Más allá del juego: el impacto de los videojuegos y la actividad física en el desarrollo infantil
Las videojuegos y el ejercicio podrían favorecer el desarrollo de los niños, pero requiere de planificación, atención y autocontrol.
El desarrollo cognitivo y socioemocional de los niños se encuentra influenciado por múltiples factores. El funcionamiento cognitivo implica la capacidad de regular y coordinar pensamientos y acciones de acuerdo con objetivos. Por su parte, las habilidades emocionales resultan esenciales para la adaptación a la vida social, existiendo una estrecha relación entre su desarrollo y el desempeño académico y cognitivo.
Estas habilidades, cruciales para el aprendizaje, mejoran a través de las experiencias cotidianas, como la interacción social y la educación. Los videojuegos y el ejercicio físico son dos actividades que podrían favorecer su desarrollo, pues requieren planificación, atención y autocontrol.
En particular, los videojuegos se han convertido en una de las principales fuentes de entretenimiento para los niños y, si bien se han considerado negativamente en los últimos años, podrían facilitar aspectos psicológicos, sociológicos y artísticos. Sin embargo, su uso tiende a asociarse con un mayor sedentarismo en niños, lo cual podría resultar en efectos negativos para su desarrollo físico y cognitivo.
Sobre esta línea y a partir de un proyecto del Departamento de Psicología y el área de investigación, podríamos analizar las complejas interacciones entre el uso de videojuegos, la actividad física y el desarrollo cognitivo y socioemocional en niños de 6 a 8 años. El proyecto contó con la participación de alrededor de 200 familias del Área Metropolitana de Buenos Aires.
Las familias informaron que el 55% de los niños jugaba videojuegos acompañados por sus padres, hermanos u otros familiares mayores, dedicando generalmente entre 2 y 3 horas diarias (42%). Aquellos que jugaban solos tendían a dedicar más tiempo, llegando incluso a 4 o 5 horas diarias.
Además, se descubrió que la frecuencia semanal de juego y el tiempo dedicado tenían efectos variados en función de la edad del niño. Por ejemplo, a los 7 y 8 años, una mayor frecuencia se asoció con un mejor desempeño cognitivo, pero también con un aumento de los problemas de conducta. Este efecto fue especialmente pronunciado en niños que jugaban sin la compañía de un adulto. Sin embargo, en niños de 6 años, un mayor tiempo dedicado a los videojuegos se relacionó con un menor desempeño cognitivo y con menos problemas de conducta. Esto sugiere que la influencia de los videojuegos en el desarrollo de los niños puede variar significativamente con la edad, y destaca la importancia del acompañamiento adulto para moderar estos efectos.
Otro estudio analizó la relación entre la actividad física y el desarrollo cognitivo y socioemocional. En general, se observó que los varones realizaban actividad física con mayor frecuencia que las niñas. Independientemente del género, los niños que practicaban actividad física con regularidad mostraron un mayor rendimiento cognitivo, aunque esto también se asoció con un aumento en los problemas de conducta. Curiosamente, este patrón no se observó en los niños que realizaban actividad física sólo una vez por semana, lo que sugiere que la frecuencia de la actividad física juega un papel crítico en sus efectos sobre el desarrollo. Estos resultados contrastan con estudios previos que sugerían que la actividad física mejora el desempeño cognitivo y comportamental de los niños.
Estos hallazgos podrían estar influenciados por los cambios en las rutinas familiares durante la pandemia de COVID-19. En ese momento, muchas familias cambiaron sus rutinas, aumentando el tiempo dedicado a actividades como los videojuegos debido a las medidas de aislamiento y distanciamiento. Una vez que se levantaron, en muchos casos, estos cambios se han mantenido, lo que pudo afectar el desarrollo cognitivo y socioemocional de los niños.
Es evidente la complejidad del desarrollo infantil y la necesidad de considerar múltiples factores a la hora de evaluar el impacto de actividades como los videojuegos y el ejercicio físico. Es necesario reflexionar sobre el complejo equilibrio entre las actividades digitales y físicas en el desarrollo infantil. No se trata de demonizar los videojuegos, sino de comprender cómo influyen en los niños y cómo podemos guiarlos para aprovechar sus beneficios mientras minimizamos los riesgos.
Quizás, el verdadero desafío sea encontrar un equilibrio saludable que fomente tanto el desarrollo cognitivo como el bienestar socioemocional de los niños. En un mundo post-pandemia, donde las rutinas han cambiado drásticamente, esta comprensión se vuelve más relevante que nunca.