de crecer. Y a pesar de que somos un país que produce alimentos para millones de personas, tenemos problemas con el hambre y los altos precios...
HB: Está más allá de mi conocimientos. Te imaginarás que me da mucha pena y no me agrada la situación. Muchas veces mis alfajores son el almuerzo y la cena de mucha gente. Nos pone contento como familia y empresa, pero no es una situación agradable. Muchos comedores y merenderos nos piden que donemos cajas de alfajores. Siempre tratamos de estar presentes para ayudar a los niños, lo hacíamos desde la época de mi suegro. Él nos decía que hay que devolverle a la gente lo que la gente nos da. Es un país que tiene que salir adelante, tenemos todas las condiciones para hacerlo.
Bonus track: Deportes
DC: ¿Por qué tanta devoción por el boxeo?
HB: Siempre me gustó, ya de chico. Casi lo mismo que el fútbol, del que también soy muy fanático. Nací en pleno Villa Luro y toda la familia es de Vélez. Tuve la suerte de viajar a Japón y verlo campeón del mundo. He ido también a muchos mundiales, como los casos de Alemania, Brasil y Rusia.
DC: ¿Cuánto influyó el Chino Maidana en potenciar la marca?
HB: Fue un lindo recuerdo que me dejó el boxeo. Pasé por muchos boxeadores y cuando lo vi me di cuenta que tenía condiciones para ser campeón del mundo. Siempre ayudé a los boxeadores que realmente lo necesitaban. Al Chino le aporté un sueldo mensual importante y una plata buena por las peleas. Él me dejó uno de los recuerdos más hermosos de mi vida. Fue algo muy importante para la empresa también cuando comió el alfajor ante las cámaras. Ya no me dedico a patrocinar boxeadores igual, voy a los eventos cuando puedo para ver las peleas que me gustan.
DC: ¿Qué ve de la situación de Vélez? Tuvo el sabor amargo de quedar eliminado de la Copa de la Liga, pero ya están en Copa Libertadores…
HB: Es muy especial cómo se maneja el fútbol ahora. Aparecen muchos representantes que dominan el fútbol. Nosotros en los 90 tuvimos un plantel extraordinario. Ahora últimamente pasamos unos años bastante bravos por el tema del descenso. Tenemos una linda cantera de futbolistas, lástima que hay que venderlos para mantener el club. Vélez no cambia la filosofía, y yo creo que tendría que modificarla futbolísticamente. Nos salvó tener a Gabriel Heinze dirigiendo el equipo, que a mi juicio va a ser uno de los mejores de la Argentina, sin dudas. Va a estar al nivel de Marcelo Gallardo, (Diego) Simeone y (Mauricio) Pochettino. Con (Mauricio) Pellegrino estamos haciendo una linda campaña, aunque fallamos en los mano a mano.
DC: ¿Cómo es su relación con Carlos Bianchi?
HB: Íntimos amigos, lo quiero mucho. Conozco a toda esa camada, también tengo una hermosa relación con Chilavert. De Vélez conozco todos los rincones y todos me conocen a mí. Carlitos fue lo máximo, porque además fue goleador histórico. Y como técnico ni hablemos, nos hizo ganar todo. Y Chilavert bueno, el mejor arquero de todas las épocas.
DC: ¿Le interesa la política de Vélez? En algún momento buscó ser candidato a presidente…
HB: Ya no. Cuando traté, no tuve suerte. Tengo una forma de pensar un tanto distinta a la filosofía del club. Al fútbol hay que manejarlo de otra forma, hoy tenemos a los representantes que te manejan prácticamente todo. Hay uno que es hincha de Vélez y es el dueño del fútbol (Christian Bragarnik). Y también muchos confunden que si se acerca un empresario al club es porque quiere privatizarlo. Lejos estoy de eso, practico deportes desde los 5 años en el club. Estuve a punto de ser presidente, pero decidí no presentarme por una serie de cositas que no me gustaron. Quizás sea de las pocas cosas que me quedaron pendientes. Pero lo que no es para uno…