Secretos de la Casa Rosada: políticos que no funcionan
La gestión de Alberto Fernández atraviesa su peor momento de imagen según las consultoras. El 60% tiene una valoración negativa por las medidas que se tomaron para afrontar la segunda ola de covid-19. Ese mismo porcentaje tiene una mirada pesimista de cara al próximo año. Mientras tanto, la dirigencia política -incluyendo la oposición- está más preocupada en su agenda que en los problemas de la gente.
“El mundo los sigue ayudando y ustedes, los argentinos, siguen jugando en contra de sus intereses” señaló, al analizar el cierre de las exportaciones de carnes, un economista inglés que, por cierto, no tiene mucho aprecio al país. Algunos datos muestran que efectivamente son muy favorables las condiciones internacionales para la Argentina:
-Los precios de las materias primas se encuentran en niveles muy elevados (sólo 10% por debajo del pico histórico de 2012).
-En este contexto, la liquidación de divisas del complejo sojero en el primer cuatrimestre del año duplicó al registro correspondiente a igual período de 2020.
-En 2020 se registró una caída en el PBI de los países a los que exporta la Argentina de 3,6% en promedio, para este año se espera un crecimiento de 5,5%, sostiene Ecolatina.
-La actual directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Giorgieva, es “Lassie” en comparación con los duros términos con los que negociaba a comienzos de los 2.000 Anne Krueger, expresa el economista Carlos Melconian.
-La suba de los precios de las materias primas da margen para una apreciación del real brasileño según un estudio del Delphos.
-La marcha de la vacunación en el hemisferio Norte preanuncia que, promediando el segundo semestre del año, no habrá dificultades para la adquisición del fármaco.
Pese al viento a favor que sopla en el mundo, en últimos días circularon en la Casa Rosada encuestas que inquietaron a los funcionarios. Preocupa particularmente “el malhumor social”, según una fuente oficial: las mediciones arrojan que desde marzo pasado vienen desmejorando las expectativas sobre la situación del país y hoy 60% de los encuestados considera que será peor dentro de un año. Es de presuponer que con las nuevas restricciones impuestas por el avance del COVID 19, el deterioro será mayor.
Estudios privados van en el mismo sentido. A cuatro meses de las PASO, el Gobierno registra su peor momento en términos de imagen -la negativa se ubica por encima del 60%- según Synopsis, y la imagen positiva es la más baja de todo el ciclo, con solo 26% de aprobación.
La consultora advierte que el Gobierno consolidó un amplio rechazo de la sociedad frente a las medidas tomadas para enfrentar la pandemia: 60% de los encuestados tiene una valoración negativa de las medidas.
También los relevamientos arrojan que la inflación sigue estando al tope de las preocupaciones ciudadanas. En los últimos meses se han disparado las expectativas en esta materia y, así, una encuesta de la Universidad Torcuato Di Tella arroja que la inflación esperada para los próximos doce meses se ubica en 50%. Algo similar sucede con las tasas implícitas en los bonos -auguran un aumento de 53%-.
Y dentro del problema que supone la inflación, el comportamiento de los precios de la carne es el que más exaspera a los funcionarios (no sólo de ésta, sino de todas las administraciones). Se trata de un rubro que incide entre el 7 y el 13% en el gasto de los consumidores, más allá del valor simbólico que tiene para los argentinos la posibilidad de “comer asado”.
Al analizar el precio de los alimentos, se observa que la carne vacuna es uno de los rubros que más subió en el último año. Los datos de Eco Go, actualizados a mediados del presente mes, arrojan que las carnes rojas tuvieron una variación interanual del orden de 104 a 113%, según los cortes, contra un promedio de 54% para los alimentos consumidos dentro del hogar, aunque el mayor aumento correspondió a las frutas que se encarecieron 144%.
Para enfrentar el problema, el Gobierno no tuvo mejor idea que cerrar las exportaciones de carne durante 30 días, amenazando la recuperación que venían exhibiendo los envíos al exterior de este rubro. Con la apertura de los mercados, particularmente de Estados Unidos y China, la exportación de carnes rojas argentinas llegó a 4.000 millones de dólares en 2019, más que duplicando los 1.450 millones vendidos en 2015 (el año pasado se exportaron 3.400 millones en un contexto de retracción de la demanda global).
Como era de esperar, las diferentes asociaciones de las razas vacunas condenaron el cierre señalando que "el mismo error cometido en el 2006 llevó al cierre de 138 frigoríficos, la desaparición de la actividad de 30.000 ganaderos y sus familias, a la pérdida de 10 millones de cabezas y de mercados que mucho costo conseguir"…Y lo que es mucho peor, el objetivo buscado de bajar el precio interno de la carne no se logró y por el contrario se afectó la oferta de un producto valorado por los consumidores con la consecuencia inmediata de más aumentos.
