La presión tributaria en Argentina es de las más altas para el conjunto de países que conforman América Latina y el Caribe. Con un constante monitoreo de su evolución y considerando el caso del Impuesto a las Ganancias, el Instituto de Economía halló que el mismo nivel de recaudación real que se obtuvo en 2022 podría haberse obtenido con una carga tributaria menor. De esta forma, las cuentas públicas habrían tenido margen para implementar una política tributaria más liviana para los contribuyentes e igual de eficaz para el Estado. 

Similares resultados se obtuvieron para aquellos tributos que gravan a la renta en sentido amplio, para el conjunto recursos exclusivamente impositivos (sin considerar aranceles al comercio exterior ni recursos de la seguridad social) y para el sistema tributario en su totalidad. Esto valida lo enunciado por Arthur Laffer, un profesor de la Universidad de Chicago, que a través de una simple curva -que lleva su apellido- mostró cómo reacciona la recaudación a medida que cambia la alícuota impositiva. El hecho histórico “romántico” de veracidad no comprobada, aun por el propio Laffer, es que la habría dibujado en una servilleta durante una cena en el año 1974.

Tomando datos de recaudación entre 1991 y 2022, la presión tributaria promedio del Impuesto a las Ganancias se ubicó apenas por encima de cuatro puntos del producto bruto interno, elevándose a casi seis puntos en 2022. La estimación de la Curva de Laffer para estos datos arroja que la recaudación real para ese último año podría haber sido mayor con una presión aproximadamente un punto y medio más baja respecto del PBI. Las cifras cambian, pero la conclusión cualitativa para los diferentes agrupamientos de tributos revisados es la misma: hay margen para recaudar más, alivianando la carga actual.

El concepto de Curva de Laffer expresa una idea muy simple: cuando la carga impositiva es muy baja o es excesivamente alta, el Estado recauda poco. Entre ambos extremos existe una alícuota que permite obtener los mayores ingresos posibles. Por supuesto, no se puede soslayar que entre las simplificaciones teóricas y la realidad hay cierta distancia. En ese sentido, la política tributaria no es la excepción y la recaudación de impuestos depende también de otros factores que exceden a la definición de la alícuota aplicable.

Asimismo, en ocasiones la política tributaria responde como complemento a otras políticas públicas y se implementan así distintos tributos con objetivos diversos. Pueden mencionarse, por ejemplo, políticas de salud pública (impuestos a los cigarrillos) o de promoción de la industria nacional (mayores aranceles para los productos electrónicos no elaborados en Tierra del Fuego), por mencionar algunas.

La política pública es compleja desde su diseño hasta su implementación, en especial la tributaria, que consiste en la transferencia de recursos del sector privado al sector público. Con el afán de realizar aportes que permitan aplicar una tributación más liviana y eficaz, merece la pena continuar avanzando en el estudio de herramientas como la Curva de Laffer, para acercarnos lo máximo posible a ese objetivo. Tal vez no sea posible determinar una alícuota óptima válida para todo momento, pero sí podríamos hacer aproximaciones que nos permitan fomentar mejoras en el bienestar común que nuestra sociedad exige.