Recortes a los subsidios y caída de los salarios reales
El gobierno encaró el ajuste solamente recortando gastos en aquellas partidas presupuestarias que alivian directamente el bolsillo de los ciudadanos, en lugar de atacar el problema central que es el excesivo tamaño del Estado.
A mediados del mes de agosto, el nuevo gabinete económico liderado por Sergio Massa tomó la decisión de reducir los subsidios económicos destinados a los servicios de luz, gas y agua. En el marco de un pseudo plan económico, uno de los principios fundamentales del Ministerio de Economía es, según ellos, el orden fiscal. De acuerdo con los objetivos del gobierno y las metas negociadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el déficit primario al cierre del año debe ser del 2,5% del PBI y no se podrán utilizar adelantos transitorios para gastos corrientes por lo que resta del año, es decir, no se podrá depender del financiamiento monetario (por lo menos no de manera directa).
En este contexto, el Poder Ejecutivo emitió el Decreto 332/22 que creó el Régimen de Segmentación de Subsidios para usuarios residenciales de gas y electricidad, y en paralelo, se anunció un plan de quita de subsidios para los usuarios de agua de red. Con esta medida se espera generar un ahorro fiscal de $49.500 millones ($47.500 millones para gas y electricidad + $2.000 millones por agua) en 2022, que equivalen a un total anual de $500 mil millones por año ($455 mil millones de gas y electricidad + $45.000 millones de agua). En términos del PBI, para 2022 equivaldría a un ahorro fiscal de 0,1%, mientras que para 2023 sería del 0,6% del producto.
De acuerdo a las estimaciones de nuestro equipo de economía en Libertad y Progreso, la quita de subsidios tendrá un impacto significativo en los datos del índice de precios al consumidor (IPC) para los próximos meses. En base a los aumentos programados y nuestras estimaciones propias del IPC al día de la fecha, esperamos que en septiembre la quita de subsidios tenga una incidencia aproximada de 0,5 puntos porcentuales (p.p.) en la tasa de crecimiento del índice (electricidad 0,36% y gas 0,16%).
El mes de noviembre será el más importante en términos de incidencia, ya que pasaría a 1,16 p.p., explicado principalmente por la incorporación del agua en la quita de subsidios, además del aumento en electricidad y gas. Luego, en enero la incidencia seria de 0,84 puntos y en marzo otros 0,15. Tomando la foto hoy a partir de nuestras estimaciones, vemos que la quita de subsidios contribuirá en 2,66 puntos al alza en la variación del IPC.
Es importante mencionar que nuestras estimaciones están ponderadas por los tres niveles de usuarios: los de ingresos altos que dejarán de recibir el subsidio, los de ingresos medios que tendrán una suba de tarifas, pero mantendrán un componente subsidiado, y los de nivel de ingresos bajos que no tendrán modificaciones en el esquema de subsidios. Por esta razón, los hogares de ingresos medios y altos son los que percibirán mayores aumentos y, en consecuencia, tendrán una mayor pérdida de salarios reales.
Esta medida viene a ajustar aún más la capacidad de compra de los argentinos, en medio de una dinámica de salarios reales que en el último año muestran relativo estancamiento. Y que, desde septiembre de 2013 a la fecha, cayeron 52,7% en términos reales.
No hay dudas de que hay que pagar las cosas por lo que valen para evitar el derroche de los servicios y asegurar la correcta asignación de recursos de la economía. Ahora, el gobierno ha decidido encarar el ajuste solamente recortando gastos en aquellas partidas presupuestarias que alivian directamente el bolsillo de los ciudadanos. En lugar de atacar el problema central que es el excesivo tamaño del Estado, ajustando las partidas presupuestarias socialmente improductivas como el mantenimiento de la burocracia y el gasto de la política, el gobierno prefirió ajustar una partida que va directamente a la ciudadanía, castigando aún más los salarios reales.