La transformación de la lectura universitaria
El impacto de las tecnologías digitales y de la inteligencia artificial en la educación es fundamental. Los docentes deben capacitarse y actualizarse para integrar su uso.
Entre los profesionales que destinamos parte de nuestro tiempo a educar, surge recurrentemente una pregunta: ¿Por qué los estudiantes universitarios no leen los libros que recomiendan sus profesores?
Generaciones anteriores solíamos depender de bibliotecas o de nuestros propios libros para investigar sobre un tema. No obstante, la preferencia de los estudiantes por los libros físicos disminuyó y los educadores advierten que podría afectar su aprendizaje, comprensión de textos y rendimiento académico. La pandemia de COVID-19 también aceleró el cambio hacia el uso de dispositivos electrónicos y la educación a distancia. Por su parte, la reciente aparición de sistemas de chat con Inteligencia Artificial (IA) contribuyó a la reducción, resumen e incluso edición de contenidos -entre otras tantas cosas-, transformando la forma en que interactuamos con la información impresa que cada vez menos personas recuerdan en su formato de papel tradicional.
Reflexionando sobre este panorama y pensando en la educación del pasado, presente y futuro, propongo reformular la pregunta: ¿Los jóvenes abandonaron los libros físicos o los adultos no utilizamos las herramientas que ellos prefieren? Independientemente de la postura tecnofóbica o tecnofílica que tengamos ante las tecnologías de información y comunicación (TIC), no podemos ocultar cómo la era digital está transformando el acceso a la información. Tampoco podemos negar que los libros físicos representan un legado de conocimiento que ha perdurado durante siglos.
Alejandro Piscitelli, en su libro “El paréntesis de Gutenberg”, sostiene que estamos viviendo una época donde la tecnología digital interrumpió el predominio del libro impreso que duró 500 años (1500-2000). En este período postparentético, el libro quedó reducido a una opción más entre múltiples fuentes de información. Los jóvenes, inmersos en esta transformación, prefieren la lectura en pantalla.
El acceso a internet sin dudas agilizó la búsqueda de información e hizo que algunos consideren tedioso ir a una biblioteca. Byung-Chul Han, en "No cosas-Smartphone", explora cómo los dispositivos digitales sumergen a los jóvenes en un entorno hiperconectado con consecuencias negativas en el pensamiento crítico y la profundidad de la lectura.
Hoy en día, Internet ofrece información de todo tipo (desde la más útil hasta la más irrelevante) y la facilidad de búsqueda contribuye a la preferencia por recursos digitales. Burbules y Callister, en "Educación: Riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información", destacan que las tecnologías digitales han transformado la educación, pero también plantean desafíos en términos de privacidad, equidad en el acceso y brecha digital; a la que se le suma la cognitiva y generacional, las cuales tienen que ver con la facilidad de uso de toda nueva tecnología. Conceptos como nativos e inmigrantes digitales son pertinentes para entender este fenómeno.
Los adultos incluso podemos ser considerados “analfabetos digitales” si no nos familiarizamos con las nuevas tecnologías, limitando nuestras estrategias de enseñanza a recursos tradicionales. Según Iván Pérez, la brecha nativa/analfabeto impide aprovechar las tecnologías que manejan los jóvenes.
Pero ¿todos los cambios son negativos?
En esta transformación también aparecen nuevas estrategias efectivas como las "Narrativas Transmedia" que se extienden a través de múltiples plataformas o el “Prosumo”, donde los estudiantes no solo reciben información de los docentes o libros, sino que también se convierten en participantes activos en la creación y generación de su propio conocimiento.
En resumen y a modo de conclusión…
- Los estudiantes están inmersos en un entorno digital. Sin embargo, el libro no muere. Lo que muere, en todo caso, es lo que Henry Jenkins define como "tecnología de distribución", refiriéndose al libro físico reemplazado por otra tecnología que puede cumplir mejor su función
- La transformación digital de la lectura plantea desafíos, como la superficialidad del conocimiento y la necesidad de equilibrar la experiencia digital con la reflexión profunda, pero también ofrece beneficios como la accesibilidad, economía y disponibilidad de contenidos.
- La lectura en la era digital es una realidad inevitable que requiere comprensión y adaptación constantes de todos los involucrados.
Por último, es importante volver al inicio y reflexionar sobre el aporte de la IA en la educación, la cual proporciona herramientas de aprendizaje personalizadas, análisis de datos y sistemas de recomendación de contenidos. Su integración, aún más dentro de la educación superior, es prometedora, pero también es fundamental que los docentes puedan capacitarse y actualizarse para integrar su uso, teniendo un rol que va más allá de ser un simple supervisor.