La medida, que habría sido decidida por el propio presidente Alberto Fernández, según se comenta en su entorno, significó también una fisura dentro de la coalición del Frente de Todos, ya que desde las gobernaciones (aliadas) de Córdoba y Santa Fe criticaron la medida. El gobernador Omar Perotti de Santa Fe, donde están instalados los principales frigoríficos exportadores, afirmó que "tenemos las condiciones para abastecer el mercado interno y externo, manteniendo la posibilidad de exportar nuestros productos al mundo".
La decisión generó ruido asimismo dentro del Gabinete Nacional ya que, según trascendió ni el Palacio de Hacienda ni el Ministerio de Agricultura están de acuerdo.
En el sector rural también se señaló que la medida “devalúa la palabra oficial”. Al respecto, recuerdan declaraciones del candidato Alberto Fernández cuando dijo que “para conseguir dólares la Argentina tiene un solo camino: exportar, no hay otro camino, no hay otro modo”.
No sólo para conseguir dólares; el campo es -en gran parte- el que le permite al Gobierno solventar los gastos no previstos por la pandemia. El ministro de Economía, Martín Guzmán, cuenta con dos importantes ingresos no previstos en el presupuesto 2021: 380.000 millones de pesos por aumentos en las retenciones al campo derivados de la suba de precios y 223.000 millones del impuesto a la riqueza, según datos de Leonardo Chialva.
Se trata de unos 600.000 millones en total que permitirían financiar la decisión de pisar las tarifas en el año electoral, ampliar la tarjeta alimentaria y otros gastos derivados de la pandemia, “pero no hay margen para más si se quiere cumplir con el presupuesto”, señalan los especialistas. El problema es que el ala política del Gobierno, y particularmente la vicepresidente Cristina Fernández quiere más ayudas.
Esta es la situación a hoy y partiendo de la base que las nuevas restricciones a la circulación solo duren 9 días, que la vacunación se acelere y finalmente se despeje la incertidumbre respecto al crecimiento.
Políticos que no funcionan
Mientras tanto, sectores empresarios se quejan por la gestión del Gobierno. “No hay coordinación”, dicen y agregan que “consensuas medidas con un ministro y luego te enteras por las noticias que no se llevará a cabo”. “Más grave aún”, acota un importante hombre de negocios, “conversas con el presidente una medida y luego, cuando baja a la línea, se traba”.
“No saben gestionar” argumentan desde la oposición y también de sectores cercanos a la vicepresidenta. Particularmente señalan que “no sabemos si será necesario más confinamiento luego del 31 de mayo”, lo que complicaría aún más el malestar, y “tampoco sabemos a ciencia cierta cómo seguirá el proceso de vacunación”.
Atribuyen la falta de vacunas a "una mala gestión" del anterior Ministerio de Salud, ya que Ginés González García privilegió un acuerdo con AstraZeneca y no se agilizaron compras a otros laboratorios. Más allá de la extraña situación con el laboratorio Pfizer, ya que se sostiene que el Gobierno habría rechazado el ofrecimiento de 14 millones de dosis.
Desde distintos sectores se señala que otra área que “no funciona” es Comercio Exterior a cargo de Felipe Sola. “Los países se mueven por intereses”, recuerda un experimentado embajador. En este sentido, evalúa que “las relaciones con Estados Unidos, China y Rusia, por mencionar algunos países importantes, son casi inexistentes”.
Ante este escenario y con el invierno acechando, en el círculo de Cristina comentan que se necesitará incrementar el gasto social. Enfrente, el ministro Guzmán quedó desdibujado y resumido al manejo de la deuda y las cuentas públicas, “casi un contador” ironizan en las cercanías del Palacio de Hacienda.
Si bien el Gobierno sigue manteniendo conversaciones con el Fondo Monetario Internacional, cada vez en menos probable que se logre un acuerdo antes de las elecciones. “Con la suba de los precios de los commodities, los derechos especiales de giro y el impuesto a los ricos, las cuentas públicas las van a ir manejando”, comentan en la City.
“La gran mayoría de los dirigentes políticos incluyendo a la oposición está más preocupada por sus temas de agenda que de los problemas de la gente”, señalaba un experimentado dirigente político.
“Hay un abismo entre el país real y el país en el cual viven las dirigencias políticas, sindicales y judiciales”, explicaba. “La pandemia si es que les afectó fue estrictamente en términos de lo afectivo pero definitivamente no en materia económica”, aseveraba.
Por eso el gobierno tuvo que disfrazar esta severa cuarentena argumentando que solo era por “9 días” y recordando que esta semana sólo había 3 días laborables (como si la actividad fuera limitada de lunes a viernes).
El riesgo es que comience la percepción de que esto no cierra (por razones económicas o políticas) y se vuelva a encender el semáforo rojo del dólar, algo que alerta a todos los argentinos.
Mientras tanto, la dirigencia política tanto el oficialismo como la oposición, seguirá bailando en la cubierta del Titanic sin percibir que el agua ya entró a los pisos inferiores.